Capítulo 13

153 29 1
                                    

He rendido finalmente los últimos parciales con éxito, por fin iba a poder decirle adiós a los hexágonos en heterocíclica y a los cálculos y titulaciones en analítica. Las vacaciones decembrinas están abriéndome sus puertas y pensaba comenzarlas pasándola con Dan, en una cita que —como ya es costumbre— organizó completamente solo. ¿A dónde me llevará esta vez? Ya fuimos a patinar sobre hielo, ya tuvimos un picnic, ¿qué es lo que sigue?

—¿A dónde me vas a llevar? —Pregunto, con mucha curiosidad.

—A dónde tú quieras, linda.

—No creo que eso sea posible, al menos no por ahora.

—¿Por qué dices que no es posible?

—Porque quiero ir a España. Algo imposible de hacer ahora, ¿no?

Asintió con la cabeza, sonriendo sutilmente.

—Imposible de hacer ahora, pero en un futuro seguro que iremos a España y a Alemania también. —Me dice, tomando mi mano al cruzar la avenida.

—Me parece bien.

Me hizo dejar el auto en casa, nos iríamos en metro a quién sabe dónde, no ha querido decirme con exactitud qué es lo que vamos a hacer. Cruzamos la avenida y entramos a la estación que está justo en frente del conjunto de departamentos en el que se encuentra el suyo, no sabía a dónde mirar en el mapa, no sabía en qué estación bajaríamos o si haríamos algún transbordo, no me quería decir absolutamente nada. Pero, de alguna forma, confiaba en él y en su plan. 

Sabía que debía confiar en él

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Sabía que debía confiar en él. Me ha traído al mirador del Monumento a la Revolución, algo que me parece un increíble plan porque es la primera vez que voy a subir, a pesar de haber pasado tantas veces por este lugar. Miraba atónita por el gran elevador de cristal mientras subíamos a lo más alto del monumento, escuchándolo hacer un par de comentarios sobre lo pequeñas que eran mis orejas.

—¿Te digo algo? Nunca había subido. He pasado muchas veces por aquí pero nunca, nunca subí.

—Bueno, me alegra tu primera vez aquí sea conmigo. Cada que vengas me vas a recordar, vas a decir: Daniel me trajo por primera vez.

Asentí ligeramente con la cabeza, era hora de descender del ascensor y explorar un poco, teníamos un panorama de 360° muy lindo, desde aquí podíamos ver los edificios más emblemáticos del centro de la ciudad y hoy en particular aquel corredor que estaba lleno de banderas me gustaba bastante cómo se veía. Además, hemos comprado un café en Adelita y nos hemos sentado ya en una banquita para disfrutarlo mientras platicábamos.

—¿Por qué España? —Cuestiona—. Me quedé pensando en lo que me dijiste hace rato.

—En la mañana durante el desayuno me estaba acordando que iba a ir en mi cumpleaños dieciocho. Pero ese viaje se tuvo que cancelar porque mi abuela murió y mi papá corrió con todos los gastos junto con mi tía, sus demás hermanos fingieron demencia y no quisieron cooperar, sabes que los gastos funerarios realmente son muy caros.

Solo te quiero para que juegues conmigo [2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora