Capítulo 38

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Frida está castigada y le han quitado el celular, por lo tanto, ha estado más fastidiosa de lo normal. Estuvo persiguiendo toda la mañana del sábado a mis padres, rogando por un intercambio, prometía hacer el quehacer de la casa dos meses enteros si le regresan el teléfono e incluso se ha ofrecido a hacer trabajo comunitario en la iglesia para recuperarlo, pero la decisión que han tomado mis padres no la iba a cambiar por más que se la pasara suplicando.

—Ayúdame con el cierre.

Mi mamá entró a mi habitación con su vestido largo de color verde esmeralda para que le ayudara a subir el cierre. Pronto se irían de casa, una amiga de la universidad de mamá se casaba por segunda vez hoy y no querían perderse la ceremonia.

—¡Y luego se casa hasta el otro lado de la ciudad! —Decía—. Así que tenemos que apurarnos para llegar a tiempo a la ceremonia pero tu papá ya ves que siempre se tarda.

—Calma, si salen de aquí en veinte minutos probablemente llegan bien.

—Bueno, voy a ir a terminar de arreglarme. Si tienen hambre al rato piden una pizza, te dejo dinero en mi buró. —Camina hacia la salida, levantándose el vestido con ambas manos para que no arrastrara ahora que no trae tacones—. Y ponte audífonos si pretendes estudiar, ya sabes cómo es Frida cuando quiere algo, seguro que te va a molestar bastante.

Le hice caso, me puse los audífonos y continué leyendo, pero no era Frida la que me molestaba ahora, era yo misma pensando en todo lo que sucedió ayer con Dan y cómo debía hacerle para mantener el teléfono bloqueado sin escribirle o llamarle. En verdad que no podía concentrarme en estudiar, solo pensaba en qué decir si me atrevía a llamarle, en qué hacer para demostrarle que solo lo quiero a él.

De hecho pronto se convirtió en un círculo vicioso el revisar cinco minutos el libro y diez mi celular. Abría las notas y editaba el enorme texto que había escrito, borraba oraciones y las cambiaba por otras, le quitaba palabras y las intercambiaba por unas que no me hicieran sonar desesperada. No supe cuánto tiempo perdí haciéndolo, debió ser bastante dado que mis papás se fueron a la boda y yo seguía estancada en la misma página del libro de farmacología y con la biblia según santa estúpida en el chat de Dan a un botón de enviarse.

Me mordí el labio inferior y entonces decidí seleccionar todo el texto para eliminarlo. Si algo me enseñó Matías es que enviar párrafos y párrafos desbordando emociones no sirve de nada cuando la otra persona termina la relación. Y no quería quedar como estúpida, no esta vez.

Cuando dieron las seis decidí salir de mi habitación con la mochila, tenía el libro y la computadora dentro de ella así como mi cartera con un poco de efectivo para irme a estudiar a otro lado. Estar en mi habitación sola es una pésima idea y necesito en verdad estudiar para el examen. Así que estar fuera, rodeada de gente, creo que podría funcionarme para concentrarme mejor, como solía hacer cuando estudiaba para el extraordinario de fisicoquímica.

—¿A dónde vas?

—Voy a ir a estudiar a otra parte.

—Si te vas y me dejas, le voy a decir a mis papás. —Amenaza Frida, haciendo que me detenga antes de bajar por la escalera.

—Okey, hagamos un trato. Yo sé en dónde guardaron tu celular, ¿si te lo doy unas horas prometes no delatarme?

Por supuesto que Frida ha aceptado el trato. Ella me siguió hasta la habitación de mis padres y yo me agaché para abrir el último cajón de la cómoda que le pertenecía a mamá, mi hermana no es la primera de la familia en tener este tipo de castigos, yo lo padecí antes cuando tenía su edad pero descubrí el escondite. Si mal lo recuerdo, la llave debe estar por debajo de las pijamas de mamá, ¡bingo! La tengo, ahora tengo que ir hacia el vestidor y abrir con la llave la compuerta de ese espacio en dónde guardan cosas de valor, ahí está el teléfono de mi hermana.

Solo te quiero para que juegues conmigo [2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora