55. Lección

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Harry

Bajo del auto sosteniendo fuerte el bate de béisbol. Tokio hace lo mismo solo que en su mano lleva un palo de golf.

Son pasada las una de la mañana, en mi chaqueta llevo un par de fotos que mi investigador privado me entregó junto con toda la información que necesitaba de Harold Reynolds, así como la dirección de la nueva casa que alquila desde que su esposa inició el proceso de divorcio.

—¿Seguro de esto? —indaga Tokio cuando estamos en la puerta.

—Nadie, nunca, mientras yo tenga vida y esté junto a ella, le hará daño. El que se atreva recibirá su lección.

Él me sonríe y se muestra satisfecho con mi respuesta.

—Entonces vamos a darle un buen susto a este hijo de perra —dice y pateo la puerta.

Lo hago unas dos veces con mucha fuerza hasta que se rompe y nos da acceso al lugar.

Caminamos por la estancia en silencio y a oscuras. Doy con uno de los interruptores de luz y toda la sala de estar se ilumina. Es bastante decente, llena de libros, adornos de porcelana, cuadros con fotos de sus hijos en las repisas y muebles de madera oscura.

Voy hasta el centro de la sala y con el bate comienzo a romper los jarrones y los cuadros de fotos.

Tokio saca una navaja de su chaqueta, rasga los muebles y les saca el relleno esparciéndolo por todo el lugar.

—¡Oh, Harold! —hablo de manera alta al techo y con el bate golpeo las paredes —¡Despierta, Harold! ¡Baja a conversar!

Tokio se ríe y guarda su navaja. Toma el palo de golf y comienza a golpear el candelabro del comedor como si fuera una piñata y los vidrios vuelan por todos lados.

Escucho pasos bajar las escaleras y el hombre aparece en la sala con un arma muy diminuta en mano y ojos asustados.

—¡¿Qué diablos estás haciendo?! Llamaré a la policía, estás en mi propiedad y puedo matarte, no tengo miedo a disparar.

—Ni siquiera sostienes bien el arma, idiota —lo señalo con el bate y sonrío con gracia.

Tokio arroja el palo de golf contra la ventana del comedor y esta se quiebra de forma rápida. Reynolds ni siquiera lo había visto, mi amigo saca su arma y se para detrás de él pegándola directo a la cabeza del hombre y desactiva el seguro.

—¿Por qué no nos haces el favor de bajar tu arma de Barbie y haces todo lo que mi hermano te diga?

Reynolds arroja el arma a mis pies y sube los brazos al aire —¿¡Qué es lo que quieren?! No hay nada aquí de valor, ¡NADA!

—No orines tus pantalones —le dice Tokio con burla.

Al igual que Tokio voy a la ventana, pero de la sala y estrello el bate contra la misma.

—Estoy enojado, Harold. ¿Quisieras saber la razón? —le digo. El hombre asiente —Odio las injusticias, no, repudio las injusticias: me dan asco ciertas acciones que se desencadenan gracias a las mismas y sobre todo odio a quienes tienen un poder que se les fue dado para que ejerzan sabiamente, pero en su lugar lo usan para hacerle daño a quienes no pueden defenderse.

—No entiendo —dice el hombre negando —¡¿Qué es lo que quieren?! Yo no le hago daño a nadie. ¡Soy un simple profesor de Geografía!

Le doy una mirada a Tokio. Mi amigo le da un golpe en la cabeza con el arma y lo empuja hasta mí.

—Él odia las injusticias, yo odio las mentiras y si vuelves a decir una mentira más te voy a disparar en la lengua —le advierte. Harold empieza a llorar.

Eylen & Harry - When We Fall [✔️]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora