Capítulo 46

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Un olor conocido inundó mi nariz. Detestaba ese aroma a medicamentos y esterilizante, además el sonido del electrocardiograma me desesperaba a tal punto de querer reventarme los oídos. Abrir los ojos no fue realmente lo difícil, tampoco acostumbrarme a la luz y sorprendentemente tampoco moverme, sin embargo, mi cabeza parecía estar a punto de estallar y mis pulmones dolían, si es que eso era posible.

- ¿Puedes decirme tu nombre? –Preguntó una mujer que no me fue familiar, mientras apuntaba una luz a mi ojo derecho para proseguir con el izquierdo- ¿Me escuchas?

- Christian Myers -mi voz apenas fue audible a través del respirador-

- Bien, Christian ¿Recuerdas algo de lo que pasó?

Los recuerdos llegaron a mí como si alguien me hubiera arrojado una cubeta de agua fría. Lo que más recordaba era un denso humo llenando mis pulmones, pero esa memoria no fue lo que me alarmó, sino la imagen de Megan cayendo por la ventana.

- ¿Dónde está? –pregunté intentando de levantarme-

La enfermera me tomó del hombro.

- Tranquilo, todo está bien.

- Quiero verla. –Me removí en su agarré y ella no hizo más que ejercer presión. Sin embargo, comencé a forcejear-

- ¡Ayuda! –gritó ella, ocasionando que mi cabeza doliera aún más-

Aparté las manos de aquella mujer y me incorporé. Llevé mis manos al respirador que llevaba puesto, pero una voz familiar me detuvo.

- Yo no haría eso de ser tú.

Levanté mi mirada y me encontré con la del Superior. Parpadeé, repitiéndome mentalmente que era una ilusión, pero cuando miré a mi alrededor recordé aquél lugar a la perfección. Estaba en el edificio central. Me quité la máscara a pesar de sus palabras.

- ¿Dónde está Megan?

Su semblante era completamente serio. Como si tuviera malas noticias.

- ¡Maldita sea, le estoy preguntando algo!

Sus labios se separaron, pero fue otra voz la que habló.

-Acaba de despertar. –Forrest entró por la puerta con el mismo semblante que su padre- Exactamente al mismo tiempo que tú, ni un segundo más ni uno menos.

Aparté los tubos y cables que estaban incrustados en mi piel y quité la sabana que me cubría. Me levanté. Mis piernas tardaron en acostumbrarse y Forrest tuvo que sujetarme por un momento para no caer.

- Hey, hey ¿Qué crees que haces? –me detuvo-

- ¿Que qué hago? ¡Cayó diez pisos de altura, tengo que ver cómo está!

- Wow, Christian, relájate. Cayó desde el tercer piso.

Lo miré sin creerlo.

- Pero...

- ¿Por qué mejor no la dejas descansar y haces lo mismo por ti? –Me hizo sentarme en la cama- Sé que estas confundido y no entiendes nada, pero la acabo de ver y está igual de confundida que tú, pero recuerda que están conectados, si tú te sientes bien ella también.

No lo recordaba. Si Megan estuviera muerta, yo también. Eso, en cierta manera, me tranquilizó, pero no del todo. Miré mis brazos y descubrí que no tenía ni un solo rasguño. Pero Megan no debió haber tenido la misma suerte.

- Cuatro noches y doce horas es lo que llevan inconscientes. Chrystal te encontró y nos llamó a Kumi y a mí para sacarte del Núcleo. Un minuto más tarde y hubieras sido rostizado vivo por el fuego.

Perdido Entre LágrimasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora