Capítulo 22

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Verano, 2019

Sentía que los cambios que suceden en el verano son un cliché sacado de alguna película adolescente de Estados Unidos, pero estos últimos tres veranos sí que marcaron un antes y un después en mi vida. En el verano del 2017 dejé con el corazón roto a Sebastián y conocí a Dan, quién cambió mi vida por completo. En el verano del 2018 dejé entrar a Matías de nuevo a mi vida y terminé el resto del año con el corazón roto. Pero en este verano, todo ha sido diferente.

Para empezar, no hubo un amor de verano para mí este año y estuvo bastante bien, fui mi prioridad apenas entramos a la segunda mitad de julio, nunca antes me había sentido tan bien conmigo misma. Al no ir a la universidad tenía más tiempo para mí, me levantaba temprano por la mañana para ir al gimnasio y más tarde iba a ese curso de repostería que Frida se consiguió en Coyoacán. Un balance perfecto quizás, pesas y cardio por la mañana y galletas y pastelillos por la tarde, el gym y ñam bien equilibrado.

Además, he aprovechado el tiempo libre para ver a mis amigos. Conocí hace unas semanas al bebé de Román y Gaby, siento que ya está enorme a pesar de que nació en abril, de hecho al estar con ellos en la sala del departamento que han comenzado a rentar me hizo sentir algo vieja, ¿en qué momento sucedió todo lo de la boda, el embarazo y el cambio de casa? Definitivamente aún no me siento lista para pasar por algo así, sentía que seguía siendo un bebé de veinte años, no encajo con la etapa que han comenzado a vivir ellos dos como pareja.

También aproveché para reunirme con mis amigas de la prepa. Por fin nos pudimos tomar el dichoso café que siempre dejamos pendiente porque no nos poníamos de acuerdo para vernos en un mismo día. Darinka nos contó que a finales de septiembre irá a Colombia para conocer a la familia de su novio, Cristina se ha convertido en profesora de una academia de baile y están buscando irse a concursar a Puerto Rico, en cuanto a Camila, ella está más enfocada que nunca en su carrera, es la mejor de la clase y tiene diversas opciones para realizar su maestría apenas termine la universidad.

—Yo los vi cuando recién nació el bebé. —Comenta Camila después de haber sacado al tema a Román y Gaby—. Sebastián y yo fuimos a verlos, apenas se habían mudado al departamento.

—¿Tú ya no has visto a Sebastián? —Me pregunta Cristina.

—No, desde lo de Mambo Café que no nos vemos, ni hemos hablado.

—Ay ya no te hagas Anette, todas sabemos que tuviste algo que ver con él. —Me encara Darinka—. Ya cuéntanos.

De acuerdo, no nos tomamos un café, fueron varios mojitos los que nos acompañaron en la plática. Nos reunimos en un lindo lugar en la Condesa que nos recomendó Cristina, así que las copas nos ayudaron a soltar más la lengua en cuanto a nuestras vidas y a otros chismes de personas que conocíamos de la preparatoria. Tomé mi mojito y bebí lo que restaba para armarme de valor y confirmarles una historia que ya sabían, sin entrar en muchos detalles que no quería que supieran.

—Fue algo bastante pasajero, confundimos las cosas, somos amigos y ya.

Camila le pidió al mesero que nos trajera una ronda más de mojitos, mientras los esperábamos Darinka propuso tomarnos una foto. Sonreímos para su cámara cinco veces, hasta que encontramos la foto que nos gustó a todas, la cual por supuesto, terminaría en el Instagram de las cuatro como prueba de nuestro reencuentro.

—Bueno, bueno, brindemos. Por nosotras y porque nos volvimos a ver después de meses. —Dice Cristina—. Y por todo lo que hemos platicado hoy.

—Por Colombia, por Puerto Rico, por Anette y su futuro en la industria farmacéutica y por la maestría que elija Camila. —Propone Darinka—. Salud.

Solo te quiero para que juegues conmigo [2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora