Pink Witch

29. El deber de Zara

-Abuela, hay algo que tengo que hacer- le dije. Ella sonrió con tristeza.

-Lo sé querida, ya es muy tarde. Ve y cumple con tu destino. Cuando las cosas se pongan muy feas recuerda que yo estoy aquí.

La abracé con todas mis fuerzas, como me alegraba tenerla de vuelta. Mi abuela me devolvió el abrazo y me dió un beso en la mejilla.

-Nos vemos- le dije, enjuagándome las lágrimas.

-Liza, espera- me detuvo mi abuela- quiero que sepas que digan lo que digan tus padres estoy muy orgullosa de que seas mi nieta.

Sonreí.

-Te quiero abuela- le dije antes de teletransportarme de vuelta al Instituto.

Era la hora del almuerzo y los pasillos estaban abarrotados de alumnas. Ya de por si llamaba la atención en un día normal por ser la novia de Li y La aprendiz de Zara, ahora que mi cara era más roja que color piel, imaginaba que era incluso más llamativo verme.

Caminé con rapidez entre las alumnas en busca de una cabellera castaña. Muchas incluso comenzaron a seguirme, intrigadas por mi apuro.

Estaba claro que los chismes eran el mayor entretenimiento el Instituto, por lo que no tardé en tener un grupo de al menos treinta chicas siguiéndome para ver que pasaba.

Luego de una exhaustiva búsqueda, encontré a Zara en el Comedor. Estaba conversando con una chica de su casa que le mostraba un libro.

-Zara- le grité atrayendo la atención de todos. Los ignoré, era mejor que estuvieran allí. Zara tenía una reputación que mantener y no podía dejarse ver destrozándome el rostro en frente de todo el Instituto Salem- ya no eres la única Bruja Blanca de este lugar.

La multitud soltó gritos de sorpresa e i credibilidad, algunas incluso estallaron en carcajadas. No tardé en ver a Li aparecer entre la multitud. Me observaba confundida.

-Dirías cualquier cosa con tal de atraer mi atención, ¿Verdad?- me contestó ella y nuestra audiencia contuvo la respiración.

-No miento- le dije- te lo voy a demostrar- me teletransporté hasta su lado- Videncia- le dije tan cerca de su rostro que Zara tuvo que dar un paso atrás. Levanté la mano y una copa de Vino de la mesa de Profesores flotó hasta mi mano- Brujería- hice que varios ingredientes flotaran hasta mi lado y preparé la poción más simple de todas: la poción de la risa. No requería ni siquiera cocción- Por favor, bébela- le pedí a la Hechicera que había estado conversando con Zara. Ella me obedeció y al instante comenzó a reír. Las chicas a nuestro alrededor soltaron un grito ahogado- Curandera.

De pronto Zara no lucia tan confiada. Una serie de voces y conversaciones nos rodeaba, era mi momento perfecto.

-Silencio- grite y de pronto todas las voces cesaron. Pude ver cómo abrían la boca en intentaban hablar, gritar o producir cualquier tipo de sonido pero no podían emanar ningún sonido- Hechicera- dije y cancelé el Hechizo. De pronto las voces volvieron a inundar la habitación.

-De verás eres una Bruja Blanca- dijo Zara, sorprendida. De pronto una figura se me lanzó encima.

-¡Mi Bruja Blanca!- gritó Li llenándome el rostro de besos- Oh Satan, cuando creía que no podrías ser más perfecta- gritó y me planto un beso en la boca.

-Señorita Lester- dijo una voz a nuestras espaldas. Li se apartó a regañadientes y me volteé. La directora Chalamet- ven a mi oficina, tenemos que hablar- acto seguido dirigió su mirada hacia Zara- tu también Evans.

Li me tomó del rostro y lo inspeccionó.

-Ay bebé, ¿Qué te paso?- me preguntó inspeccionando mi rostro. Li me acaricióme las mejillas. Tomé sus manos y las aparté.

-Luego te explico.

Nos teletransportamos al despacho de la Directora y nos hizo sentarnos en las dos mesas frente a ella. Zara no me miraba, de hecho su mirada estaba fija en el extremo opuesto de la habitación, hacia los jardines tal y como la había visto la primera vez que nos conocimos.

-¿Qué hago aquí?- preguntó Zara sin apartar la vista de la ventana.

-Darme explicaciones- contestó la Directora- Es la segunda vez que Elizabeth se escapa del colegio y ya se escapó de clases una vez, ¿Pensaste que no lo notaría? Este colegio tiene Hechizos para detectar estas cosas y tú más que nadie deberías saberlos, ya que me ayudaste a reforzarlos.

-Lo sé- admitió Zara- creía que lo dejarías pasar...

-¿Dejarlo pasar?- la interrumpió la Directora- Que seas una Bruja Blanca, querida, no significa que puedas hacer lo que te plazca. Mientras que estés dentro de ésta institución eres una alumna más y tú deber era proteger a Elizabeth.

-Ya lo sé pero...

-Veo que confie en la persona equivocada- determinó la Directora- eres talentosa pero joven, no sabes diferenciar el deber de tus sentimientos.

Fruncí el ceño, aquello era muy injusto.

-Directora Chalamet- la interrumpí, ella abrió la boca para hablar- un momento- le pedí y su boca se cerró con brusquedad. La mujer comenzó a emanar sonidos como si le hubieran puesto una mordaza- lo siento- dije y deshice el Hechizo- todavía no controlo bien mis poderes.

La Directora le lanzó otra mirada acusadora a Zara que decía "Esto también es culpa tuya". Antes de que volviera a hablar, me interpuse.

-Si me disculpa, señorita Directora, creo que no está siendo del todo justo con Zara. Por mucho que odie admitirlo, ella ha hecho un buen trabajo cuidando de mí.

-¿Me podría decir dónde obtuvo usted las lastimaduras de su rostro?

Enmudecí.

-Entrenando- contesté- puedo ser muy torpe a veces.

La Directora entrecerró los ojos, pude ver que no me creía, pero no dijo nada.

-A lo que iba es que Zara se ha hecho responsable sobre mí. Durante el tiempo que vivimos juntas fue muy atenta e incluso casi se pierde el baile del otoño por cuidarme luego de mi...enfermedad.

-Veo que usted se mete en muchos problemas, señorita Lester.

-Y no solo eso- continúe, ignorando sus palabras- también se dedicó a entrenarme, ayudándome a mejorar mis habilidades a pesar de que no estábamos en nuestro mejor momento. Zara ha sido responsable y ha cumplido su deber. Si las cosas no salieron como esperaban ha sido por mi culpa y solo mi culpa.

Zara apartó la vista de la ventana para ver la reacción de la Directora. La mujer me miró en silencio por un momento.

-Aprecias mucho a Zara, puedo verlo- dijo. Sentí como el calor subía a mis mejillas, ¿A qué iba esto?- Pero a pesar de todo hay cosas que ella podía evitar y no lo hizo, solo que tú no lo sabes.

Fruncí el ceño, ¿A qué se refería? La Directora y Zara intercambiaron una mirada silenciosa. El rostro de Zara era inescrutable como siempre pero a la Directora se le escapó una sonrisa.

-Oh, Zara yo también fui joven, no puedes engañarme. Puedes engañar a todos a tu alrededor, incluso puedes engañarte a ti misma pero no puedes engañar a alguien qué pasó por lo mismo que tú.

Zara frunció el ceño y la miró, desafiante.

-¿Ah si? ¿Y qué es eso?

-El amor, señorita Evans, incluso la persona más poderosa puede ser tan débil como una mortal cuando se trata del amor.