17. Hadas Madrinas

1.5K 190 6
                                        

-Voy a buscar mis cosas- le dije a Li.

-Voy contigo- me pidió. Sabía que no había forma de convencerla de que me dejara y por mi cuenta así que la dejé.

Li me miró expectante, esperando que empezara a caminar, pero había caído en cuenta de algo: No sabía como llegar a la habitación sin teletransportarme.

Para mi fortuna, Li era impaciente así qué pasó por mi lado, me tomó de la mano y me arrastró por los pasillos.

Cuando llegamos a la habitación de Zara abrí rogando que Zara no estuviera.

Mala suerte.

-Oye, Elizabeth, sobre lo que hablamos hoy en el desayuno, encontré este libro...-comenzó a decir mientras revisaba su mochila. Quería morir ahí mismo. No sólo estaba en la habitación si no que tenía algo para mi.

-Eso no va a hacer falta, Evans- dijo Li burlonamente y usó su magia para quitarle a Zara el libro de sus manos- Beth es una Bruja así que se viene conmigo- dijo con satisfacción, caminó hasta mi y me rodeó la cintura con su brazo acercándome a ella.

Zara ni le prestó atención. Sus ojos estaban fijos en mí.

No nos parecíamos en nada. Éramos el día y la noche. Ella parecía una tarde de otoño y yo una mañana de primavera. Sin embargo yo había salido con las facciones de mi madre...y según la foto que mi abuela guardaba, mi padre tenía cabello castaño y ojos marrones al igual que Zara.

Las probabilidades eran tan parejas que podía correr el riesgo.

No me dijo nada, pero sus ojos decían otra cosa: ¿Por qué no me lo dijiste primero?

Oí su voz en mi cabeza y me quedé helada. Intenté no mostrar señales en mi rostro, ¿Había oído los pensamientos de Zara? Parecía dolida pero cuando habló, su voz sonaba completamente distinta.

-Bien- dijo con desinterés y todas mis cosas salieron volando del armario y cayeron sobre la cabeza de Li. Fruncí el ceño, ¿Porqué fingía que no le importaba?

Mi nueva jefa de Casa bufó y acomodó las prendas sobre su brazo. Cuando reconoció sus remeras que usaba para dormir, sonrió y me miró pícaramente.

-Ya no las necesitarás- comentó y me plantó un beso en la boca- ahora podrás dormir con un sexy conjunto de Bruja o simplemente sin nada- me dijo.

Miré a Zara pero, como siempre, no pude leer su rostro. Seguía mirándome, impasible. Aparté la vista, de todas maneras ya no importaba lo que sintiera porque no era lo correcto.

-Ahora si nos disculpas...- comenzó Li pero una fuerza nos empujó hacia atrás, sacándonos de la habitación. La magia de Zara que me empujaba se detuvo justo cuando estaba por darme contra la pared pero Li se estrelló contra ella de lleno. Zara cerró la puerta en nuestras narices y, cuando intenté abrirla, ésta ya no me respondía.

Después de todo lo que había sucedido aquello no parecía la gran cosa pero por algún motivo me dolió. Esa cerradura era la prueba de la confianza de Zara hacia mi, de su voluntad de ofrecerme su lugar.

Me tragué el orgullo, después de todo yo misma me lo había buscado.

Ayudé a Li a levantarse y me obligué a poner una buena cara.

-No creo que sea correcto dormir desnuda con mis compañeras- le dije, intentando cambiar de tema . Ella rió.

-Tontita, obviamente dormirás conmigo- me dijo y comenzó a llevarme hacia su habitación pero nos hice teletransportarnos a la habitación.

Fingí estar sorprendida.

-¿Viste lo que hice?- le pregunté, tontamente. Li estaba realmente en shock.

-¡Tienes dos Dones!- me dijo abrazándome. Li me pegó a ella y me besó. Teníamos la misma altura así que sus ojos negros estaban justo a la altura de los míos cuando me habló- mi bebé es poderosa- dijo con voz gatuna.

Li me levantó y me llevó hasta la cama, era increíblemente fuerte. Ambas caímos sobre el suave acolchado y rodamos por la cama.

Li quedó sobre mí y comenzó a quitarme el equipo deportivo de Zara con urgencia.

-No quiero que tengas nada de ella- me dijo mientras me sacaba la ropa. En cuanto estuve desnuda la ropa se partió en montones de pedazos y voló hasta el cesto.

Li comenzó a besarme de nuevo y sus manos no tardaron en comenzar a recorrer mi cuerpo.

Quise concentrarme en su boca contra la mía, en sus manos en mis pechos, en su vientre chocando contra el mío pero tenía la mente en otra parte, no podía dejar de pensar en Zara y eso ya se había convertido en una costumbre.

Estaba tan metida en mis pensamientos que ni siquiera había notado que Li me había sacado la ropa interior.

-¿Puedes repetir lo de ayer?- susurré y como toda respuesta Li comenzó a besar mi entrepierna, aparté a Zara de mi mente y me dejé llevar.

Estábamos acostadas en la cama de Li besándonos. Ella llevaba su uniforme pero yo seguía desnuda ya que Li estaba algo así como obsesionada con mi cuerpo y a cada rato escabullía sus manos entre las sábanas y me daba placer.

-Tengo que ir a ver cómo está nuestra casa, me he salteado bastantes horas por ti- dijo Li debajo de las sábanas. Me estaba lamiendo un pecho y me pregunté como había llegado a ese pensamiento mientras hacía eso. Ella salió de abajo de las sábanas. Tenía las mejillas rojas y los labios húmedos e hinchados. La besé y apreté su vientre contra el mío. Li jadeó.

-En serio tengo que irme- se lamentó mientras se separaba de mí - nos vemos a la noche, por la tarde tengo planes.

Aproveché para darme un baño y pasé el resto de la mañana viendo mi nuevo guardarropas. No había clases por la tarde así que busqué en el armario algún conjunto. Todo era nuevo y tal y como me habían dicho se adaptaba a mi estilo a la perfección.

Me puse unas zapatillas deportivas negras, un short de hilo del mismo color y un buzo rojo vino con la insignia de las Brujas. Comenzaba a refrescar y no tenía pensado salir afuera pero los pasillos del Instituto podían ser muy fríos.

Salí a caminar de nuevo con la esperanza de cruzarme a Zara. No sabía que le diría si la viera, pero a pesar de mis sentimientos contrariados no podía pasar mucho tiempo alejada de ella. Era como si fuera la luz y yo fuera una polilla. Simplemente no podía evitarlo.

Fue entonces cuando vi a Mara López despidiéndose de sus amigas y caí en cuenta de algo: todas en esta escuela estaban obsesionadas con Zara así qué tal vez alguien sabía algo más sobre ella.

Corrí hasta Mara con las esperanzas renovadas. Ya era tarde, había elegido a Li por puro impulso pero eso no significaba que no pudiera arreglar las cosas con Zara.

Si pudiera pedir un deseo ahora, pediría que Zara no fuera mi hermana.

Ojalá otra Casa fuera de Hadas Madrinas.

Pink WitchDonde viven las historias. Descúbrelo ahora