Capítulo 31

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Me sentía increíblemente nerviosa por todo lo que está a punto de suceder, ni siquiera sabía con exactitud qué era lo que me tenía tan nerviosa, si me sentía así por dar ese paso con él o si era que oficialmente Matías dejaría de ser el único hombre con el que he estado. ¡Dios mío! Apenas si puedo mirarle a los ojos mientras esperamos en el elevador, no quiero que se de cuenta de que me estoy muriendo de miedo por lo que va a suceder y ni siquiera sé porque si hace un rato en el auto todo fue tan desinhibido.

En cuanto se abrieron las compuertas nos tomamos de la mano, para caminar hacia la puerta del apartamento 1212. Bien, tenía unos cuantos minutos para relajarme, ¿cierto? No creo que vayamos de inmediato a su habitación, supongo que... Vaya, ¿qué es eso? Mi atención se dirigió hacia lo que colgaba de la perilla de la puerta, el collar con el dije de girasol que le regalé a Melisa en su cumpleaños, ¿qué hace ahí?

—Mierda...

—¿Ese no es el collar que le regalé a Mel?

—Y es el código. —Me dice, tomando el collar—. ¿Recuerdas que te conté que teníamos un código para que les deje el departamento a solas? Bueno, el collar es el código.

Me negué ligeramente con la cabeza, creo que nuestro plan se ha cebado por completo. Bien, tenemos que irnos ahora, pero ¿a dónde? Dan y yo nos quedamos en completo silencio y solo así pude entender porqué le pedían que los dejara a solas, Melisa sí que era ruidosa.

—¿Quieres que bajemos?

—Creo que sí, en verdad un día nos van a reclamar los vecinos o se van a ir a quejar con el casero.

Lo seguí, volteando a ver de reojo el departamento, envidiando tal vez un poco lo bien que se la estaban pasando allá adentro Héctor y Melisa. Apenas se abrieron las compuertas del elevador Dan me dio el paso y yo, por fin pude respirar tranquila. Incluso la tensión entre nosotros bajó considerablemente, por lo menos pudimos tomarnos de la mano y sonreírnos mirándonos a los ojos.

—¿Te confieso algo? —Le digo, apenas abandonamos el elevador—. Me sentía muy nerviosa

—Sí, me di cuenta. No te creas, yo también me sentía así.

—¿Sí? ¿Por qué?

—Porque realmente no es como que tenga muchísima experiencia, ¿sabes? Solo he estado con Paula y bueno con... Tú sabes, pero esa segunda ni siquiera la recuerdo y no sé, sé que va a sonar como muy ¿pretencioso? No sé... —Dan soltó una risita nerviosa—. Pero para mí el sexo es importante. No me agrada la idea de coger por coger, al final conlleva cierta carga emocional aunque digan que no. Héctor siempre me molesta diciendo que parezco mujer por pensar así.

Él logró captar mi atención por completo, ¿en verdad pensaba eso? Porque yo también considero el sexo como algo demasiado importante.

—Además, yo... No sé, siempre he sido muy paranoico con muchas cosas y prefiero mantener mi lista pequeña. Por si algo pasa, ya sabes, es más fácil monitorear en dónde pero precisamente por lo paranoico que soy cuido demasiado mi sexualidad y ni siquiera sé porqué te estoy contando esto o si te estoy asustando y si ahora piensas que soy un freak o un anticuado, no sé... Pero lo que sí tengo bien claro es que me muero de ganas de estar contigo pero creo que ahorita no es el momento.

—¿Por qué no?

—Estás muy tensa por todo lo que está pasando con Tristán y pensando con la cabeza fría, el sexo de distracción no es lo que necesitas y no es lo que yo quiero. —Me dice, tomándome la mano derecha—. No quiero hacerlo cuando tienes todo lo de Tristán y el chisme médico en la cabeza, sentiría incluso que me estoy aprovechando de eso.

Solo te quiero para que juegues conmigo [2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora