peligro | Harry Styles #2

dos

Al menos Betty seguía aquí.
Estaba junto a ella esperando la llegada de Louis.

Como habíamos acordado me encontraba en los aparcamientos junto a su moto esperándole.

—Qué pasa rarita, ¿piensas matricularte en este instituto? — preguntó aquella voz.

—Puede ser Liam. — le respondí.

—¿Cómo sabes mi nombre?

—Eres popular, eres el chico malo. Todos te conocen.

Observé cómo se posicionaba junto a una moto y se subía en ella.

—No soy un chico malo.

—Pues lo aparentas. — dije.

—Tú lo has dicho. — respondió.

Me sonrió de lado.

Sacó un cigarrillo y lo atrapó con sus labios para así encenderlo.

—No deberías fumar.

Iba a contestarme pero justo en aquel momento apareció Harry palmeando su espalda.

Me vio y sonrió ampliamente haciendo que se formase un hoyuelo en cada una de sus mejillas.

—Hola Amber. — saludó.

—¡Hola!

La única razón por la que era amable con Harry era por que él no recordaba nada de lo sucedido.

—¿Cómo estás?

—Bastante bien, ¿y tú? — respondí.

—Igual.

Se creó un momento algo incómodo.

—¿Y qué haces aquí? — dijo Liam.

—Espero a un amigo.

—¿Quién? — preguntó rápidamente Harry.

Le miré con el ceño fruncido. ¿Y a él qué le importaba?

—Louis Tomlinson. — me limité a decir.

Tampoco pensaba ser grosera con ellos. En otra vida habían sido muy cercanos a mí.

—¿Louis Tomlinson? — dijo Liam.

—Sí, ¿hay algún problema con él?

—Ese tío no me gusta.

—Quizás por que es todo lo contrario a ti. Él si merece la pena.

Se acercó a mí con la intención de encararme, pero Harry le volvió a echar para atrás.

—Tranquilo Payne, no hay que ponerse así.

Vi a Louis a lo lejos y sonreí.

—¡Louis! — grité para que pudiese oírme.

Se acercó a paso rápido a mí y me abrazó.

—Hola pequeña. — miró a mis dos acompañantes seriamente — ¿Nos vamos?

—Claro.

Se subió en Betty y me tendió su casco.

Lo acepté y me subí tras él.

Nunca me había montado en su moto. Era la primera vez.

—Agárrate fuerte. — me avisó.

Rodeé su cuerpo con mis brazos y uní mis manos.

Apoyé mi mejilla en su espalda.

—Arranca.

Miré a Liam y Harry. Estos me miraban fijamente.

La moto arrancó y me sujeté aún más fuerte al dorso de Louis.

Salimos del instituto bajo la mirada de los estudiantes.

Paramos en un parque y nos sentamos en la hierba.

—¿Tienes hambre? — me preguntó.

—Bastante.

—¿Pedimos pizza?

—Pero estamos en medio de un parque. — dije obvia.

—¿Y qué? ¿No podemos disfutar?

Tenía esa sonrisa suya tan característica.

—Está bien. — acepté.

Encargamos la comida por teléfono y nos quedamos esperando a que llegase.

Al principio pensaron que era una broma, por el hecho de que la entregasen en un parque, pero al final acabaron aceptando en traerla.

—Y bien, ¿qué hacías en mi instituto?

—Conocer gente.

Louis me miró y me sonrió.

—¿Eres una chica sociable?

—Lo soy muchísimo.

—¡¡Entonces puedes ser mi mejor amiga!! — gritó llamando la atención de todos.

Reí por lo exagerado que era.

—Nunca cambiarás. — dije negando con la cabeza y sonriendo.

—¿Qué? — preguntó confuzo.

Me quedé en blanco. No sabía qué decir.

—Es decir, — carraspeé mi garganta — eres un chico muy alegre y tienes una personalidad increíble. Se nota que siempre serás tal y como eres. Por que eres muy simpático y cariñoso. Así les gusta a las chicas los chicos. — dije rápidamente.

No podría haber dicho una cosa más estúpida y sin sentido.

Louis estalló en risas y se tiró sobre el césped. Se incorporó y me miró aún riendo.
Yo tenía una pequeña sonrisa dibujada en mi cara por su reacción.

—¿Qué dices Amber? ¡Parecía que estabas loca! — dijo.

—A veces digo cosas sin sentido. — intente excusarme.

—Me encantan las chicas así, las que dicen lo primero que se les ocurre sin avergonzarse por ello.

Oh querido Louis, sí que me he avergonzado.

—Así soy yo. — sonreí.

—Pues que no te extrañe si mas adelante te pido de salir.

Le miré con los ojos abiertos.

Entonces lo recordé.

—¿Y si vamos a ver Bob Esponja? — dije intentando desviar la conversación.

—¡¡Y le gusta Bob Esponja!! — dijo alzando los brazos al cielo y mirando hacia este — ¡¡Gracias Dios!! — me miró y se acercó a mí cogiendo mis manos — Eres mi alma gemela Amber.

En ese momento vi al pizzero caminar desorientado por el parque.

—¡La pizza! — exclamé.

Me levanté y corrí hacia aquel hombre.

—¡¡Amber te quiero!! — oí gritar a Louis.