Capítulo 18

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Oliver venía atrasado, hemos acordado de pasar la tarde-noche del viernes juntos, boneless por montón con cerveza en Rebel Wings después de una semana agotadora, sonaba como un muy buen plan pero al parecer ha quedado atorado en el tránsito de esta ciudad. Estaba sentada en una banquita que se encontraba a unos cuantos metros del restaurante, desbloqueé mi celular y comencé a deslizar en mi time-line de Twitter. Pensé en escribir pero me quedé pensando en lo que me dijo Tristán hace unos días: Matías sigue mis pasos, continua leyéndome en esta red social y ahora debo ser cuidadosa con lo que publico.

Tristán Ayala: ¿Recuerdas lo que me dijiste? Que lo único que querías es que el karma le llegara a Matías y se sintiera como te hizo sentir, ¿lo recuerdas?

Anette Ibarra: Sí, ¿por qué?

Tristán Ayala: Porque el karma le llegó, Fátima acaba de mandar a la verga a tu ex. ¿Te puedo llamar?

Anette Ibarra: Sí, sí, hazlo.

Fue cuestión de pocos segundos para que la llamada de Tristán entrara, no tenía nada mejor que hacer más que esperar a Oliver y si era sincera, la curiosidad por saber qué había pasado entre esos dos sí llamó mi atención.

—A ver si me escuchas bien porque apenas cambié el airpod derecho. Pues nada mi pequeño saltamontes, resulta que han terminado. Desde el día que te vi Fátima se encabronó porque una tipa etiquetó a Matías en una mamada en Facebook y Fátima le armó una escena de celos y ya sabes cómo es Matías, intentó aplicarle ghosting para calmar las cosas pero pues Fátima decidió terminarlo, lo mandó a la verga bien feo. —Me dice, con total calma—. Y ayer en la noche me llamó Matías, como a las once y me pidió dinero prestado para un Uber, estaba súper borracho, estaba mal mal como no te lo imaginas. Tuve que ir a buscarlo.

—¿Se emborrachó por Fátima?

—Sí.

Me negué con la cabeza, el amor nos hace actuar de maneras muy extrañas y el alcohol parece ser siempre la solución para aminorar un corazón roto.

—Mira yo ya sabía que Fátima lo iba a mandar a la verga, siempre lo hace pero Matías sigue ahí ruegue y ruegue, hasta que ella se hartó y lo bloqueó de todas partes, le puso un límite. Pero él está traumado con ella, no lo sé. Y esto que pasó ya era muy predecible, en fin, me acaba de mandar un mensaje diciendo que se va a ir a empedar otra vez. —Escuché a Tristán soltar un suspiro de enojo a través del teléfono—. ¡Ni siquiera yo he tomado por despecho!

Me negué con la cabeza sin decir nada más, ahí venía Oliver caminando, era momento de cortar la llamada.

—En fin baby, tengo que irme. Me quedé de ver con Oliver y aquí viene, suerte con eso de soportar a Matías.

Terminé la llamada y guardé el celular en mi bolso, me puse de pie para caminar hasta Oliver y saludarlo con un beso en la mejilla y un abrazo corto. Me encantaba como olía su nuevo perfume y se ha cortado el cabello, me gusta como se ve hoy en particular.

—¿Me perdonas? Había demasiado tráfico.

—Entiendo, no te preocupes. ¿Vamos?

Caminamos juntos hacia el restaurante, ni siquiera sabía cómo me sentía al respecto. Sé que debería sentirme feliz porque Matías está sintiendo lo que yo sentí cuando me dejó, pero por otra parte, ¡cuánto hubiera deseado que él se sintiera así por mí! Cuánto me hubiera gustado que toda esa ansiedad que ella provocaba en él la sintiera por mí, pero bien me dijo el bar tender de la boda de Román que jamás voy a poder competir contra la novedad y quizás por eso Matías se aferra tanto. Fátima le ha roto el corazón y creo que esta vez la quiere en serio, no se puso de esa manera cuando Carla lo dejó. ¿Qué tenía de especial Fátima?

Solo te quiero para que juegues conmigo [2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora