Ailín, que había estado llorando a unos metros de mí, se sumó al abrazo entre Eliza y yo. Apenas pude ver la cara de mi madre, pero estaba seguro que se encontraba emocionada y feliz de vernos juntos.
- ¿Y para mí no hay abrazos? - interrumpió mi padre celoso porque aún no lo habían saludado a él.
Una hora más tarde llegó Elián, entrando a los gritos anunciado su llegada, siempre alegre y contagiando su felicidad. El hijo de mi madre, el más mimado de los cuatro. Apenas me llevaba seis años, pero era con él, con quien tenía más relación y había compartido muchos momentos. Se había ido hace cinco años de la casa para poder estar cerca de la universidad, y no voy a mentir, me sentía solo desde su partida, su ausencia fue la que más note.
Él es ese tipo de persona que está todo el día haciendo bromas o cantando, bailando e incluso llamando la atención para que la gente se ría con él o de él, no le importaba. Flaco, pero musculoso, con una sonrisa tan grande y perfecta. La combinación de su cabello despeinado con su ropa desaliñada, le daba esa actitud de "Chulo". Tiene los mismos ojos que mamá, podía mirarlos todo el día y seguramente no me cansaba de hacerlo. Una rara combinación entre verde y gris, que ni se cómo es el nombre específico.
Siempre consideró a mi padre como el suyo propio porque él, prácticamente, lo había criado. Por esa razón tenía en su brazo izquierdo un tatuaje de una fecha, que no era más que el día del casamiento de mis padres. Para Elián era muy importante ver a su madre feliz y saber que encontró alguien bueno con quien formó una gran familia. Lo llenaba de orgullo.
Es hermano mellizo de Ailín, pero jamás lo parecieron. Ella ingresó a la universidad antes que él, y siempre progresó porque es muy dedicada a su futuro, mientas que Elián prefiere las fiestas y las siestas.
No era a quien tenía como mi modelo a seguir, pero sin duda siempre quise poder ver las cosas con la actitud positiva de Elián, o no tenerle miedo al mundo ante cualquier adversidad.
Saludarme con él era épico, porque fue el ÚNICO que no hizo diferencia, o mostró su lástima por mí.
Corrió a abrazar a mi madre, sin duda era a quien más extrañaba, luego siguió con mi padre, mis hermanas y por último yo, sacudiéndome el pelo con su mano e incitándome a que hiciéramos un saludo que habíamos inventado de pequeños. Me había alegrado que se acordara de eso aún y que, con él, todo siguiera igual.
Fue un momento bastante cálido. Superaba las expectativas que había tenido sobre la visita de mis hermanos, era más de lo que imaginé. Nos estábamos divirtiendo con historias graciosas del viaje de Elián, o Ailín contando sobre sus experiencias laborales.
Todo era un lindo momento, hasta que llegó mi otro hermano.
Bruno, el primer hijo de mi padre, el mayor de todos. Para ser sincero, siempre le tuve cierto miedo, su aspecto de rudo y su carácter áspero, hacían que cualquier persona dejara de divertirse y pasara a estar en un ambiente serio, como ocurrió en aquel momento. Su presencia me intimidó, no es que sea mala persona ni nada de eso, pero sentí que tenía un problema conmigo en especial, tal vez por ser el más pequeño o el más mimado, pero nunca pudimos llevarnos bien. No lo conocía en absoluto, así que eso también hacía que tuviéramos cierta distancia entre nosotros.
Se parece mucho a Eliza, con su cabello oscuro y sus ojos penetrante que no dejas de mirarlos porque le temes. Escuché muchas veces decir a mi padre que él era muy parecido a su mamá, no lo sé, obviamente no la conocí y tampoco vi fotos porque Bruno sufrió mucho con su pérdida y no le gusta que la gente háblese de ella. Pero hasta lo que se, su nariz, la altura y el "sentido del humor" venían de la parte materna.
Lo que si sabía de él es que era muy sensible, pero siempre quería ocultar sus sentimientos. Muchas veces de pequeño veía como Bruno afrontaba la fecha del aniversario del fallecimiento de su madre, y al contrario de Eliza, prefería quedarse encerrado en su habitación, sin compañía. Ella buscaba en quien apoyarse y si tenía que hablar o descargarse, sabía que alguien la iba a escuchar.
Mi mamá desde que los conoció, tanto a Eliza como a Bruno, los trató al igual que a sus hijos, dándoles amor y cariño, haciéndolos sentir parte de su familia. Y por eso Bruno apenas llegó, primero saludó a ella con un abrazo cálido y sin decir palabra alguna. Después se dirigió a mí y me dio un saludo un tanto frío y serio, pero, de hecho, yo no esperaba mucho más.
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Luz
غير روائيSiempre escuche que cuando te mueres, lo último que ves es la luz al final del túnel. Dicen que no debes ir tras ella, porque si lo haces es el final. No estoy seguro si lo que vi fue esa luz, tal vez lo era, pero no pasó lo que todos decían, tal ve...