Capítulo 7

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Habíamos pasado aproximadamente una noche dentro del edificio y aun no nos dejaban salir. Querían asegurarse de que nadie que hubiera escuchado las órdenes del Superior les advirtiera a los cazadores que escaparan, por lo tanto, tuvimos que quedarnos aquí. Forrest se fue a su habitación, al igual que Megan, se veían cansados así que fueron a tomar una siesta mientras que Kumi y yo nos quedamos en el silencioso pasillo del segundo piso. Mi espalda estaba apoyada en la pared al igual que la de Kumi, ambos estábamos sentados sin saber exactamente qué hacer, aunque ella parecía estar a punto de caer en un profundo sueño puesto que de vez en cuando sus ojos parecían cerrarse.

- ¿No notas a Megan... diferente? –pregunté-

Normalmente prefería el silencio, pero en ese momento quería deshacerme de él, en ese pasillo era preferible hablar, aunque fuera en voz baja.

Kumi suspiró.

- No lo sé, sabes, no le he prestado mucha atención. Es decir, estoy contenta de que haya despertado, pero he tenido tantas cosas en la cabeza que... bueno, tu sabes. –abrazó sus piernas y descansó su barbilla sobre sus rodillas-

- ¿Cosas como el juramento que has hecho por Forrest?

-Te he dicho que no quiero hablar de ello.

- ¿Por qué? –Fruncí el ceño- ¿El Superior te ha obligado? Porque de ser así...

- Lo he hecho por mi propia voluntad. –volvió a soltar un suspiro, pero esta vez inhaló más profundo- Si me dices porqué de repente ves a Megan de esa manera, tal vez decida contarte.

- ¿A qué te refieres a mirarla de esa manera?

Me miró de reojo, como si la estuviera tomando del pelo.

- No finjas, la miras como si... -pensó varios segundos- como si no fuera más que una basura que no debería de estar ahí.

- No la miro así.

- Si lo haces.

- Estoy seguro que no.

- Tal vez no le preste tanta atención a Megan, pero advierto cuando algo o alguien te desagrada, es muy notorio.

Comencé a golpear el suelo con las puntas de mis dedos, emitiendo un sonido hueco, casi desesperante. Aun así, no dejé de hacerlo.

- No lo sé, no me he sentido muy bien, como si estuviera...vacío. Cuando vi a Megan despierta tuve un terrible presentimiento y sigo teniéndolo, como si se tratase de una bomba a punto de estallar.

- Creí que la amabas.

No respondí. Me limité a encogerme de hombros, restándole importancia.

- Bien... -se irguió y apoyó su cabeza en la pared- yo me he ofrecido para ser el guardaespaldas de Forrest, el Superior no estuvo tan convencido al principio, pero al final aceptó y me hizo jurar todo lo que ya has escuchado. –hizo una pausa larga- Mi madre murió protegiéndome y yo no pude hacer lo mismo por mis hermanos, ni siquiera pude evitar que mi padre se suicidara. Quiero que mi vida tenga un sentido y si voy a morir, prefiero que sea protegiendo a alguien que quiero.

Asentí comprendiendo, al fin y al cabo, cada quien tenía sus razones para hacer lo que quisieran, fuera una idea razonable o no.

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Después de cuarenta minutos y veinte segundos dieron permiso para salir del edificio y nos preparamos al instante, o al menos los demás pues yo ya llevaba mis armas y estaba listo desde un principio. Salimos del, casi, abandonado edificio. Todos estaban buscando cazadores y a cualquier Guerrero que estuviera ocultando alguno. Caminamos demasiado, nadie dijo ni una sola palabra en todo el camino, seguramente porque nadie podía creer que estábamos a punto de hacer algo fuera de lo normal. De pronto comenzaba a dudar, y juraba que todos pensábamos de la misma forma ¿Valía la pena arriesgarse tanto por algo como esto? Es decir, habían secuestrado Guerreros y Soldados, hackearon el sistema y había una nave dentro de un lago, pero, ¿y si la nave no tuviera nada que ver?

Perdido Entre LágrimasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora