Capítulo 42

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Por eso estaba tan desesperada por aquella hoja. Sabía lo que contenía y estaba furiosa porque había perdido las tres cosas que más le importaban: El Prodigium, la formula y a Blazh. Este último solo le importa por sus intereses personales y nada más, como ya todos sabíamos. Utilizaría a Tyler como rehén para conseguir lo que quería. No me llevaba muy bien con Tyler, sin embargo, aún era joven y aunque no era bueno siendo Guerrero, aún tenía una vida por delante, donde aprendería cosas nuevas, desafortunadamente entre ellas estaría el dolor y la traición, pero también aprendería lo que era querer a alguien tanto como para vivir protegiéndola. No merecía morir, mucho menos de esa manera.

Miré una vez más la hoja que se encontraba en mis manos y tuve toda la intención de romperla, sin embargo, Chrystal la tomó antes de que pudiera hacerle si quiera un rasguño.

- ¿Piensas romperla? –me miró sorprendida-

- ¿Por qué no? No podemos permitir que Keyla tenga eso en sus manos.

- Pero... -la miró- Aun no termino de descifrarla del todo, pero ¿No crees que pueda ayudarlos?

- ¿Ayudar a quienes? –Fruncí el entrecejo-

Miró sobre mi hombro. Sabía que Megan se encontraba ahí, aun con Blazh. Esperaba que hasta ese punto no estuviera tan desesperada de hacerlo reír como para hacer el ridículo. La mirada de Chrystal volvió a detenerse en mí.

- A ti y a Megan. –Bajó la voz- ¿No quieres romper la conexión?

Me mantuve en silencio por varios segundos. Sí, sí quería deshacerme de esa conexión, pero algo dentro de mí me impedía aceptarlo. Me había acostumbrado tanto a sentir el dolor de Megan, que simplemente no quería romper ese vínculo, el que me hacía comprender su sufrimiento, aunque fuera solo físico. Pero era por nuestro bien.

Asentí.

- Dáselo a tu padre. Será más seguro que lo lleve él y no nosotros que entraremos al Núcleo. Después en el planeta Seigue podremos descifrarlo.

Ella asintió y se dirigió hacía su padre, que se encontraba platicando con unos cuantos compañeros. No me moví de mi lugar, me quedé mirando al vacío sin saber realmente que procedía de todo esto. Quería terminar con todo de una maldita vez y regresar a Seigue, aunque las guerras continuaran, pues esa era la naturaleza de nuestro planeta, ni siquiera sabía lo que era vivir sin ellas. Toda nuestra vida solo estaba dedicada a eso, a defendernos.

- ¿Estas bien? –Sentí su respiración en mi cuello incuso antes de que hablara y solo eso bastó para saber que se trataba de Megan-

Se paró en frente a mí, tomando toda mi atención. En ese momento la miré con más detenimiento, en lo que se había convertido, todo lo que había aprendido, todo lo que había sufrido y, sin embargo, seguía ahí. Conmigo.

- Sí –respondí con indiferencia-

- Oye, todo se arreglará. –Acortó más la distancia entre nosotros y tocó mi mejilla con delicadeza. Sonrío de esa manera en la que me volvía loco- Saldremos de esta ¿Sí?

Quisiera ser tan positivo como lo era ella, pero no era como ella y ella no era como yo. Al menos uno de nosotros saldría lastimado, ya fuera Megan, Forrest, Kumi, Chrystal, Tyler, yo, o cualquiera de los Guerreros que se encontraban ahí. Al menos uno moriría, al menos uno estaría cerca de la muerte, al menos uno gritaría de dolor, al menos uno lloraría por la pérdida de un ser querido, al menos... al menos uno se sacrificaría por la persona que más ama.

Mi mejilla se sintió fría cuando Megan apartó su mano. Su sonrisa se desvaneció.

- No me crees. –confirmó-

Perdido Entre LágrimasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora