peligro | Harry Styles #2

treinta y seis

Louis acariciaba mi espalda mientras que yo lloraba. Estábamos en un parque cercano a su casa.

Después de la inesperada noticia de Amber había salido de la habitación del hospital dando un portazo y siendo perseguido por Louis.

Cuarenta y ocho horas, solo cuarenta y ocho horas de vida como máximo.

¿Por qué la vida era tan injusta con las personas buenas?

¿Y cómo ella podía haberlo dicho sin dolor mientras se le formaba una pequeña sonrisa?

Una vez me dijo que su mayor miedo era la muerte. ¿Por qué la esperaba sonriente?

Sabía que tendría que estar allí apoyándola y aprovechando sus últimos momentos, pero algo dentro de mí no me dejaba. Y yo quería estar con ella.

Maldecía el quererla tanto y odiarla por que mueriese.

—¿Te sientes mejor?

—No. — contesté.

Suspiró y se levantó, le miré e hizo una mueca.

—Podemos quedarnos todo el tiempo que quieras aquí, pero en algún momento tendremos que enfrentarnos a la realidad.

—Me quedo por ahora.

Apreté mis puños, llevaba razón. Miré a mi alrededor, estábamos rodeados de árboles, unos niños jugaban a fútbol a un lado del parque y se oía cantar a los pájaros.

Louis enterró sus dedos en mi pelo y jugó con él. Se inclinó un poco y besó mi cabeza.

—Los dos sois igual de fuertes.

Alcé mi mirada y apartó su mano de mí. Me sonreía de aquella manera que tanto le gustaba a Amber. Lo comprendí en aquel momento, su sonrisa transmitía paz. Me gustaba.

—Gracias por apoyarme Louis.

—¿Para qué estamos los amigos si no? Ahora a quien debemos apoyar es a Amber. Vamos Harry, enfréntate a la realidad como lo está haciendo ella.

—¿Tú lo haces?

—No, pero quiero creer que sí.

Fuimos hasta nuestras motos y volvimos al hospital. Las volvimos a aparcar junto a las demás y regresamos a la habitación.

Nos pusimos las mascarillas que habíamos pedido en recepción antes de entrar, se oían voces en el interior. Los chicos seguían ahí y quizás sus padres ya habían llegado.

Llamamos a la puerta y Louis abrió, pasó dentro y le imité. Amber me miraba fijamente. La saludé con un gesto con la cabeza y ella apartó la mirada. Restregué mis manos en mis pantalones y me acerqué a ella.

—Hola. — le susurré.

Me miró, los demás hablaban entre ellos ignorándonos por completo, o quizás brindándonos un momento.

—Hola. — me respondió.

Me senté en un filo de la cama junto a ella y le acaricié su mano por encima.

—¿Cómo estás?

—Fatal, me voy a morir.

Cerré los ojos y los apreté, retiré mi mano de la suya.

—No hables así Amber. No.

—¿Cómo quieres que lo haga? Es la verdad Harry y no voy a aferrarme a una mentira solo para sentirme mejor.

—Al menos para hacerme sentir mejor a mí.

—Vive tú en la mentira que quieras, la única verdad aquí es que mi vida acabará en menos de cuarenta y ocho horas.

—¡¡Te estás volviendo insoportable!!

Todos me miraron y Amber apretó su mandíbula. Escondí mi cara entre mis manos y me quedé así un rato. Pensando en lo que le acababa de decirle.

—Harry...

—Lo siento. — me apresuré a decir — Me está resultando muy difícil esta situación.

—Harry... ¿Estarás conmigo? Cuando ya sabes, muera...

—Ya estoy contigo.