Capítulo 24

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He estado pensando demasiado en el regalo de Dan, en esa caja que descansaba en mi buró, son las tres de la mañana y aquí sigo. Le he estado dando demasiadas vueltas gran parte de la noche a pensar en ir o no al concierto, ¿qué tan buena idea es? La última vez en el de Arctic Monkeys terminé con un anclaje emocional y hasta la fecha no puedo escuchar 505 sin sentir que se me revuelve el estómago.

Tomé el celular una vez más y miré su conversación en WhatsApp, la última que tuvimos, cuando lo cité en dónde trabajaba Liz para romperle el corazón. Deslicé el dedo hacia abajo, leyendo viejas conversaciones, sonriendo por lo que solía mandarme, era cierto lo que Oliver me dijo una vez, si hay alguien que en verdad me ha querido y me lo ha demostrado con hechos fue él. Y a pesar de que le rompí el corazón, aun así, tuvo ese detalle para mi cumpleaños.

—Si tan solo no me tuvieras bloqueada créeme que... Aghh.

¡Dios mío! ¿Qué debo hacer? No puedo comunicarme con él, sigo apareciendo como bloqueada, ¿qué clase de juego es este entonces? ¿Por qué se encargó de hacerme llegar tal regalo si ni siquiera me va a dar la oportunidad de escribirle?

Lo único que sé es que apenas si pude dormir esa noche. Supe que era hora de levantarme de la cama por todo el ruido que hacía Frida en el pasillo, pidiéndole a gritos a mi mamá que le dijera en dónde ha dejado aquella blusa morada que tanto ha estado buscando en su clóset, pero hace rato que ya estaba despierta. Si no me levantaba de la cama ahora, Frida se iba a apoderar del baño y tenía que apurarme para ver a mis amigos en un rato en esa terraza.

Apenas me vi al espejo, me di cuenta de que tenía unas ojeras impresionantes. Jamás me iba a imaginar que a estas alturas de mi vida iba a estar una noche entera sin poder dormir por pensar en cómo hablarle a Daniel Morán. Me tallé los ojos y abrí el cajón para sacar mis toallas, antes de salir de mi habitación volví a tomar mi celular para ver mis notificaciones, esperando ver su nombre en alguna de ellas, pero no había nada. Solo tenía varios mensajes de Oliver diciendo que todo estaba listo para que nos reuniéramos a las cinco en la Terraza Victoria Pub & Rest, abandoné la conversación de mi mejor amigo en WhatsApp y regresé a la conversación de Dan, su fotografía seguía sin aparecerme. ¿Para qué me mandó la caja si no pensaba retomar la comunicación conmigo?

—¿Te vas a bañar ahorita?

—Sí, ¿por qué?

—¿Me dejas bañarme primero? ¿Sí, sí, sí? Te juro que me apuro, es que en una hora van a pasar los papás de Karen por mí porque vamos a ir a la plaza.

Le cedí mi lugar a Frida, ella entró al baño con su toalla y su celular lista para poner un poco de música mientras se ducha. Yo regresé a mi habitación, me recosté sobre la cama sin hacer y saqué los airpods de su estuche para ponérmelos y así escuchar Diplomacy como Dan me lo recomendó. My Name comenzó a sonar y yo me puse de pie para tomar los chocolates de la caja y comerlos a medida que avanzaba el álbum.

Lo voy a escuchar completo, como él me decía que se disfruta un álbum, escuchar los hits y las joyas escondidas y vaya que éste está lleno de ellas. Cuando recién salió en marzo no quise escucharlo, había tratado de evitar escuchar cualquier cosa que me recuerde a él. Pero es cierto que al escuchar el álbum me enamoré de Runaway Girl, The Rest me hizo sentir melancólica y con Get go me dieron ganas de brincar y de bailar. Escuchar la voz de Axel y Pish en mis oídos me hizo sentir de alguna forma cerca de Dan, es nuestra banda, creamos un anclaje emocional con los noruegos y estoy segura de que a él le sucede lo mismo que a mí al escucharlos, me siente cerca. 

 

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Solo te quiero para que juegues conmigo [2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora