Capítulo 42

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No sabía qué hacer. Intenté llamarle a Daniel un par de veces pero apenas veía la llamada salir en la pantalla de mi celular, colgaba. Después, intenté escribirle, pero borraba los mensajes antes de enviarlos, todavía no me sentía lista para estar en comunicación con él. Encima tenía todo lo que pasó ayer con Matías, no he podido dejar de pensar en lo que me dijo y en el beso que me dio, ¿por qué lo hizo? ¿En verdad está sintiendo todo eso o solo lo dijo por todo lo que le dije de Dan?

Tenía que concentrarme, he estado tan dispersa que no me he dado tiempo para preparar el PowerPoint de mi expocisión de mañana. Seguía estancada en la misma diapositiva sin poder avanzar por estar atorada en mis propios pensamientos. Encima mi celular no ha dejado de vibrar, entre que Oliver quiere que vayamos al gimnasio e Ingrid que quiere ir a cenar sushi, realmente no he podido concentrarme al cien. No tengo ganas de salir de mi casa, me siento muy cansada como para tomar el auto y manejar ahora sabiendo el tráfico que hay en esta ciudad a esta hora. Una vez más el teléfono vibró, me negué con la cabeza, ¿ahora que invitación tengo que rechazar?

Matías Licea: ¿Hacemos FaceTime?

Anette Ibarra: Dame un segundo.

¡Mierda! Corrí rápido al espejo y tomé mi cepillo para peinarme un poco, arreglé un poco mi habitación y finalmente busqué un lugar en dónde sentarme para poder tomar la vídeo-llamada.

—Hola. —Saluda a través de la cámara—. Tenía mil años que no hacía FaceTime.

—Ni yo, la última vez que lo hice fue cuando Ingrid estaba en San Francisco.

—¿Cómo estás?

—En casa, haciendo una presentación para una exposición.

—¿Sobre qué es?

—Reacciones adversas de medicamentos y toxicidad de los fármacos.

Matías asintió con la cabeza, preguntando más sobre el tema. Quizás hablarlo con él me iba a ayudar a practicar la exposición, últimamente me pongo tan nerviosa que siento que se me olvida todo apenas me pongo frente al proyector.

—Pero bueno, estás en Mérida, ¿qué haces aquí escuchándome hablar sobre mi exposición? ¿por qué estás en tu habitación cuando deberías estar afuera disfrutando de tus vacaciones?

—Mi hermano se fue a trabajar a las computadoras del hotel y mi hermana está con mis papás.

—Deberías salir a divertirte.

—No, mejor me voy a preparar un café.

Matías recargó su teléfono en alguna especie de base improvisada y se puso de pie, contándome de lo fascinado que está con el café que le dejaron en su habitación para que pudiera hacer uso de la cafetera, ¡con lo mucho que él ama el café!

—¿Para qué salir si aquí tengo esto? —Comenta, enseñándome la taza blanca.

—Supongo.

—Por cierto...

Se desapareció unos segundos de la pantalla solo para volver con el sombrero de paja que le dije que no llevara a su viaje, ¡se veía tan gracioso con eso puesto!

—¡Por el amor de Dios! Te dije que el sombrero no.

Ambos reímos y él decidió quitárselo, solo se lo puso para molestarme un poco.

—¿Ya me extrañas? —Pregunta, con un tono burlón.

—Nooo...

—Yo digo que sí.

—Pues estás equivocado, de hecho tener un break de ti me ha servido bastante.

—¿Ah sí? Bueno, no importa. Yo si te extraño Anette Ibarra.

Solo te quiero para que juegues conmigo [2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora