5. La Bruja Blanca

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Me acerqué a la puerta del baño y puse la oreja contra la puerta: el agua de la ducha estaba encendida.

Corrí hasta el cesto y me agaché comenzando a revolverlo.

Tardé un momento pero finalmente encontré un sobre con un sello violeta que tenía las siglas IS, al igual que mi uniforme. Tenía que ser el de la Directora.

Bingo. A pesar de que en ese momento la había visto del revés, pude reconocer perfectamente la letra de la Directora.

"Señorita Evans:

Sé lo mucho que le duele esta situación. Lamento que las cosas tuvieran que surgir de esta manera pero usted, más que nadie, sabe que no hay otra opción. Cuide de Elizabeth Lester y no sea tan dura con ella.

Saluda cordialmente,
La Directora Chalamet."

Me quedé en el suelo releyendo la nota hasta que oí como el agua de la ducha se detenía. Tenía más dudas que antes.

Cuando Zara salió del cuarto de baño, me dirigí hacia ella sacudiendo la nota en mi mano izquierda.

Ella no lucía sorprendida ni enojada de que hubiera revisado su basura.

-No deberías revisar las cosas de los demás- dijo con el mismo tono de voz monótono que había usado cuando se dirigió a Li. Eso me bastó para confirmar que si le había disgustado que leyera su correo.

-Y tu y la Directora no deberían hablar sobre mí en secreto-contesté plantándole el sobre en el pecho- No necesito protección. No necesitaba la de mi abuela, no necesito la de la directora y mucho menos la tuya.

Me volteé dispuesta a irme pero Zara apareció delante mío. Frené justo antes de que chocáramos. Intenté esquivarla pero me sujetó fuertemente del brazo.

-Necesitas protección- insistió, zafé mi brazo de su agarre.

-No, no la necesito. Al parecer los hechizos protectores de mi abuela eran lo suficientemente débiles como para que ustedes me encontraran así que si nada sucedió en diecinueve años nada sucederá en el futuro.

-¿En serio crees eso?- me preguntó. Estudié sus ojos marrones. Parecían una piscina de chocolate. Se verían más bonitos si no estuviera todo el tiempo con el ceño fruncido.

Seguía en su toalla y gotas de agua chorreaban de su cabello mojado sobre su cuello, cara y el suelo. A pesar de todo no apartó la vista. Por un momento me quedé como hipnotizada.

-D-Déjame en paz- logré decir y aparté la vista- si tú no me ayudas, entonces me las arreglaré sola para descubrir la verdad sobre mis padres.

-Te dije que...

-Lo sé, que no los mencione- la interrumpí con fastidio- No lo haré, ya me iba- dije y antes de irme tomé prestada una gomita de pelo para hacerme una cola de caballo alta.

Cuando cerré la puerta detrás de mí inhalé y exhalé lentamente. Era realmente decepcionante que mi compañera tuviera que ser justamente ella. Todo lo linda que se veía por fuera era todo lo fría y reservada que era por dentro. Ojalá me hubieran ubicado con alguien como Mara López, ella sí se veía como alguien agradable con el cual convivir.

Como si la hubiera invocado, Mara apareció a mi lado.

-¡Beth! ¿Me llamaste?- preguntó. Negué con la cabeza.

-Vaya- comentó ella. Tenía la mitad del pelo planchado y la otra mitad enrulado- hubiera jurado que si, ¿Me esperas un momento?- preguntó. Asentí y ella volvió a desvanecerse. Mara tenía el Don de la Videncia así que al parecer una de sus habilidades era la teletransportación.

Pink WitchDonde viven las historias. Descúbrelo ahora