Kumi enrolló la escalera y la colgó a su espalda, corrió hacía la camioneta, pero en cuanto advirtió que no la estaba siguiendo, se dio media vuelta y me miró de pies a cabeza.
- Christian, ¿Qué sucede? –Se acercó a mí- Muévete, no te quedes ahí reflexionando en estos momentos.
Pero no era eso, comenzaba a tener una sensación que jamás había experimentado. Mi cuerpo comenzaba a sufrir pequeños temblores y sentía algo parecido a pequeñas agujas penetrar mi piel, sobretodo mis brazos en donde la piel estaba al descubierto, creando una necesidad de abrazarme a mí mismo. Recordé todas las veces en que Megan se abrazaba a sí misma para "mantener el calor" y yo simplemente pensaba que eso no servía de nada. Ahora entendía la necesidad.
Por primera vez mi cuerpo sentía el frío como algo desconocido y no como una parte de él. ¿Lo alarmante? En Tormlezz no hacía frío.
- Christian... -sacudió su mano frente a mis ojos-
La voz de Kumi me sacó de mis pensamientos y simplemente parpadee volviendo a la realidad.
- ¿Sucede algo? –frunció el ceño-
- No –contesté con suerte sin que mi voz temblara-
Su mirada claramente decía que no me creía en lo absoluto, sin embargo, simplemente me hizo una seña para que la siguiera y así fue. Megan se encontraba parada en la parte trasera del vehículo, en sus manos cargaba un francotirador, probablemente había sentido que algo estaba yendo mal. Ambas puertas de la camioneta estaban abiertas y antes de que Megan pudiera moverse, Kumi simplemente comenzó a empujarla dentro.
- Yo manejo. –avisó-
- Pero...
- No hagas preguntas. –Se quitó la máscara que cubría su nariz y boca y se la dio a Megan- Póntela, ahora.
Subí junto con Megan y cerré las puertas a mis espaldas. Mala idea. Sentí un dolor punzante en mi mano derecha, la cual no había dejado de sangrar y la llevé a mi pecho al mismo tiempo que reprimía un gemido.
- Christian ¿Qué te pasó? –Megan se acercó a mí, pero di un paso atrás-
- No te acerques.
- ¿Por qué? –sus ojos se movieron con preocupación- Dime qué está pasando, por favor.
- Solo... ponte la máscara que te dio Kumi. –Me dirigí al fondo de la cabina hasta quedar pegado a la pared, lo más alejado de Megan-
Sin objetar, se puso la máscara sin apartar la mirada de mí ni un solo segundo. Sentí que estábamos en movimiento y aunque al principio la camioneta se tambaleó, Kumi pudo mantenerla estable. Megan se sentó en la esquina de uno de los asientos sin intenciones de acercarse a mí, noté que sujetaba su mano derecha.
- Lo siento –dije desviando la vista- tuve que hacerlo.
- No importa, no puedes evitar pelear solo para no lastimarme. –se mantuvo unos momentos en silencio- pero creo que eso no es lo que realmente te preocupa.
No hubo respuesta de mi parte, y no solo porque no quería preocuparla más de lo que ya estaba sino porque comenzaba a sentirme realmente cansado y lo único que pude hacer ante eso, fue sentarme en el suelo que de repente parecía más frío que antes. ¿Qué me estaba pasando? ¿Megan no sentía lo que yo en estos momentos?
Un suspiro se dio lugar ente el silencio que nos inundaba, pero no fue mío sino de Megan, sabía que estaba a punto de decir algo, pero un sonido sordo la interrumpió, seguido de un movimiento brusco como si Kumi hubiera perdido el control del volante por unos segundos. Tanto Megan como yo miramos las puertas que se encontraban en frente y en una de ellas se encontraba una leve marca redonda en el metal.
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Perdido Entre Lágrimas
FantasyLibro #2 de Lágrimas Congeladas El planeta Seigue jamás había tenido que enfrentar sucesos tan extraños, y no hablo de guerras sino de algo que deja a todos totalmente confundidos, acontecimientos que solo llevan a una misma cosa: Eléctricos. El Su...