Me levanté con el peso de Li completamente sobre mí. Intenté moverme pero me tenía sujeta como una garrapata.
-Li, tengo cosas que hacer- le susurré. Ella se quejó entre sueños.
Suspiré, lo que iba a hacer era arriesgado.
Me teletransporté a un lado de la cama, justo el que quedaba de espaldas a ella y esperé en silencio. Nada. No había despertado. Vaya sueño profundo.
Le escribí una nota y le di un beso en la mejilla para luego teletransportarme a la habitación de Zara de nuevo. Sonreí, me había llevado otra camiseta. Próximamente iba a tener mi propia colección de remerones de Li Chan.
Zara también estaba dormida. Fruncí el ceño y miré la hora: las seis de la mañana. Vaya, todavía faltaban al menos dos horas hasta el encuentro con Bruce Jordan.
Ansiosa, tomé el equipo deportivo que Zara me había prestado el día anterior y me lo puse. Me até el cabello y me senté en el suelo.
Para mi fortuna, Zara tenía un suelo de alfombra blanca, muy gruesa y mullida así que era ideal para hacer ejercicios.
Durante las próximas dos horas hice abdominales, flexiones, ejercicios de piernas y de resistencia.
Me encontraba descansando boca arriba en el suelo, cuando oí movimiento en la cama de Zara. Me senté en el suelo y sonreí. Su cara recién levantada era adorable.
-Buenos días, Aurora- le dije apoyando los brazos en mis rodillas. Zara se estiró y miró en mi dirección.
-¿A qué hora viniste?- preguntó.
-Hace unas horas- me expliqué- Volví a tomar tu ropa, si no te molesta.
Ella se encogió de hombros y se levantó.
-Aunque me molestara, ya la has transpirado de todas formas- comentó. Una bandeja con comida apareció en la mesita- Debes tener hambre- agregó sentándose. Me mordí el labio, mi estómago rugió al instante.
Me senté con ella y comimos en silencio. Zara porque todavía estaba muy dormida y yo porque estaba disfrutando de un buen desayuno luego de tanto ejercicio.
-¿Vas a ir a correr hoy?- me preguntó. Asentí- te llevo- me propuso.
-¿No vas a cambiarte?- le pregunté mientras nos levantábamos.
-Serán unos segundos- dijo ella.
Literalmente fue un segundo. Zara y yo aparecimos a un lado del bosque, me deseó suerte y desapareció.
Hice algunos estiramientos mientras esperaba a Bruce. El chico apareció unos minutos más tarde.
-Buen día- me saludó y me hizo una seña, empezando a trotar. Lo seguí y me puse a la par- Bueno sé que estás ansiosa así que saltearé la conversación trivial e iré directo al punto- me aclaró.
-¿Te dije que me caes bien?- comenté y Bruce rió. Tenía una risa muy agradable. Confiable. Esa clase de risa que te asegura que no puede haber ninguna mala intención detrás de ella. Me hacía acordar a Mara López por algún motivo.
-Empezaré contándote la primera vez que los vi- me dijo.
-¿Los conociste?- pregunté esquivando la rama de un árbol.
-Si- contestó el- Ambos estaban dando una clase introductoria en Hechizos no verbales. Tu madre daba la parte práctica y tu padre la teórica. Era algo innovador ya que hasta el momento solo una Bruja Blanca o una Bruja Roja podían hacerlo. Casi ninguno lo logró pero algunos pudieron hacerlo con unos hechizos simples. Esto fue hace cinco años.
-Mi abuela me dijo que murieron cuando nací- lo interrumpí. Bruce me miró confundido.
-No murieron- afirmó- pero hace dos años desaparecieron. Nadie sabe qué les sucedió. Lamento que te hayan engañado.
-Debe haber un motivo, ¿Verdad?
-Te mantuvieron alejada de ellos y del mundo mágico durante todo este tiempo, tiene que haber una explicación. Incluso te dieron por muerta.
-Tal vez simplemente no me querían- comenté con tristeza.
-Eso no es posible- me aseguró- tiene que haber otro motivo, ellos no te criaron a ti pero si a tu hermana.
-¿Hermana?- dije deteniéndome. Bruce me miró, confundido.
-Zara Evans- dijo el muchacho y sentí que me temblaban las piernas.
¿Zara era mi hermana?
Ella mencionó que los conocía pero...¿Y si por algún motivo había mentido? ¿Y si durante todo este tiempo me había estado mintiendo? Me había mentido antes.
Por algún motivo no quería hablar de ellos. Era por algo que parecía ser tan unida a los dos. Tanto como si...fuera su propia hija.
Una culpa me revolvía el estómago. Algo que no quería aceptar. Algo que antes me era difícil y que ahora se veía incluso peor.
-¿Qué pasa?- preguntó Bruce deteniéndome, debía notar el disgusto en mi rostro- ¿Te sientes mal?
-Si- mentí. Bueno, no era una mentira del todo- tengo que irme, ¿Podemos reunirnos mañana?- pregunté. Bruce asintió y me miró con preocupación.
-¿Te acompañó al Instituto?- preguntó. Negué.
-No hace falta.
El chico se despidió y lo vi irse trotando. Cuando estaba lejos, me teletransporté.
Había tomado una decisión. No podía seguir dejando que me mientan en la cara. No podía seguir de la manera que estaba.
Y lo que sentía...Lo que sentía estaba mal. Muy mal. Ahora lo sabía.
La incomodidad y la vergüenza me consumían. Solo el siempre hecho de pensarlo me generaba horror.
Toqué la puerta y Li me recibió. No había vuelta atrás. Inspiré lentamente y hablé:
-Soy una Bruja.
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Pink Witch
AksiyonUn misterio de su pasado atormenta a Elizabeth constantemente. Un misterio sobre sus padres. Durante toda su vida, Elizabeth nunca encajó. Para ella, siempre había algo que faltaba, que necesitaba. Es por ello que cuando dos chicas aparecen en su ca...