Capítulo 15

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Diciembre nunca se había sentido más frío para mí y no lo decía precisamente por el clima, lo decía por mi estado de ánimo. Todos los días desde hace dos semanas se han sentido tan fríos y grises. Aquella última noche que pasé con Daniel hace dos semanas marcó el final de una historia idílica que no llevaría a ningún lugar si no era capaz de corresponderle de la misma manera. Rompí su corazón de la misma forma que Matías lo hizo conmigo y no me sentía orgullosa de ello, pero al mismo tiempo, tampoco he movido un dedo para repararlo o por lo menos intentarlo.

Quizás ver a Oliver en vísperas de navidad era lo único que me hacía sentir bien, además de ir a entrenar diario con Ingrid al gimnasio. Nos hemos quedado de ver para desayunar, era la primera vez en mucho tiempo que realmente íbamos a salir y conversar como nos lo merecemos.

—Desayuno en Sanborns a las diez de la mañana, ¿en qué momento nos convertimos en señoras? —Me dice apenas me ve, acercándose a mí para darme un beso en la mejilla y un largo abrazo.

—Ya solo nos falta tener una Range Rover e ir a yoga juntos.

—Eso lo haremos en diez años, créemelo.

Oliver me cedió el paso y entramos a la tienda departamental, caminando entre los pasillos de la juguetería y la dulcería hasta llegar al restaurante. Mesa para dos, café para la entrada, para hacernos las preguntas de cortesía y platicar un poco de los finales que tuve en la universidad y de cómo le ha ido en el trabajo. Después vino el jugo, verde para mí y de naranja para él, ambos pedimos molletes con tocino, nuestros favoritos.

—Apenas vi a Fernando. —Le hago saber—. Hace dos semanas, Dan y yo fuimos a La Puri con él y Liz. Me sorprendió no verte ahí.

—Ah sí, tenía un par de cosas qué hacer con Vale.

—¿Todo bien con Fer?

—No lo sé, a veces siento que no. Me demanda mucha atención y eso no se lo puedo dar todo el tiempo, el otro día me llamó al trabajo y me amonestaron, a veces siento que me chantajea. —Comenta, con cierta molestia—. ¿Por qué? ¿Te dijo algo?

—Dice que las cosas se están enfriando, solo eso.

Oliver se encogió de hombros y tomó un poco de jugo.

—Supongo que se acabaron los primeros tres meses de prueba, como Spotify cuando quiere que te unas. —Me dice, sonriendo a medias—. Fer es increíble pero es muy demandante y no puedo cumplirle todo lo que él quiere porque yo sí trabajo y yo sí tengo ocupaciones. Creí que entendía esa parte de tener una relación adulta.

Definitivamente esa relación está destinada al fracaso, cuando Oliver usa ese tono de voz y cuando sonríe de esa manera solo quiere decir una cosa: no está interesado en salvar lo que sea que tenga con Fernando.

—En fin, ¿tú cómo vas con Daniel?

—Yo... Creo que también se está yendo a la mierda todo, pero por mi culpa. Él es maravilloso, es el mejor hombre que he conocido, soy yo la que...

—¿Qué pasa?

—Tengo que contarte algo. —Solté de repente, sin pensarlo.

—¡Ay no! Por esa carita, sé que lo que me vas a contar no es nada bueno.

—Así es, probablemente te vas a enojar conmigo.

No quería ni mirarlo, era hora de confesarle mi secreto de verano.

—Tenías razón cuando me decías que volver dejar entrar a Matías con eso del perdón era jugar con fuego.

—¡Ay no, Anette Ibarra! ¡Dime que no tuviste algo que ver con él otra vez!

Solo te quiero para que juegues conmigo [2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora