Capítulo 5

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Nunca me había sentido tan agotada. Y no hablaba precisamente de haber estado en el laboratorio por horas de pie, ciertamente quitarme la bata fue todo un alivio pero, creo que nunca me había sentido tan agotada mentalmente. Hay días en los que solo quiero llegar a casa para dormirme toda la tarde, hay otros en los que me gustaría tomar mi auto y solo conducir y conducir, quizás irme hacia otro estado y rentar una cabaña en medio de la nada para desaparecer... Pero con lo peligroso que es hacer eso sola, no me quedaba más que tomar mi auto para conducir hacia la casa de Ingrid. Hoy es la dichosa fiesta de disfraces y hoy se me ha ocurrido quedarme horas extra en el laboratorio, por lo que tendré que cambiarme en su casa, no pienso salir disfrazada de la universidad.

Dejé la bata en el asiento del copiloto y puse el auto en marcha, saliendo del cajón del estacionamiento. Subí el volumen de la música, intenté mantenerme enfocada en el camino, últimamente solo conduzco en automático, así que me sorprende bastante que no haya chocado en los últimos días. Apenas escuché el «ohh life is bigger...» de Losing my religion toqué el botón en el volante para cambiar la canción, poniendo ahora realmente atención al camino. No quería escuchar esa canción, no ahora, porque esa canción me hacía pensar en aquella vez que la canté junto a Matías y ahora que ya no está, esa canción solo me hace extrañarlo y hoy, hoy que tanto me lo he querido sacar de la cabeza, cualquier cosa que me lo recuerde trato de evitarla de la manera más abrupta posible.

Y como ha sido mi costumbre los últimos días, llegué a mi destino sin realmente saber cómo lo hice. Estacioné mi auto detrás del mini cooper rojo de la mamá de Ingrid y entonces tomé mi celular para hacerle saber a mi mejor amiga que he llegado. ¡Dios mío! Miraba el espejo esperando ver a Ingrid salir pronto de su casa, impaciente. Dos minutos se me hicieron diez, vi a Ingrid abrir el portón de su casa, tiene el cabello agarrado en un «chongo cebollero», diría mi mamá, y está usado ya su disfraz de Alicia en el país de las maravillas, con el maquillaje a la mitad del proceso en el rostro —o eso pude notar cuando caminó hacia mi auto— así que tomé mis cosas y bajé rápidamente, para encontrarme con ella.

—¿Te vas a disfrazar de Meredith Grey o porque traes la bata en el brazo?

—Con todo lo que traigo en la cabeza, agarré de todo... Déjame la pongo en la cajuela. —Le digo, rodeando el auto para ir hacia la cajuela—. Pero no, no me voy a disfrazar de Meredith.

—¿Con todo lo que traes en la cabeza?

—He estado estresada por la universidad. —Me apresuro a decir, dejando la bata en la cajuela.

—Okey, okey. Vamos, todavía no llega nadie, llegaste a barrer.

Cerré el auto y caminé junto con Ingrid hacia su casa. Apenas entramos, me di cuenta de que ya está todo listo en el patio para la fiesta, la mesa con los vasos tequileros impecables, los vasos rojos que más tarde serían usados en el beer-pong, las botellas de tequila y vodka selladas, las bolsas de las botanas completamente cerradas, un ambiente bastante tranquilo para lo que vendría más tarde.

—Apenas me estoy terminando de maquillar. —Escuché a Ingrid detrás de mí, ella haciendo ruido con los tacones mientras subíamos por las escaleras de duela—. Al final cambié de opinión y encontré este disfraz de Alicia, ¿se ve cool?

—Sí bastante, las calcetas con ese moñito azul se ven increíbles.

—Y todavía me falta la peluca, ¿ahorita me ayudas a ponérmela?

Entramos a su habitación y fue entonces que miré su cama llena de artículos de maquillaje, paletas de sombras por doquier, brochas, labiales, polvos y un par de cosas que en mi vida he sabido cómo utilizar apropiadamente. Ingrid continuó con lo suyo terminándose de maquillar en lo que yo comencé a sacar la ropa de mi pequeña maleta. En cuanto ella vio la falda tipo escocesa amarilla y las calcetas blancas hasta la rodilla que coloqué encima de la cama, supo por dónde iba mi disfraz.

Solo te quiero para que juegues conmigo [2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora