00. Prólogo

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Eylen

4:25 am ¿es una extraña hora para estar despierta no lo creen?

No resulta extraña cuando tu casa está plagada de personas y el ruido de la estruendosa música resuena por toda tu habitación. Eso sin mencionar las veces que tocaron o intentaron abrir mi puerta porque necesitaban un lugar para tener sexo, creo yo.

Me asomo por mi ventana, las sirenas de las patrullas suenan y ahora el ruido de las personas en la fiesta, que probablemente están borrachas, se oye como si corrieran por toda la planta baja con la idea de escapar, cosa que no logran conseguir la mayoría del tiempo.

—¡Genial! La policía está aquí, otra vez. —dice Alice con fastidio.

—¿Cuándo llegamos a este punto? ¿Por qué es común para nosotras ver esto cada día? —me giro cerrando la cortina y la miro.

—No lo sé, prima, —sube los hombros —Pero ya quiero dormir, ¿ves estas ojeras? ¿Cuándo desaparecerán si nunca duermo?

Suspiro y me siento en mi cama. Entramos al colegio en menos de cuatro horas y no pude pegar el ojo en toda la noche, ni madrugada.

El ruido de la fiesta baja su intensidad, ahora solo escucho murmullos y las luces de la patrulla aún siguen presentes.

Abro la puerta y me asomo, el pasillo de la planta alta es un desastre. Pongo un pie afuera dispuesta a saber si ya todo ha acabado por fin, pero la voz de mi prima me hace detener el paso y voltearme a verla.

—¿A dónde crees que vas? —Alice me mira seria y luego lanza un bostezo.

—Solo quiero saber si ya-

—Entra a la habitación y cierra la maldita puerta, Eylen. —masculla entre dientes y obedezco sin más, volviendo a entrar a la habitación y cerrando la puerta con seguro.

Ella se acomoda en su cama y se arropa de pies a cabeza. Miro por la ventana una última vez y caigo en cuenta de que ya no es una patrulla, son cinco. Los policías se llevan a las personas esposadas, el jardín es un total desastre, latas de cervezas, casilleros, hombres tirados, papel higiénico en el árbol. Algunos vecinos están afuera de sus casas en batas de dormir mirando como varios policías forcejean contra los borrachos para meterlos al auto.

—¡Ya duérmete! —ordena Alice nuevamente.

—Ya no quiero.

—Carajo, duérmete ya, Eylen —me regaña. Doy una última mirada y me alejo de la ventana.

Camino hasta mi cama y me acuesto, tal vez si le había mentido a Alice, porque apenas pongo mi cabeza sobre la almohada caigo en un profundo sueño de cansancio.

Eylen & Harry - When We Fall [✔️]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora