Capítulo 3

209 29 0
                                    

Octubre, 2018

El sonido del barniz de uñas impactarse contra el suelo fue lo que me sacó de mis pensamientos. Inmediatamente, me moví para levantarlo, apenas si se ha estrellado y el color negro escurría por las pequeñas estrías de la botella rota. Intenté limpiar el desastre con lo primero que vi, un ticket de compra y después busqué algo más con qué limpiarme los dedos. Creo que nunca me había sentido tan dispersa, tan fuera de mí.

Últimamente es fácil que me sucedan estas cosas, estar pero no estar, quiero decir que físicamente estoy presente pero mi mente siempre se va, divagando, pensando... Este duelo ha sido más difícil de lo que creí y dolía mucho, pero de una forma diferente al anterior. Me sentía culpable por haber arruinado lo que tuve con él, el año pasado era él quien tenía que disculparse y este año, soy yo la causante del desastre.

Una vez más, que el teléfono vibrara sobre el tocador me sacó de mis pensamientos. Es Sebastián, me ha dicho en un mensaje por WhatsApp que está próximo a llegar a mi casa y eso solo me ha hecho pensar que me ha tomado una eternidad vestirme y estar lista para el evento que tenemos en unas horas.

Hoy es la boda de Román y Gaby, y no sabía cómo sentirme al respecto. Mientras terminaba de ponerme los tacones pensaba en lo loco que es que he entrado a la década de las bodas con una pareja a la que en la prepa no le veíamos futuro alguno. Para empezar, Gabriela rechazó a Román la primera vez que le pidió que fuera su novia, supongo que fue por la presión social que él puso sobre ella. Todavia recuerdo con claridad que hizo que Sebastián y otro chico colgaran desde el primer piso del edificio en dónde tomábamos clases una enorme lona con la pregunta «¿quieres ser mi novia?» y Román abajo la esperó con el ramo de rosas rojas más grande que he visto en mi vida.

Incluso ya no recuerdo en qué momento fue que se hicieron pareja, solo recuerdo lo tóxicos que fueron el uno con el otro, la desconfianza que tenía Gaby sobre Román y las múltiples llamadas que él recibía cuando estaba con Sebastián y conmigo. Y hoy se van a casar. Mientras me puse el labial no pude evitar pensar que la vida da vueltas impresionantes. Jamás me pasó por la cabeza estarme arreglando para ir a la boda de ese par que después de terminar en la prepa, se guardaron mucho odio por meses. Y fueron meses que gastaron con otras personas tratando de olvidarse, incluso Gaby se fue de vacaciones a Tulum con otro hombre y Román presumió a todos haberla olvidado con una pelirroja de chinos prominentes. Ellos juraban que nunca más iba a haber una segunda parte de su historia y hoy se van a casar. Además, están esperando a un bebé, Gabriela lleva en el vientre al hijo de Román, eso hace que la noticia sea aún más difícil de digerir.

—Sebastián ya llegó. —Comunica Frida, entrando a mi habitación—. Está afuera, esperando por ti.

—Ya voy, solo me pongo perfume y agarro el regalo.

—Te ves muy linda. —Me dice Frida, acomodando un poco el faldón del vestido guinda que decidí usar—. Y Sebastián no se queda atrás, se ve muy guapo.

Me negué sutilmente con la cabeza al escuchar eso último, caminé rápidamente hacia el tocador para tomar el perfume y rociar un poco sobre mi cuello y muñecas. En el momento en el que volteé, Frida me entregó el regalo.

—Tomas muchas fotos.

—Seguro.

Bajé por la escalera y me despedí de mis padres, prometiendo llamar más tarde. Sebastián me traería de regreso así que no tienen por qué preocuparse, saben lo responsable que es, mi mamá es amiga de la suya y quizás eso es un punto a su favor.

—Wow, te ves muy bonita Anette.

—Y tú... Combinamos perfecto. —Comento, tomando su corbata negra para acomodarla un poco—. El traje se ve impresionante.

Solo te quiero para que juegues conmigo [2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora