Luz

capíтυlo 19

No tenía noción del tiempo, pero dentro del hospital había todo un operativo de búsqueda.

Resulta que la enfermera del piso fue a revisarme, y se dio con que yo no estaba. Les avisó a mis padres, a Luz y vaya a saber cuánta gente más. Seguro que salí hasta en los noticieros.

Estaba calmado afuera, me sentía en libertad, toda mi realidad había desaparecido. Era la noche y yo, nada más. Pero alguien gritó mi nombre y empezó a correr hacia mí, y ahí reaccioné del contexto en el que estaba.

Una silla de ruedas, un hospital, piernas que no me respondían, una porquería de vida.

Luz llegó corriendo hacia donde estaba, se puso en cuclillas frente mío.

"No vuelvas a desaparecer así"

Me lo dijo y luego me abrazó muy fuerte. Se había asustado al no saber a dónde me encontraba. Estuve dos horas afuera, sin pensar en las consecuencias de mi ausencia.

Tardé algunos segundos en reaccionar al abrazo de Luz, pero luego se lo devolví. Le pedí perdón, nunca había sido mi intención asustarla a ella o a mis padres.

-Lo lamento, yo sólo...- noté que negó con su cabeza, no sabía si me estaba reprochando algo o quería que dejara de hablar - Leí los mensajes de mi celular - le dije, sabía que iba a entender la razón de porqué estaba ahí.
Su mirada cambió totalmente y volvió a abrazarme - ¿Estás bien? - su voz dulce sonaba algo preocupada.

Le entregué mi celular -Lee - desbloqueándolo.

- ¡No! Yo no puedo - devolviéndomelo

- ¿No era que me querías conocer? - le di una sonrisa sincera de mi parte, quería que supiera como era mi verdadero yo.

Aceptó y empezó a leer los mensajes, me hacía gracia al ver sus expresiones, pero en cierto punto tenía miedo de que al percatarse de como realmente me veía la gente, no volviera a ser la misma conmigo.

Luz me devolvió el celular, se paró y besó mi frente de una manera dulce y delicada - Vamos adentro todos están preocupados.

En ese momento no entendí muy bien su reacción, pero luego supe que no le molestaba nada de lo que leyó, sino que sentía que me tenía que apoyar porque yo no había actuado así desde que desperté.

¿La razón? Es que entendí todo lo que me pasó, y me lo merecía.

A Luz le agradaba mi yo actual, el que sí, se enojaba seguido, pero era sincero con ella, hasta podría decir que era transparente, porque nunca pude mentirle u ocultarle algo y sentía como a su lado podía llorar, sabía que ella iba a estar ahí para apoyarme.

Eso era lo que me gustaba, no era una simple terapeuta que tenía que hacer su trabajo, era una amiga para mí.

Esa noche cuando volvimos a la habitación y luego de un buen regaño por parte de las enfermeras, ella se quedó ahí para acompañarme durante la cena.
Estaba sentada en la cama frente mío y entre bromas que estaba haciendo, tomó el tenedor y me hizo avioncito con el bocado de comida. No se muy bien por qué lo hizo, pero los dos empezamos a reír a carcajadas.

- ¡Me encanta cuando te ríes! - Me dijo con una gran sonrisa

Se que me sonrojé porque sentí el calor en mis mejillas, pero no le dije nada, sólo dirigí mi mirada a la suya.

-Me hiciste recordar a la foto que tienes en tu casa - sin dejar de mirarme.

- ¿Qué foto? ¿Cuándo has ido a mi casa? - me sorprendí al saber que Luz conocía mi hogar, y me incomodaba al pensar que hubiera estado en mi habitación.

-Fui para ayudar a tus padres a adaptar tu casa para tí. ¿Te molesta que haya ido?
- No, no... nada de eso. Sólo me sorprende que hayas ido... ¿Viste mi habitación?

Asintió con la cabeza, seguro notó que me incomodaba saber que había estado ahí -Lo lamento - sonó algo preocupada.

Le sonreí, no quería que se sintiera incómoda, de todas maneras, volvería a verla cuando me fuera a casa - ¿Estaba muy desacomodada? - riendo.

Ella empezó a alegrarse, sabía que había roto esa tensión y me alegraba saber que no estaba enojada u ofendida por mi reacción.

También se veía muy bella cuando reía, el tono de su risa era contagioso y la sonrisa se hacía más grande y encantadora.