capíтυlo 7

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El auto venía en el carril contrario, a alta velocidad. De frente un camión. Según las pericias, el chofer quiso volver a su carril, pero no tuvo suficiente tiempo, por lo cual, la parte del conductor se estrelló con el camión, y por el mismo impacto, giró sobre su propio eje y se estrelló del otro lado, lo que produjo que el auto comenzará a dar vueltas.

Las ambulancias, bomberos y policía, no tardaron mucho en llegar al lugar. Se encontraron con el chofer del camión y un pasajero del automóvil consciente. También con drogas y varias botellas de cervezas provenientes del vehículo.

El accidente salió en las noticias, con títulos parecidos, pero todos referidos a un "milagro".

No sé cuál era el milagro, no lo entendí en ese momento y tampoco lo entiendo hoy.

El conductor del automóvil, un joven de dieciocho años identificado como Joel, murió en el acto. Los médicos aseguraron que posiblemente no haya sufrido, que había sido una muerte instantánea, pero nadie lo sabe.

El pasajero de la parte trasera del vehículo, Albano, estaba consciente. Había intentado salir, pero las puertas habían quedado atoradas. Tenía unos huesos rotos, pero no le importó. Los bomberos lograron rescatarlo. Vio cuando nos sacaron a los dos del vehículo y presenció como el equipo médico no le realizó las maniobras de reanimación a Joel, porque ya había muerto. Albano se había alterado, se negó a asistencia médica. Sólo intentaba ir hacia donde estaba Joel, gritaba que no lo dejaran morir, que no podían hacer eso, que lo ayudaran.

Luego del accidente necesitó ayuda psicológica, y sus padres lo obligaron a que hiciera rehabilitación por las drogas.

Me puedo imaginar su desesperación. Era parecida a la que yo sentía cuando Luz me contó todo eso. Ella era una de las pocas personas que tenían toda esa información respecto al accidente, porque mucha de esa información fue borrada del expediente policial y así se evitó que fuera divulgado. El padre de Albano tenía un gran puesto en la policía y también mucha influencia. Fue uno de los primeros en llegar al lugar del desastre porque le habían informado que su hijo se encontraba involucrado, y al darse con drogas y alcohol, no quiso arruinar su figura pública, así que se deshizo de ellas.

Me había narrado el accidente, me contó que Joel había muerto, y que Albano había visto todo.

Sentí como si volviera a estar dentro de ese auto, en mi cabeza resonaba la última canción que había escuchado, y el olor a la marihuana. Me puse en la piel de Albano como si yo hubiera visto lo que él vio. Estaba destrozado, toda la fuerza que había juntado esos días para salir adelante estaban perdidas. No podía calmarme, estaba desesperado.

¡No! ¡No! ¡Déjame! - Había gritado algunas veces.

En realidad, sólo las decía, porque no tenía fuerzas para gritar.

Me movía bruscamente, no quiera que Luz estuviera ahí, quería estar solo, me quería ir. Pero no del hospital. En ese momento ya no quería vivir. Luz intentaba mantenerme quieto, pero no podía, yo sólo lloraba.

Mi mamá entró en la habitación y, sin preguntar qué había pasado, lo supo. Me abrazó fuerte tratando de que me calmara, mientras que Luz fue a buscar una enfermera, que me inyectó un calmante. Y poco a poco me quedé dormido.

Ni ella, ni mi mamá se movieron de la habitación en toda la noche.

Cuando desperté al otro día, Luz estaba durmiendo sobre mi mano. Todavía siento el calor de su mejilla sobre mí. Intenté correrla sin despertarla, pero igual lo hizo. Me pidió perdón varias veces, pero yo había vuelto a ese estado de soledad. No quería hablar con ella, ni con nadie. Le dije que se fuera, que me dejara solo. Me dolía la garganta para poder repetirle, pero se lo hubiera dicho las veces que fueran necesarias.

No quiso hacerlo, sabía que ayer había pretendido arruinar todo, y no quería que lo volviera a intentar. Me hizo frente y se sentó en el sillón del rincón.

Noté que había dormido varias horas, porque por la ventana a mi derecha, empezaba a salir el sol. Ya no quería estar en el hospital, quería irme a mi casa y estar ahí, sin ver ni oír a nadie, pero ahí estaba ella. Desde el rincón me dijo que me quería ayudar y que si era necesario esperarme meses lo haría.

Siempre me gustó que me apoyara a salir adelante y estuviera a mi lado.

"¡Por favor déjame ayudarte! ¡Sólo necesito que digas que sí!"

Luz Donde viven las historias. Descúbrelo ahora