Capítulo 44

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Me subí al auto para esperar al seguro y entonces volví a abrir WhatsApp, apreté el mensaje de Dan primero y fui curiosa, muy curiosa, ¿qué soñó? ¿Tuvo acaso un sueño de aquellos?

Daniel Morán: Fue una pesadilla en realidad, soñé que tenías un accidente.

Anette Ibarra: Tu sueño no está tan lejos de la vida real, hace como diez minutos tuve un accidente. Choqué contra una rascadora y le hice un enorme hoyo a mi puerta.

Y entonces le adjunté la misma foto que le mandé a mi papá. Bastaron unos cuantos segundos después de que le envié la foto para que una llamada entrara, por supuesto que le contesté de inmediato. Le conté cómo fue, de hecho, creo que le hice un resumen rápido de lo feo que estuvo mi día para darle contexto. Volví a quejarme de Frida y le dije lo molesta que estaba con ella, realmente ha sido mi momento de desahogo.

—¿Quieres que vaya a verte?

—No, no es necesario. —Le dije—. Mi papá y el seguro ya vienen para acá, además me encontré a un amigo y pues se va a quedar conmigo a esperar, solo que él ahorita llevó a Frida y a su amiga a la plaza. De hecho viene llegando, ya vi que está estacionando su carro.

—¿Segura?

—Sí, segura.

—Bueno, ahmm... Solo te hablaba para preguntarte cómo estás y que si necesitas algo, aquí estoy para ti. Que no estemos juntos no quiere decir que no me preocupe o que no cumpla esa promesa de que iba a estar para cuando lo necesitaras, Anette.

—Gracias. —Apreté aún más el celular contra mi oreja izquierda—. Gracias por ser cómo eres conmigo.

—Adiós... Cuídate mucho.

—Bye Dan, te...

Quiero. Terminó la llamada y no pude terminar de decir ese «te quiero». Bloqueé mi celular y vi por el espejo que André venía caminando hacia acá, así que me bajé del auto y le di un abrazo, en verdad que necesitaba hacerlo, abrazar a alguien.

—Oye gracias, por llevar a Frida y todavía venir a ver cómo estoy.

—Sí, no te quería dejar sola. Por esta zona asaltaron a la mamá de Ale y pues mejor acompañada que sola en este tipo de cosas. ¿Tú estás bien?

—Sí, estoy bien, gracias por preguntar. —Le digo, mirándolo a los ojos—. Espero no estarte arruinando algún plan o quitándote tiempo.

—Pues no en realidad, tengo que ir a sacar unas cosas al Lumen pero fuera de eso estoy libre hoy así que no te preocupes.

Apenas si esbocé una sonrisa, tenía razón, lo que menos quería era estar sola en algo así. Mucho más porque ha llegado el seguro, el ajustador bajó del auto y se acercó a nosotros para saludarnos y tomarme la declaración antes de inspeccionar el golpe. Había olvidado que este tipo de trámites son horrendos, la primera vez que choqué en realidad no fue mi culpa, me chocaron bajando un puente así que bastó con dar mi versión de la historia y esperar el veredicto para estar tranquila. Pero ahora, ¿qué se supone que va a pasar?

Oh, y ya llegó mi papá. Se aseguró primero de que estuviera bien y después se acercó al ajustador para saber qué va a suceder. Tienen que cambiarle la puerta, eso ya lo sabía, lo supe desde que vi que faltaba la manija, solo quería saber cuánto iba a costar mi descuido, del cual por supuesto, no iba a salvarme de un regaño.

—¿Y en dónde está tu hermana?

—En el cine con Karen.

—¡Ay Anette! No puedo creer que hayas dejado que fuera al cine después de esto, ¿no se lastimó el cuello? ¿O en general está bien? ¿Te aseguraste de que estuviera bien?

Solo te quiero para que juegues conmigo [2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora