¿Su novio?
¡Su novio! o ¿había escuchado mal?
Conectamos miradas, esta vez no existía temor de ver a los ojos, era sólo una conección sincera y realmente agradable. Había extrañado esos ojos miel. _____ sonrió radiantemente y como era de esperarse yo igual. Era inevitable no sonreír cuando ella lo hacía, sobretodo cuando se trataba de esas sonrisas suyas que transmitían felicidad extrema pero nunca perdiendo su delicadeza.
-¿Tu novio? -dijo la madre mirándonos con el ceño ligeramente fruncido, pero su rostro fue cambiando y sus labios fueron adoptando esa forma curvilínea que nosotros conocemos como sonrisa -Pues está muy bien -río suavemente.
-Mamá... -se quejó _____.
-Pero no estabas con Dan...
-No mamá -interrumpió _____ antes que su madre pudiera si quiera terminar la oración. Por la expresión de su rostro se notaba que aún guardaba algo de rencor.
-Ah bueno, no digo nada más -dijo y continuamente soltó unos tosidos.
La situación dejó un pequeño silencio en el que sólo intercambiábamos miradas.
-Y... ¿Cómo te sientes mami? -preguntó _____, rompiendo con ese algo incomodo momento.
-Un poco mejor -respondió un poco quejosa -No quiero ni imaginar en qué condiciones estará la casa -dijo, típico pensamiento de madres.
-Ay mamá ¿Qué haces pensando en eso?
-Pues...
-Shhhh -dijo _____ interrumpiendo a su madre y poniendo una cara de extrema concentración para después comenzar a reír.
Su madre y yo intercambiamos miradas confundidos por lo que ocurría.
-Creo que mi novia esta loca -dije riendo. Qué bien se sentía decir eso... Mi novia
-¿No escuchan? -preguntó al darse cuenta que no entendíamos qué pasaba -¡Mi pansa ruge como una foca!
-Las focas no rugen querida -agregó su madre.
-Da igual, el punto es que tengo hambre
Su madre sonrió tiernamente y volteó a mirarme para luego señalar la puerta con la mirada, tarde unos segundos en entender que
_____ me tomó de la muñeca y me jaló a ver los sabores, tan emocionada como siempre, sin saber cúal escoger, inspeccionaba cada uno como si fuera una elección de vida o muerte. Se vino a mi mente esa primera vez, esa salida con la chica que conoció mi mejor amigo en el avión, y pensar que ahora es mía. Se me escapó una sonrisa de los labios ¿Cómo es que la conseguí? Era tan hermosa, la forma en la que arrugaba ligeramente la nariz pensativa, como volteaba para regalarme una de sus sonrisas y como su indecisión hacía que el pobre chico que atendía le tenga que dar a probar cada sabor que pedía.
-¡Guille! -voceó _____ sacándome de mis pensamientos -Deja de mirarme que me pones nerviosa.
-No puedo -respondí, ella giró ligeramente la cabeza confundida -Me encantas -añadí y sin dejarla siquiera responder tomé su mentón y alcé su rostro para así poder besarla. Quién se podía resistir a esos labios, más ahora con sabor a chocolate.
-Escoge el de chocolate que está bueno -reí.
-Tonto -respondió _____ dándome un empujón y bajó un poco su cabeza para ocultar sus ruborizadas mejillas.
Después de un milenio, con los helados ya comprados no sentamos en una mesita de dos. Ella enfrente de mí, disfrutando de su helado sin dejar de reír por cualquier cosa. Soltó unos cuantos chistes realmente malos, que apenas se entendían porque se reía antes de acabarlos.