Capítulo 59

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    POV ANASTASIA

Toco los hilos del vestido, es obvio que debió costar una fortuna. A regañadientes me lo pongo. Es un vestido blanco de punto y mangas largas.

Suspiro al verme frente al espejo; se nota mi ropa interior. No es adecuado que ande asi por el barco delante de mi hijo. Rebusco en el bolso y encuentro un bikini amarillo.  Me quedo de piedra al mirar la etiqueta con el precio: ¡trescientos dólares!

Dios mío.

Trato de sacar eso de mi mente y me visto con el bikini y el vestido de punto.

Salgo a la cubierta y me pongo unos lentes Ray-Ban y bloqueador solar. Mi hijo salta en la proa y chilla al sentir el barco mecerse con la marea y Christian lo contempla mientras bebe una botella de agua.

—Te ves hermosa, nena— me dice Christian asombrado al verme.

—Mami hemosha— repite Ted al escuchar a su padre y corre hacia mi.

—Mi pequeño marinero, ¿te diviertes?—vuelco mi atención en mi hijo por la lasciva mirada que me lanzó su padre.

—Si, mami. ¡Barco bonito!— dice mi pequeño emocionado.

—Lo sé, cariño.

—Me alegra que les guste, nena.

—Es magnífico ver todo lo que haz logrado, Christian.

—Lo mejor es compartirlo contigo y nuestro hijo, cariño. Todo lo que tengo es también tuyo y de Ted.

—¡Christian! Yo lo aprecio...

—Nada de lo que tengo,— me interrumpe y me toma de las manos— nada de lo que he logrado tendría ningún valor si es solo para mí. Tú y mi pequeño son mi familia, mi vida. Se han vuelto todo para mí, y esto es tan mío cómo de ustedes.

—¡Si! ¡Papi tiene un barco!— vuelve a chillar Ted emocionado.

—No, hijo. Tenemos un barco— le corrige Christian y lo despeina.

—Gracias, Christian.

No quiero discutir con él. Está equivocado. Yo solo lo quiero a él, lo material no me interesa.

—Nena, yo soy el que debe de dar las gracias— me dice con solemnidad.

Nos miramos y estamos por darnos un beso pero cuando estamos cerca Teddy se retuerce en mis brazos.

—Teno hambe, mami— me dice con sus manos en su tripita y haciendo morritos.

—Vamos a comer, campeón— le sonríe Christian y nos lleva a la cocina.

Les preparo emparedados de atún con lechuga, yogurt natural, cebolla roja, y eneldo, de postre hay tarta de manzana y para beber tomamos jugo de frutas. Mi niño no para de hablar emocionado por el paseo y por escuhar que Christian dijo que el barco también es suyo.

Al terminar la comida, Ted está exhausto. Christian lo mece en su brazos hasta hacerlo dormir y lo lleva a su habitación. Yo voy tras ellos y saco su monitor. Me llevo el radio y dejo el transmisor en la mesa de noche.

Christian acomoda con delicadeza a Ted sobre la cama y lo arropa con una de sus mantas.

Al salir de la habitación me toma de la mano y me lleva a la habitación principal.

Nada más entramos me acorrala en la pared y me besa con ímpetu.

—Nena... mi nena... — He estado esperando este momento todo el día. Quiero perderme en ti— susurra con tono seductor y provocando un delicioso cosquilleo bajo mi vientre.

—Ah, Christian...— le susurro al oído cuando siento como me frota el sexo sobre la tela del bikini.

— ¿Te gusta esto?— Pregunta y mordisquea el lóbulo de mi oreja.

— ¡Ah!— Respondo con un gemido

Él se detiene un, dejándome con ganas de más.

Antes que le reclame el por qué se ha detenido, el empieza subir el vestido hasta sacarlo por mi cabeza dejándome sólo en bikini.

— ¿Sabes lo seductora que te ves en este momento?.

Yo estoy perdida, sólo quiero que me tome aquí y ahora y me haga gritar de placer.

— Desnúdame— no es una petición es una súplica.

Yo obedezco encantada y de inmediato acerco mis dedos hacia la cintura de sus pantalones y tiro de ellos, para obligarle a acercarse más. Él se sorprende por mi osadía.

Desabrocho el botón y luego bajo la cremallera.

Mis dedos bajan hasta su erección y lo acaricio suavemente a través de la tela del calzoncillo.

Él flexiona las caderas hacia la palma de mi mano y cierra los ojos
unos segundos, disfrutando de mi caricia.

— ¡Ah! — Gime.

Me encanta ser yo quien le esté dando placer en estos momentos.

De repente siento deseo que me folle la boca.

Me arrodillo y saco su enorme erección.

— ¿Estás segura?— Pregunta sorprendido

No digo nada y antes que el diga algo más meto su miembro en mi boca.

Mmm, sabe delicioso.

[*******]

Christian recorre con las yemas de los dedos mi espalda desnuda, arriba y abajo, acariciándome con suavidad.

— ¿Sucede algo? Estás muy pensativo—murmuro al ver que él no hace ningún comentario.

— Esa mamada que me diste, estuvo de puta madre.

— ¡Christian!

Escondo mi rostro en su cuello y sonrío satisfecha.

— Sólo digo la verdad— añade. — Pero reconozco que no era eso lo que pensaba.

—  ¿Que es?

Estamos en la cama, más que satisfechos trás haber hecho el amor apasionadamente.

— Tenerte aquí en compañía de nuestro hijo, me ha hecho pensar que ya no quiero dejarlos ir.

Me abraza con fuerza y me da un beso en mi pelo.

— No quiero que se vayan— añade

Yo  alzo la vista para mirarle, emocionada por su confesión. Sus ojos grises brillantes de amor por mi me dicen que está siendo honesto.

— Cásate conmigo— suelta

¿Realmente acaba de decir lo que escuché?

Mi mundo se detiene ante su inesperada petición. Dios mío.

Lo miro sorprendida. Incluso en shock.

— ¿Tu...tu estás pidiéndome matrimonio? — No puedo dar crédito a lo que acaba de decir.

— Si... quiero casarme contigo—

Estoy estupefacta. Lo amo profundamente pero «matrimonio» es una palabra inmensa, y un compromiso de por vida.

— ¿Es una broma?— No sé cómo reaccionar.

Christian me aparta de su brazo y me queda mirando a los ojos.

— Sé que es una locura.

— Lo es— lo interrumpo

— pero yo realmente me quiero casar contigo.

Su tono es casi una súplica de su deseo de lo que realmente quiere. Oh dios, en estos momentos no tengo una respuesta para él.

— ¿Estás... estás pidiéndome matrimonio?—

Estoy tan desconcertada que ya ni sé lo que digo

— Si...¿Que dices?¿Quieres casarte conmigo?— Responde esperando una respuesta.







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