Capítulo 9

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En la mañana fui a la universidad a presentar un examen. Realmente no esperaba una buena nota, no cuando me la pasé concentrada en cómo limpiarme la nariz o toser sin distraer a mis compañeros, además, ni siquiera tuve ganas de quedarme a la práctica de laboratorio y solo esperaba que eso no afectara considerablemente a mi calificación, a pesar de que me he comprometido en hacer yo sola todo el reporte.

Cuando volví a casa me puse la pijama y regresé a la cama, la solución salina que me recomendó el médico realmente me estaba ayudando, así que supongo que eso me iba a ayudar a dormir un ratito.

[...]

Y así fue. Lo único que me despertó fue el ruido de mi mamá entrando a la habitación, me tallé los ojos y la miré, ¿qué ocurría? ¿Se me olvidó tomarme algún medicamento? No lo creo, tengo puestas las alarmas para no olvidarme de ello.

—Tienes visita.

Mi mamá se hizo a un lado para dejar que Daniel entrara a mi habitación y una vez que estuvo dentro, ella se retiró. ¡No, no, no! ¿Por qué no me ha avisado antes? Traigo puesta la pijama «mata-pasiones» de Hello Kitty y tengo la nariz roja y reseca. Además mi habitación es un desastre, tengo tres vasos vacíos en el buró, las cajas de los medicamentos, una caja de kleenex y el bote de basura lleno de ellos.

—Hola, ¿cómo sigues?

—¡Dios mío! ¿Por qué no me avisaste que venías?

—No, no, no te levantes. —Me dice, sentándose en la orilla de mi cama—. Me quedé preocupado por ti y Mel te hizo consomé de pollo. Lo dejé abajo en la cocina, cuando tengas hambre puedo calentarlo.

Asentí con la cabeza, apenas esbozando una sonrisa. Seguía sin entender qué había hecho bien para merecer a alguien como él.

—¿Cómo estuvo la película?

—Pues como cualquier otra biopic, me gustó la actuación de Rami Malek.

—¿Sí?

—Sí, estuvo cool. Te extrañé.

—Espero que me lleves a verla como lo prometiste.

—Así será.

Daniel comenzó a inspeccionar mi habitación con la mirada, le llamó la atención una de las fotos que tenía en uno de los portarretratos, así que no perdió el tiempo para ir por el y traerlo consigo.

—¿Quiénes son?

—Mis amigos de la prepa. Sebastián, Darinka, Román el que se acaba de casar. —Le digo, señalando con el dedo a Román—. Cristina y Camila.

—Creo que habías mencionado algo así cuando jugamos ajedrez.

—Y su novia, digo, esposa... ¡Mierda! La falta de costumbre, está embarazada.

—Vaya, no imagino todo por lo que están a punto de pasar, mucha responsabilidad.

Se puso de pie y regresó la foto a su lugar, pero se quedó ahí, tomando ahora otra foto que tenía con Oliver e Ingrid, esa la tomamos en mi cumpleaños, siguió curioseando... Tomó una polaroid que tenía con Tristán y una vez más me cuestionó por esa foto, esa la tomamos en el acuario hace dos años.

—¿Y Matías no se enoja porque ustedes son amigos?

—Sí, odia eso. Más porque dice que nos contamos todo y por alguna razón piensa que nuestra amistad gira en torno a él. Pero yo adoro a Tristán como no tienes idea, así que lo que piense o no Matías de mi amistad con él no me importa en lo absoluto.

Estuve un buen rato platicando con Daniel, de todas esas cosas que no le había contado antes, platicamos de lo que pasó en mi cumpleaños y de todo lo que hice después de la fiesta de Melisa, saltándome todos los detalles de lo que hice en el verano, ya no quería hablar de eso. Después, bajó a la cocina para calentar el consomé de pollo que me mandó su roomie, llevándose con él todos los vasos sucios que estaban en el buró.

Solo te quiero para que juegues conmigo [2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora