3. Las Casas

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Habían pasado horas hasta que escuché el sonido de un par de pies golpeando contra el suelo. Supuse que así sonaba una persona cuando se teletransportaba.

Hasta el momento había intentado dormir pero hacía demasiado calor en aquella habitación para poder conciliar el sueño por lo que permanecí con los ojos cerrados esperando por un milagro que nunca llegó.

De pronto sentí cómo las sábanas se levantaban por si solas y me cubrían. Casi me da un ataque.

Me incorporé de golpe agarrándome el pecho. Mientras hiperventilaba, caí en la cuenta de porqué Zara lo había hecho: no llevaba pantalones y probablemente tenía todo el trasero al aire.

Sonrojada, miré en su dirección pero Zara volvía a moverse de un lado al otro sin parar, como un gato inquieto. El cabello castaño y corto de la muchacha saltaba y bailaba con cada movimiento que daba.

-Hola- la saludé. Ella miró en mi dirección, probablemente no esperaba que despertara.

-Hola- contestó.

-Dijiste que podría hacerte preguntas cuando volvieras...

-Lo recuerdo- contestó y sonaba algo arrepentida.

-Así que...¿Cómo conociste a mis padres?- pregunté. Si quería sacarle información, tenía que ir poco a poco. De pronto mi cola de caballo salió despedida hacia atrás, una brisa me alcanzó de la nada y Zara se encontraba sobre mi, sus ojos brillaban amenazadores.

No sabía si se había teletransportado o si se había movido a mi lado a la velocidad de la luz pero su repentina cercanía era casi abrumadora. Su mirada era dura, como nunca nadie me había mirado antes y su nariz se encontraba a unos centímetros de la mía. Cuando habló, la fragancia a menta de un chicle me alcanzó.

-No vuelvas a preguntarme sobre ellos jamás.

-Pero...

-Jamás- repitió sin levantar la voz y se apartó. En cuanto se separó sentí que volvía a respirar. Me abotoné la camisa, la cual se había aflojado un poco desde mi intento de siesta y me levanté de la cama.

-No pretendía ofenderte- comenté con sinceridad, siguiéndola - Es que tengo tantas preguntas que no sé por donde empezar y mis...no sé nada sobre ellos. Creía que habían muerto cuando era pequeña- la duda me carcomía el corazón y quería que ella notara lo desesperada que estaba por saber la verdad. Si lo había notado, no lo demostró.

-Mientras no me preguntes sobre ellos eres libre de hacer cualquier pregunta- respondió ignorando mis últimas palabras y con un chasquido de sus dedos, su uniforme desapareció y fue reemplazado con un camisón blanco de seda con tirantes dorados por encima de las rodillas. Éste también tenía una insignia con una varita al igual que la de la Directora Chalamet.

-Las casas- recordé- ¿Perteneces a la misma que la Directora?

Zara asintió.

-Fue mi primer Don. La casa a la que perteneces es de acuerdo al primer Don, que es el más poderoso en la persona.

-¿Primer Don?- pregunté.

-Hay cinco casas: Las Brujas, las Hechiceras, las Vudú, las Videntes y las Curanderas. Todas ellas se especializan en un lado específico de la magia y se llaman Dones. Hay Brujas que presentan más de un Don. Se le llama Primer Don a la primera manifestación mágica que realizamos y siempre está ligada a alguna de las cinco casas.

-Así que tienes poderes de Hechicería, ese fue tu Primer Don- le dije. Zara asintió.

-Con el tiempo presenté otros poderes pero de todas maneras mi casa es de Las Hechiceras ya que fue el primer Don que manifesté y es en el que soy más poderosa.

-¿Es decir que tienes otros Dones?- pregunté. Zara asintió.

-No es algo normal, la mayoría tiene un solo Don o Dos cuanto mucho. Las chicas que te trajeron son las más poderosas de sus años. Li Chan tiene dos Dones: Brujería y Curandera. Mara López es la mejor Vidente de su año, es por eso que les he encargado que te traigan.

Entonces recordé el beso.

-Li antes de la oficina me dio un beso en la mejilla y dijo que significaba que debía ir con ella al baile del otoño- comenté. Zara de pronto lucía fastidiada.

-Le dije que irías conmigo- comentó- Ahora no puedo hacer nada, debes ir con ella. No hay vuelta atrás de un Beso de Bruja.

Su respuesta me dejó aún más confundida que antes.

-¿Porqué querías que vaya contigo? - pregunté.

-Porqué es obvio que tu primer Don será como Hechicera- dijo- lo siento en la sangre. Una reconoce a una Hechicera cuando la ve y esa Bruja está jugando contra las reglas- se quejó.

-Algo me dice que las Brujas y las Hechiceras no tienen una buena relación- comenté. Zara asintió, aún se la veía tensa.

-Es una rivalidad que tenemos hace siglos. Viene incluso antes que Salem. Pero eso es algo que comprenderás en la clase de Historia Mágica.

Hice una mueca, claro que a pesar de toda la magia también tendría que seguir estudiando tal y como lo hacía con la abuela en casa.

-Ese baile de otoño...no sé ni qué podría ponerme, no tengo ropa siquiera.

-La tendrás una vez que tu primer Don aflore, aparecerá en tu armario en la habitación que te sea asignado y se ajustará a tu estilo.

Quedé boquiabierta, aquello era increíble.

-Así que mientras tanto tendré que andar así- señale la camisa. Zara asintió.

Bufé y me incorporé, alguien había dejado una bandeja con comida sobre una mesa ubicada en la esquina.

-Es la cena, mejor comamos antes de que se enfríe- me dijo Zara.

-Así que tienes tu propia Suite- comenté- ser la jefa de la Casa tiene sus ventajas.

Zara asintió y se llevó un bocado de pasta a la boca.

- Li Chan también es la jefa de su casa. Intenta no andar mucho con ella, no es una buena persona.

-¿Lo dices porque no es buena para mi o porque no te agradan las Brujas?- le pregunté con una sonrisa burlona. Zara me miró un momento y tragó.

-Por ambas- contestó y volvió a concentrarse en su comida.

Pink WitchDonde viven las historias. Descúbrelo ahora