Habíamos evitado la mayoría de las patrullas, ni siquiera alcanzaban la velocidad a la que estábamos, como si Ethan hubiera modificado algo en nuestro vehículo. Había disminuido la velocidad una vez que habíamos entrado a calles más solitarias y alejadas de lo que yo suponía era el centro de la ciudad. La mirada de Ethan se mantenía firme al igual que sus manos en el volante, estaba atento a todo lo que sucedía, aunque no había mucho que ver más que la interminable ruta. La cabeza de Megan estaba sobre mi hombro. Su respiración era lenta y sus ojos se mantenían cerrados. Parecía como si no hubiera dormido hace días, pero afortunadamente ya podría hacerlo. O al menos eso esperaba.- ¿A dónde nos llevas? –pregunté sin apartar mi mirada de la ruta-
Miré como sus nudillos se volvían aún más blancos alrededor del volante.
- Tienen que confiar en mí. –respondió sin más-
- Sabes que no lo haremos, estas actuando muy extraño.
Apretó los labios duramente antes de mirarme de reojo. Sus manos se relajaron levemente sobre el volante y su mano izquierda se dirigió a la capucha que seguía sobre su cabeza, la retiró lentamente. Sus rasgos eran un poco más finos de lo que me imaginaba, sobre todo sus labios, además su nariz era pequeña, pero lo que más llamó mi atención fue la larga melena pelirroja que cayó sobre sus hombros.
-Eres una chica. –intenté mantenerme inexpresivo. Sabía que había algo raro en ese tal Ethan, pero una chica... eso no me lo esperaba.-
-Así es. –esta vez no se preocupó en ocultar su voz femenina y era totalmente diferente. Se le daba bien interpretar la voz masculina- Los estoy llevando con mi grupo. Ahora mismo yo no puedo revelar nada, pero ellos podrán responder a cualquier duda que tengan.
Si no hubiera dicho esto último, era un hecho que estaría invadiéndola de preguntas, pero sabía que era en vano.
- Jamás te había visto. –rompí el silencio- En el planeta Seigue.
Ella suspiró
- No soy de ahí. Pero, como ya te dije, mi grupo será el encargado de contarles todo lo que deben de saber sin contar ni más ni menos.
La miré varios segundos.
- Tengo una pregunta –la interrumpí antes de que pudiera objetar algo- ¿El peliblanco está de tu lado? Me refiero ¿Es de tu grupo?
Negó
- Un día llegó a la celda sin más, puede que sea un Zeta y ahora haya sido físicamente modificado por los Eléctricos.
- No se ve para nada fuerte –comenté-
- No lo es y a la vez sí. He visto como ha llegado totalmente herido y al día siguiente está como nuevo, es por eso que me hace pensar que es un Zeta. –hizo una pausa- Es totalmente inofensivo por lo que he visto, pero igualmente desconfió de él al igual que de tu compañera de pelo teñido.
- ¿Kumi? No es para nada peligrosa, claro, si no la provocas.
- No lo sé... es decir, no la conozco, pero no parece que haya algo extraño en su físico después de los experimentos. Pensó lo siguiente varios segundos- Puede que sea algo mental. Hay que mantener los ojos bien abiertos.
Pensé en sus palabras y aunque no podía imaginar a Kumi haciéndonos daño, contesté.
- Lo tendré en cuenta. –me limité a contestar-
- En estos momentos no podemos confiar en los Zetas, pueden actuar en contra de nosotros en cualquier momento, o tal vez no, pero no podemos arriesgarnos.
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Perdido Entre Lágrimas
FantasyLibro #2 de Lágrimas Congeladas El planeta Seigue jamás había tenido que enfrentar sucesos tan extraños, y no hablo de guerras sino de algo que deja a todos totalmente confundidos, acontecimientos que solo llevan a una misma cosa: Eléctricos. El Su...