cuatro

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Sus ojos, verdes y profundos como dos esmeraldas resplandecientes en la noche más oscura.

Sus labios, finos y cálidos, aquellos que tiempo atrás yo había besado.

Su voz, ronca y grave, la más dulce melodía para mis oídos.

Sus brazos, fuertes y reconfortantes, los cuales antes solían abrazarme sin justificación alguna.

—Te quiero. — dije.

Sonrió.

—Te amo.

Y me besó, me besó como nunca antes lo había hecho.

Le correspondí, le quería.

—No te vayas. — susurré.

Me alejó de él bruscamente y me apretó los brazos con fuerza.

Un pequeño grito provocado por el dolor se escapó de mis labios.

—¡¡Tienes que despertar Amber!! ¡¡Despierta!!

Abrí los ojos de golpe.
Mi pecho subía y bajaba rápidamente. Mi respiración era algo entrecortada.

Miré a mi alrededor. Estaba en mi habitación.

Un sudor frío caía por mi rostro.
Todo había sido un sueño.

Había soñado con Harry.

Había soñado que le besaba, ¿por qué?

Miré la hora en mi teléfono.
¡Sólo me quedaban quince minutos para llegar al instituto!

Me levanté de la cama tropezando con las sábanas y entré al baño. Me duché, me maquillé y me vestí para ir a clase.

Salí corriendo de mi casa con la atenta mirada de mis padres en mi espalda.

[ ... ]

—¿Se puede? — dije asomando la cabeza por el umbral de la puerta de mi clase.

Todas las miradas se posaron en mí, incluida la del profesor.

—Llega muy tarde señorita Thomson.

—Disculpe.

—Pase y no haga ruido. — dijo serio y continuó explicando a los alumnos sobre la historia de Reino Unido con ayuda de la pizarra.

Me senté en el último asiento, desafortunadamente junto a mí estaba Emma y detrás Rachel.

—Hola Amber. — dijo la última nombrada.

—Ignorarme. — les dije.

Sentí un fuerte tirón de mi pelo.

Me giré hacia ella rápidamente y la miré con odio.

—Nos hemos cansado de tu actitud, no nos gusta que nos trates así. Antes del accidente eras diferente, siempre estábamos las tres juntas. Solíamos hacer muchas fiestas de pijama. Así que Amber, piensa bien lo que haces o dices.

La observé durante un tiempo indefinido. Al igual que ella a mí.

Y hablé.

—Si volveis a hablarme no responderé de mis actos, y estoy hablando muy seriamente. No me interesa vuestra amistad, no os conozco de nada. Así que pensar bien lo que hacéis o decís. — la imité.

Abrió la boca levemente como si fuese a quejarse pero calló.

Le sonreí, a ella y a Emma.

Y volví a dirigir mi atención a la explicación del profesor.

peligro | Harry Styles #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora