CAPITULO 25
La semana siguiente comienza atravesada por una gripe. Lunes y martes, en casa, encerrado, sin bicicleta pero con una fiebre que lo mantiene rebotando. El miércoles ya está mejor y vuelve al colegio. Se entera de la fiesta de María Martha, la hermana de Marcelo, un compañero con el que jamás habló. Todo lo que le cuentan de la fiesta le parece complicado, tal vez porque aún le resbalan mocos de la nariz y eso le molesta.
Es lejos.
Hay que conseguir un auto.
No conoce a nadie.
Es el primero en proponer otra cosa.
- ¿Por qué no vamos todos a la casa de Pablo, como dijimos la semana pasada?
- Ni loca, nene. La fiesta va a estar buenísima. Le pusieron toda la plata, entendés.¿Cuántas veces tuviste un boliche para vos solo? – dice Zoe desde el banco de adelante.
- Invito a medio mundo, Zoe, no vamos a estar solos.
- Bueno, pero es toda gente conocida. Hasta la podemos ubicar a Feli...
- Callate, tarada, yo no necesito que me ubiques en ningún lado – la voz un poco ronca de Felicitas vibra en el diafragma de Nicolás.
- ¡Era un chiste, boba!
- A mí tampoco me dan muchas ganas de ir.
- ¡A vos tampoco! ¡Te voy a matar, Felicitas! ¡Me dijiste que te morías de ganas!
- Vos dijiste eso. Yo tenía ganas pero ahora no... Después te cuento.
- No. Decime ahora.
Nicolás se aburre y se levanta de su silla. Le hace una seña a Pablo, que lo sigue. Las dejan cuchicheando y buscan a Leopoldo.
- ¿Qué te pasa?
- Nada, no tengo ganas de ir. No conozco a la gente que cumple años, nunca hablé con el hermano. No entiendo por qué estoy invitado.
- Porque tienen toda la torta y porque vos tenés la jeta que tenés.
- ...
- ...
- ¿Qué va a decir Pilu? – pregunta Nicolás, malhumorado.
- No sé, no me comentó nada – responde Pablo.
Por fin lo divisan saliendo del baño. Le hacen señas. Él se acerca caminando tranquilo, con las manos en los bolsillos.
- ¿Qué pasa?
- ¿Vas a ir a la fiesta? – pregunta Nicolás.
- ¿Qué fiesta?
- La de María Martha, la hermana de Marcelo – aclara Pablo.
- ¿Hace una fiesta?
- ¡Cumple quince, colgado!
- Dale, vamos. ¿Dónde es? – la determinación de Leopoldo deja a los otros dos sin respuesta.
- Lejos.
- Bueno, le decimos a mi primo que nos lleve.
- ¿Así nomás? ¿Así de fácil? – pregunta Nicolás aún un poco molesto.
Sus amigos lo miran y se miran.
- ¿Y a este qué le pasa? – le dice Leopoldo a Pablo.
Pablo responde con un gesto.
- ¿Y Mariano querrá llevarnos? ¿No importa si no está invitado? – vuelve a preguntar Nicolás.
- Seguro que lo invitaron. La hermana mayor era compañera de él. Igual, pará que le pregunto.
Saca el celular. Le escribe un mensaje. Recibe la respuesta inmediatamente. Sí, los lleva. Él también está invitado.
El problema del transporte, resuelto.
Aún así, Nicolás sigue sin ganas de ir a la fiesta. Leopoldo lo mira
- ¿Qué te pasa?
- No sé. No tengo ganas. No conozco a nadie. Qué se yo... ¿Por qué no hacemos otra cosa?
- No tenés que conocer a nadie, gil. Vamos a divertirnos – le dice Pablo.
- ...
- Si no nos gusta, nos vamos a otro lado. No te compliques – agrega Leopoldo.
Nicolás dice que sí con la cabeza y se acaba la conversación.
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Solo tres segundos [Paula Bombara]
Teen FictionSolo tres segundos en el espacio azul iluminado. Tres, para buscarse. Dos, para encontrarse. Uno, para apretar los párpados y, aún así, verse. Solo tres segundos antes del impacto. Luego, blanco y ruido, ruido ruido ruido en el espacio azul iluminad...