capíтυlo 32

201 46 18
                                    

Era la hora de almorzar, así que todos juntos, como una gran familia, nos sentamos alrededor de la mesa para compartir la deliciosa comida de mamá. Creí que sería incómodo, pero fue todo lo contrario. Nos reímos y disfrutamos esa pequeña reunión y para ser franco, a todos nos hacía falta.

Después de terminar en la cocina, mi padre, Eliza y Bruno viajaron al pueblo donde vivían para visitar el cementerio en donde se encontraba su mamá. Y la mía y Ailín habían ido al jardín para hablar de las plantas, la naturaleza y las nuevas manualidades que había aprendido a hacer mientras me acompañaba en el hospital.

Elián y yo fuimos a mi cuarto, él se acostó en mi cama con las piernas elevadas contra la pared, y yo acerqué mi silla a la cama.

- ¡No está nada mal tu habitación nueva! - dijo mirando a su alrededor - ¡Claro, en ésta te falta el mejor compañero! - refiriéndose a él.

-Es que me tuve que mudar porque no puedo sacar el olor a ti que hay - le dije en broma, pero bastante serio, a lo que de respuesta obtuve una almohada volando hacia mí. - Hoy vas a dormir en nuestro antiguo cuarto, pero con un compañero mejor - riendo. Elián y yo habíamos compartido habitación desde que nací, las chicas en otra y por supuesto, Bruno en la que yo estaba ahora. Esta era la más grande, pero él no iba a volver a casa, así que no la necesitaba.

- ¡Que gracioso! -con sarcasmo - Me voy a aburrir con Bruno, yo te quiero a ti -girándose para mirarme. Su cara cambió por completo poniéndose serio - ¿Me extrañaste?

Ese era exactamente el tipo de preguntas que me ponen nervioso, el hablar de mis sentimientos, o tener que confesarle a cualquiera de mis hermanos que de verdad los extraño mucho y que, muy dentro de mí, estoy feliz de que me hayan venido a visitar. Pero no se los diré jamás, mi orgullo no me lo permite.

-Y... para ser sincero, cuando vivías acá mamá no me controlaba tanto ni me mimaba como bebé, porque estaba ocupada contigo - riendo. Intenté eludir por completo a su pregunta.

Elián empezó a reír, él sabía que tenía razón, siempre fue así - Yo si te extraño, ¿Sabes lo que es vivir lejos de ti? - su tono fue muy suave y luego continuo con una risa tímida. Sabía que no lo había dicho en broma. Sus ojos denotaban sinceridad. Lo conocía tan bien que estaba seguro que jamás me había podido engañar con sus mentiras, y siempre terminaba diciéndome la verdad.

-No - interrumpiéndolo - yo siempre viví conmigo - mi tono desafiante obtuvo de respuesta otra almohada que voló hacia mi cara. Por suerte no había más cerca de Elián.

- ¿Qué tal tu vida en el hospital? ¿Ya tienes una enfermera a la vista? - suspiró mientras se sentaba con la espalda apoyada en la pared.

- ¿Cuál? ¿Las viejas?

-Siempre hay una enfermera sexy, joven y dulce -. Enumerándome cualidades casi irreales con sus dedos.

-O te has visto muchas películas o has leído historias en línea, porque en los hospitales eso no pasa -riendo. Definitivamente su idea de enfermeras era totalmente fantástica e ilusoria.

-Pero me contó un pajarito... - levantándose de la cama y acercándose a mí - que tienes una enfermera que viene a casa para ayudarte con los ejercicios -. Intentando hacerme cosquillas.

- ¿Luz? - me había tomado por sorpresa.

- Con que se llama así - en tono malicioso.

Intenté no reírme, me ponía nervioso la forma en la que me miraba para intentar saber que pensaba yo de ella, y estaba claro que no sólo era mi enfermera.

- ¿Es linda? ¿Te gusta? - empezó con su papel de detective.

- ¡No! Sólo somos amigos.

- ¿Está soltera? Porque si no te importa -. con una leve sonrisa en su rostro - Yo si estoy soltero y me gustaría conocerla.
-No lo sé, preguntárselo tú - estaba serio, bastante. No quería pensar en la idea de que mi hermano y ella fueran algo, era prácticamente como perderla.

Perder algo que no existe duele, muchas veces, más que si existiese.

Elián me observo fijamente, sonrió y después se tumbó nuevamente en la cama, mirando el techo, con sus manos debajo de la cabeza. - Mejor no - dijo y luego hizo silencio por un momento - No quiero romperle el corazón a su enamorado.

Me hizo gracia, de alguna forma él sabía que sentía algo por Luz, no estaba seguro, pero con su sonrisa pícara me di cuenta lo que quería decir. Si bien no siempre le dije la verdad, estoy seguro que él siempre lo sabía.

Sentí que teníamos esa conexión de hermanos otra vez. Estaba muy feliz.

Luz Donde viven las historias. Descúbrelo ahora