veinticinco

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Gordon se hizo a un lado para que me sentara junto a él en la camilla.

Era el momento de la verdad.

—¿Por qué te fuiste? — pregunté.

Me miró y agachó su cabeza.
Oí que rio suavemente.

—¿Qué te han contado a ti?

—Que todos érais una mala influencia para mí, sobre todo Harry. Que por vuestra culpa pude haber muerto. Que no me hacíais ningún bien y que debía permanecer alejada de vosotros.

—Todo es mentira. Todo lo que te han contado. Absolutamente todo.

—¡Pero los chicos me lo contaron! ¡Ellos no pueden haberme mentido de nuevo! — exclamé.

—Y no lo hicieron, ellos dijeron lo que les hicieron creer. Sólo que lo que ellos creen saber no es cierto. Solo tus padres, Cristina y yo sabemos la verdad.

—¿Y cuál es la verdad? Estoy cansada de tantas mentiras Gordon.

—La verdad es que tus padres intentaron alejar a todo el mundo de ti, más específicamente a mí. Ellos tenían miedo de que contagiásemos a nuestros amigos. Descubrieron tu enfermedad en el hospital, el día del accidente. Cuanto te hicieron las pruebas lo descubrieron, pero ya era demasiado tarde desgraciadamente, tu enfermedad estaba demasiado avanzada, al igual que la mía lo estaba, todo fue mi culpa. Tus padres nunca quisieron hacerte daño, sólo intentaban proteger a los chicos. A ti, a mí, a ellos. Y Cristina era una parte esencial en el proceso, porque, ¿quién desconfiaría de una psicóloga que sólo quería "ayudar" a su paciente? Simplemente debías creer la historia que inventamos, ellos debían alejarse de ti, yo desaparecer y tú vivir una nueva vida sin nosotros. Pero nunca quisimos que tú sufrieras. Nunca quisimos que el mundo se te derrumbara encima. Sólo debías creer, pero tu sentimientos pudieron con tu cordura y te negaste a hacerlo. Tus padres me contaron que viste a los chicos en el instituto y fue en aquel momento cuando toda la mentira que habíamos creado se nos vino encima. Todos los esfuerzos que habíamos hecho por intentar mantenerte alejada de ellos desaparecieron de un momento a otro. Teníamos miedo de que contajiaras a uno de ellos, y es aquel el motivo por el que Cristina te soltó el bombazo de tu enfermedad cuando le dijiste que lo sabías todo. Sólo queríamos mantener a todo el mundo protegido, sobre todo a ti, tú eres quien está más inestable día tras día. Y créeme, esto es sólo el principio, conforme vayan pasando los días sentirás que tu pecho se comprime, que te resultará condenadamente difícil respirar, tendrás una tós horrenda al igual que mucha fiebre. Y si crees que ya has sufrido, prepárate para lo peor Amber, la muerte. - dijo mirándome fijamente.

Y ahí lo tenía, mi mayor miedo se estaba apoderando de mí. Morir.

Un recuerdo invadió mi mente en aquel momento.
Harry y yo hablando de ello cuando Niall se encontraba en Irlanda.

Después de que muramos, ¿qué sucederá? Simplemente no podremos pensar, no podremos ver, no podremos escuchar... No podremos sentir. No sabremos jamás nada del mundo tras nuestra muerte. Ni siquiera podremos recordar nuestra propia existencia, porque ya no tendremos la capacidad de recordar, todo se borrará, como si nunca hubiese existido.

Todo desaparecerá.

—Todo este tiempo habéis intentado proteger a los chicos y yo lo único que he hecho es poner su vida en peligro.

—Es por ellos que debes mantenerte alejada de ellos Amber. Este es un tema muy serio, no podemos jugar con sus vidas. Son de ellos, no nuestras.

Y entonces sentí un pinchanzo en mi pecho.

Harry y yo tuvimos unas noches atrás relaciones sexuales.

—Gordon, tengo una pregunta importante. ¿Al mantener relaciones puedes contagiar a alguien?

Frunció el ceño.

—Claro que sí, la tuberculosis se transmite por la saliva y el aire. Tú... Ya sabes...

—Sí. 

Me mordí el labio nerviosa.

—¿Con quién?

—Con Harry.

Sus ojos se abrieron por completo y unas ligeras arrugas se marcaron en su frente.

—¿Estás bromeando verdad?

—No.

—¿Te das cuenta de lo grave que es esto? Le has condenado Amber.

—¿Cómo tu me has condenado a mí?

Aclaró su garganta un poco.

—Sí. Como yo te he condenado a ti.

Asentí e hice una mueca con la boca.

—¿Qué debo hacer ahora?

—Tienes que hablar con tus padres.

—¿Estás loco?

—No, estamos hablando de su vida Amber, de la vida de Harry. Tienes que hablar con tus padres para que ellos hablen con los suyos. Posiblemente no os dejen estar más juntos. Pero si no es así, acabaremos matando a todo nuestro grupo de amigos. ¿Hace cuánto estuviste con él? — preguntó.

—Hace tres días.

—Está a tiempo, puede salvarse. Él todavía tiene una oportunidad.

—No como nosotros.

—Exacto, y es por eso que quiero que te vayas a tu casa ahora mismo, se lo cuentes a tus padres y que ellos intenten arreglarlo.

Me levanté rápidamente de la cama.

Gordon hablaba tan seriamente que me hacía sentir nerviosa bajo su mirada intimidante.

Besé su mejilla y salí corriendo por los pasillos del hospital.

De nuevo aquellas escaleras.

Tropecé con uno de los escalones y casi caí al suelo, por suerte pude agarrarme a tiempo a la barandilla.

Esperé a un taxi, una vez hube conseguido uno le di una dirección a donde iría antes de ir a mi casa. Una pequeña parada rápida.

Paró frente al cementerio y le pedí que esperase por mí, pagué el trayecto recorrido y corrí hasta la tumba de mi hermano.

Cuando llegué me apoyé en la lápida para recobrar el aliento.

Perfilé su nombre con mi dedo.

Adam Thomson.

—¿Sabes? Todo lo que creía que era verdad vuelve a ser mentira. — reí levemente — Resulta que papá y mamá simplemente querían proteger a Louis y los demás, ¿recuerdas a Louis? Solíamos jugar con su pelota de colores en su jardín trasero. Sigue siendo el mismo chico increíble de antes Adam, él es genial. Te echa mucho de menos, al igual que yo, los dos desearíamos que los tres pudiésemos volver a jugar juntos. Siempre nos daba una paliza. Es tan bueno al fútbol como antes. La cuestión es que creo que he perjudicado la vida de Harry, el chico del que te hablé, el chico que tanto me gusta. Puede que le haya contagiado mi enfermedad. Si yo no hubiese intentado descubrir la verdad y ellos no hubiesen intentado entrar en mi vida ahora no tendría este gran problema con él. Me duele decir esto pero, si Harry nunca hubiese entrado en nuestras vidas puede que todo este lío nunca hubiese sucedido ya que yo no me habría hecho amiga de Gordon. No le hecho la culpa a Harry, claro que no Adam, es sólo que podría no haber ocurrido, ¿me entiendes? — miré la hora en mi reloj — Tengo prisa, debor evitar una tragedia. — me quedé en silencio por un largo tiempo observando su lápida y las palabras que había escritas en ella. Adam Thomson, amado nieto, amado hijo, amado hermano, gran futbolista en ratos libres. 1998 - 2012. Reí internamente por aquello último, Adam me contó que cuando muriese quería que grabaran aquello en su tumba, ya que él amaba el fútbol. Me costó mucho convencer a mis padres para que incluyesen aquello en su lápida. Pero era su deseo, y yo quería concedérselo — Te veo dentro de poco hermanito.

Sacudí mis pantalones y me dirigí de nuevo al taxi.
Le di la dirección de mi casa.

Debía decirle a mis padres que había condenado a Harry a una posible muerte.

peligro | Harry Styles #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora