Cuando llegué a la puerta, involuntariamente la abrí sin pensar en el cerrojo mágico que Zara utilizaba. Sorprendente la puerta estaba desbloqueada.
-Creía que estaba cerrada con un hechizo- susurré.
-Solo tú y yo podemos entrar sin que la puerta se bloquee- me explicó Zara, ¿Cómo me había oído desde el otro lado de la habitación? Se encontraba acostada boca arriba sobre su cama y tenía el brazo estirado hacia el techo, con la palma de su mano apuntando hacia el mismo lugar.
-¿Qué haces?- le pregunté acercándome.
-Veo qué clima hace- contestó. No pregunté más, estaba claro que podía sentirlo gracias a la magia aunque me pregunté qué Don utilizaba para percibir aquello.
-Ah- fue lo que logré decir- ¿Y? ¿Hace frío?
-Un poco- me contestó- Pero con el uniforme basta. Creo que iré a cabalgar.
-¿No tienes clases o algo así?- pregunté. Ella negó y se incorporó.
-Me gradué antes- me explicó.
-¿Y qué haces aquí todavía? ¿Porqué aún usas el uniforme?
-Para que la gente no pregunte-contestó con descaro. Fruncí el ceño.
-Bien no haré más preguntas sobre eso- contesté con fastidio. Otro tema sobre el cual no podía hablar. Sin saber que más decir, dije lo primero que se me vino a la cabeza- Necesito un vestido para el baile.
Zara se llevó el dedo gordo a la boca y mordisqueó la uña mientras pensaba. ¿Esa era la gran Bruja Blanca? Parecía más una adolescente malhumorada y antipática que la Bruja más poderosa del Instituto.
-La modista puede hacerte uno- dijo finalmente- lleva un tiempo pero creo que lo tendrás listo para el baile. La mayoría ya hicieron sus vestidos o los compraron en el pueblo así que no creo que tenga demora.
-Genial, ¿Sabes donde está?- pregunté.
-Si tengo que indicarte el camino seguro vas a perderte- me contestó y se levantó con pereza.
-¡Eh! No soy tan tonta- contesté ofendida pero Zara me ignoró, caminó hasta mi y me tomó de la mano- ¿Lista?- preguntó. No la estaba escuchando, su mano era muy suave. Zara me dió un apretón para llamar mi atención. La miré- ¿Lista?- repitió. Asentí.
Y de pronto estábamos en otra habitación.
-¡CUANTAS VECES DIJE QUE NO SE TELETRANSPORT-oh, señorita Evans lo siento.
El grito hizo que se me paralizara el corazón y no me di cuenta de lo fuerte que estaba sujetando a Zara de la mano hasta que ella soltó un quejido.
-Perdona- dije con una sonrisa de disculpa. Zara dirigió su atención hacia la Modista y soltó mi mano.
-No hay problema señora Curtis. Lamento asustarla, no vengo muy seguido y siempre olvido que le molesta...
-No, no, querida no te preocupes- la interrumpió la señora Curtis mientras nos invitaba a pasar a su oficina.
La señora Curtís debía medir un poco más de un metro cincuenta y era recordeta, con unos anteojos con forma de media luna y una enrulada cabellera roja. A medida que conversaba montones de agujas, tijeras, hilos, telas, vestidos a medio terminar y cintas métricas se desplazaban de un lado al otro.
Me oculté detrás de Zara, posé mis manos en sus hombros casi involuntariamente y esquivé una tijera que casi me corta la coronilla escondiendo mi cabeza contra la nuca de mi compañera de habitación.

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Pink Witch
ActionUn misterio de su pasado atormenta a Elizabeth constantemente. Un misterio sobre sus padres. Durante toda su vida, Elizabeth nunca encajó. Para ella, siempre había algo que faltaba, que necesitaba. Es por ello que cuando dos chicas aparecen en su ca...