La negrura no quitaba el hecho de que escuchara gritos, de nuevo esos terribles y escalofriantes gritos que me atormentaron la noche anterior, pero estos venían junto con el llanto de la misma chica. Gritaba de una forma desgarradora que parecía que rompería hasta el mismísimo aire como una cuchilla delgada. Mi cuerpo ardía y no me refería a que la temperatura de mi cuerpo estuviera subiendo, sino que literalmente ardía, como si algo me estuviera quemando realmente, empezando por ambos brazos y piernas hasta expandirse por todo mi cuerpo, pero en el pecho era donde el dolor era peor, como si el mismo ardor me quitara la respiración. Cualquier movimiento me causaba sufrimiento, así que intenté estar lo más quieto posible, pero llegó el momento en el que hasta respirar me dolía, también dejé de hacerlo. Mis pulmones pedían a gritos aire, pero mi instinto me decía que no hiciera movimiento alguno. Era imposible contener la respiración por tanto tiempo, al menos, para mí.
Me incorporé de golpe al mismo tiempo que abría los ojos y tomaba una bocanada de aire. Volví a sentir un dolor en mi pecho, pero esta vez de una manera diferente, al bajar la mirada vi un vendaje cubriéndome la parte superior del torso. Recordé lo que había sucedido y al levantar la mirada vi a Kumi en frente de mí. Me desconcentré y miré a mi alrededor, estaba en esas habitaciones de hospital que tanto odiaba.
- Estas bien –Kumi soltó un suspiro de alivio- Habías perdido mucha sangre, creí que tu cuerpo no la regeneraría lo bastante rápido... pero sigues vivo ¿Cómo le haces para enfrentar a la muerte?
La ignoré, inconscientemente busqué a Sherak con la mirada, al no verlo, mi segundo instinto fue buscar a Canek. No estaba.
- Canek, maldición, tengo que buscarlo.
Intenté salir de la cama, sin embargo, Kumi colocó su mano en mi hombro con delicadeza, como si tuviera miedo de lastimarme. El ardor que había sentido en mi sueño aún seguía presente, o al menos el recuerdo, había parecido tan real que casi me aparto de su tacto por temor a quemarla.
- Déjalo –dijo con suavidad-
- Me he prometido que no dejaría que nada le sucediese...
- Él te atacó, al igual que hizo Sherak con...
Kumi de alguna manera sintió la presencia del Superior segundos antes de que entrara en la habitación, detrás de él iba un guardia y Forrest el cual cojeaba un poco y en su rostro se veía que reprimía una mueca de dolor, al instante Kumi lo ayudó a sentarse en una silla.
- ¿En qué pensabas? –fueron las primeras palabras en salir de los labios del macho alfa-
- Usted tan solo me dejó ocho noches para...
- Forrest y su cazador no tenían nada que ver en tu asunto.
- Sherak escapó, ¿Cómo quería usted que me adentrara a las profundidades del bosque bestial?
- No es asunto mío.
- Entonces no sé qué está haciendo aquí, regañándome.
-Christian –Kumi levantó la voz- Trata con más respeto a nuestro Superior.
Algo en su tono de voz me hizo obedecer, Kumi no solía defenderlo, pero ahora que ella era su favorita, por supuesto que aprovecharía cualquier situación para no perder lo que tanto había tardado en conseguir. O tal vez yo estaba demasiado molesto y ella solo trataba de evitar que me metiera en más problemas.
- Si el cazador de Forrest te ha atacado, debió haber tenido una razón. –continuó el mayor-
-Lo mismo digo sobre Sherak, dudo que haya atacado a Forrest sin razón alguna.
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Perdido Entre Lágrimas
FantasyLibro #2 de Lágrimas Congeladas El planeta Seigue jamás había tenido que enfrentar sucesos tan extraños, y no hablo de guerras sino de algo que deja a todos totalmente confundidos, acontecimientos que solo llevan a una misma cosa: Eléctricos. El Su...