Primera parte: Nicolás

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CAPITULO 21

Felicitas toca el timbre a la hora de la siesta. Viene de parte de Zoe, dice. Nicolás le responde que espere. Baja en ascensor, abre la puerta.

- Hola, Nico. Te traigo esto de parte de Zoe... - Felicitas le da un beso y un paquete.

- ¿Qué es esto?

- Un regalo. Le da vergüenza dártelo.

Nicolás la mira divertido mientras abre el regalo. Se encuentra con unos guantes para andar en bici que él quiere desde hace tiempo. Los contempla anonadado y luego clava la vista en Felicitas.

- Son muy caros, Feli...

- Nunca la vi así. No sé qué decirte... Estará enamorada.

Nicolás se los pone, abre y cierra las manos, piensa en cómo sería tocar el manubrio con esos guantes. De pronto, un mal pensamiento lo hace hablar.

- Si los acepto va a pensar que voy a salir con ella...

Felicitas mira sus manos enguantadas. No dice nada por unos segundos. Luego sacude su cabeza negativamente.

- No creo. Zoe no es así. No se animó a llevártelos el día de tu cumple. Es un regalo demasiado personal...

- ...

- Si no te los quedás vos, van a terminar en las manos de Pilu. No conocemos a nadie más que ande en esa clase de bicis...

Nicolás la mira con una sonrisa.

- Y Pilu me los va a dar a mí. A él no le gusta andar con guantes.

- Si querés hace eso. Total, los guantes van a terminar siendo tuyos.

- ...

- ...

Nicolás se mira las manos una vez más y dice:

- Decile que los acepto, pero que no quiero salir con nadie por ahora.

- Bueno...

- Y también decile que no te use de mensajera.

Felicitas lo mira con seriedad y de pronto a Nicolás se le acelera el corazón. Se queda suspendido dentro de esos ojos verdes. Nunca había visto a esa Felicitas. Se da cuenta de que dijo algo de más. Y cuando la mirada lo aprieta contra la pared, se percata de que no es que haya dicho algo de más: es peor que eso. Reflejado en esos ojos se ve su rostro transformado en caricatura. Se siente estúpido.

- Es mi amiga, Nico. No me usa. Yo pasaba por la puerta de tu casa para ir a lo de mi abuela, que vive allá, en el edificio de aquella esquina – Nicolás mira el edificio color crema, cualquier cosa es mejor que verse transformado en una caricatura -. Es mi amiga y tiene vergüenza. Yo me ofrecí.

- Perdón... tu abuela... soy un tarado...

- Sos un tarado... – repite Felicitas, desembarazándose de su timidez.

Nicolás la mira con preguntas entre las cejas, es otra Felicitas sin su timidez.

- No pienso que...

- Chau – dice Felicitas, interrumpiéndolo con un beso fuerte tratando de expresar su enfado en ese choque.

Nicolás se queda mirándola hasta que llega al edifico de la esquina de enfrente. Le gustó la fuerza de ese beso, sigue sintiéndolo en su mejilla. La ve sacar un llavero de su bandolera. Todavía está estudiándola cuando ella gira la cabeza y sus ojos se encuentran de nuevo. No desvían las miradas. Felicitas levanta su palma abierta y, sin sonreír, dice "chau" antes de entrar. En un parpadeo ya no está. Y él se pregunta cómo es que no la vio antes, tantos días sentada delante de él. Entonces recuerda que siempre mira a Zoe, que es Zoe la que acapara las miradas. Con la vista fija en ese lugar donde ella ya no está, Nicolás murmura su sorpresa y se sobrepone al momento.

Luego mira sus guantes nuevos y se los ajusta. Quiere probarlos en la bicicleta ya mismo.

Solo tres segundos [Paula Bombara]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora