Capítulo 49

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Entre más pasaban los días, más real se sentía todo. De una semana a otra, ya había comprado el boleto de avión y mi papá se encargó de contratar el seguro, de un día a otro, tuve que escoger las equivalencias en materias lo que tenían en la Facultad de Farmacia en España. De un momento a otro, Laura se había converido en mi mayor apoyo, porque estábamos atravesando por lo mismo juntas. Supongo que eso era bueno, no me iba a ir del todo sola, al menos tendría a alguien familiar a mi alrededor viviendo la misma aventura.

El tiempo en verdad que pasaba increíblemente rápido, de febrero a marzo se fue en un respiro. Solo me detuve en el calendario el día del cumpleaños de Dan. En el cual, una vez más, intenté escribirle pero me quedé con el mensaje a medias y guardado en las notas de mi celular. Sé que han pasado meses, pero en verdad que todavía me sentía muy avergonzada por lo que nos hice, tanto que no era capaz de escribirle un simple «feliz cumpleaños» en ese día de marzo que jamás olvido.

De marzo a abril todo se trató de Frida y su cumpleaños, de sus ganas locas de ya ser adulta y de hacer la cuenta regresiva a los dieciocho a pesar de que aún para eso faltan casi dos años. Cuando la miré soplar la vela en el pastel que le compró mi mamá me negué con la cabeza, tantas ganas que tiene de crecer y no se imagina que los veintes solo es una extensión de la adolescencia. O por lo menos yo lo he sentido así, todavía no me siento como un adulto, estoy en ese limbo entre la adolescencia y las personas a las que sí considero adultos.

Mayo fue la crisis de las relaciones de mis amigos, Marisol terminó con Tristán porque él no quiso mudarse con ella y Oliver y Raúl comenzaron a pelearse mucho desde que su novio inició con las ideas de poner otra sucursal de su bar. Para Oliver era demasiado pronto y arriesgado y en cuanto a Raúl, él sentía que Oliver lo limitaba un poco. La única pareja sobreviviente del tormentoso inicio de mayo fueron Ingrid y Elián, cada vez estaban más sólidos, cada día se amaban más.

En cuanto a mí, mayo solo significó comenzar a ver qué es lo que me iba a llevar a España, qué ropa iba a dejar o qué cosas me acompañarían en el viaje. Tenía aún un par de semanas antes de comenzar a empacar todo, pero ver la maleta justo a un lado de mi clóset me hacía sentir mariposas en el estómago. Todavía tengo tiempo para decidir qué llevaré conmigo, pero por los gritos de mi mamá, no tengo mucho tiempo para bajar a cenar con la comida aún caliente.

—¿Y en dónde van a hacerte tu fiesta de despedida? —Pregunta Frida—. Algo así alcancé a escuchar el otro día, ¿me vas a llevar?

—No sé, la lista de invitados la tiene Ingrid. Y no sé el lugar tampoco, ella se está encargando de todo así como yo lo hice cuando se fue a San Francisco.

—¿Por qué no lo hacen en el karaoke de mi cliente? —Cuestiona mi papá, concentrado en partir con el cuchillo un pedazo de su milanesa—. Me ha estado insistiendo mucho en que vayas con tus amigos, sobre todo porque sus dos hijos van a la misma universidad que tú.

—¿En serio?

—Sí, su hija está estudiando biología y su hijo... Creo que lo mismo que tú, no recuerdo exactamente. Bien podría ser una opción para tu fiesta de despedida.

Bebí un poco de agua y entonces volví a mirarlo, ¿piensa usarme a mí y a mis amigos para quedar bien con su cliente? Nope, esta vez paso.

—Supongo que Ingrid ya tiene un lugar pero seguro que después podemos ir.

—¿Podemos no hablar de Madrid hoy? —Pide mi madre, dejando a un lado sus cubiertos.

—No sé porqué te molesta tanto que hablemos de algo que va a suceder mamá, me voy a ir pronto.

—Porque se ha armado toda una telenovela en la cabeza de que no vas a regresar. —Dice Frida—. Dice que te vas a enamorar allá y que te vas a casar y ya no vas a querer volver.

Solo te quiero para que juegues conmigo [2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora