-Me parece o... -intentó hablar el padre de Daniel, pero su hijo lo interrumpió.
-¿Tu pie acaba de hablar? -preguntó Daniel con el ceño fruncido.
-_____... -dijo mi padre, esperando una explicación.
Y ahora ¿qué digo? Piensa, piensa, piensa
A pesar de tener las mejillas hirviendo y las manos sudosas, logré que el foquito se me prendiera, pero para que funcionase mi plan necesitaba la cooperación de Guille, rogaba al cielo que estemos conectados de alguna manera y me siga la corriente.
-Ahm, oh sí -reí nerviosa mientras sacaba el móvil de mi bota - Olvidé colgarle a mi amiga -me llevé el móvil al oído - ¿Sarah? -pregunté haciendo mucho énfasis en el nombre, rogando que capte...
-¿Sarah? -susurró confundido y fue cuando me di cuenta que se había activado el altavoz -Oh oh sí sí -dijo forzando su voz para que parezca la de una mujer -Sí sí, soy Sarah.
Hacía un gran esfuerzo para que no se me escape la risa, era un pésimo actor.
-Olvidé colgarte, lo siento -dije mientras miraba los rostros de los que me rodeaban, por lo menos parecía que me creían.
-Recordaba la voz de Sarah más chillona -comentó mi padre.
-Disculpe señor pero tengo desordenes hormonales -respondió inteligentemente mi querido novio, nótese el sarcasmo. No pude evitar taparme el rostro con una mano.
-Oh... -se limitó a responder mi padre -Saludos a tus papás.
-No -respondió Guille.
-¿Qué? -pregunté confundida a la vez que mi padre.
-Usted me llamó hombre, me ha dolido el corazón
-Gui...Sarah, creo que debes dormir, hablamos más tarde, te quiero... -dije apresurándolo.
-Per...
-Adiooós... -dije y colgué antes que Guille comience a decir más tonterías.
Solté un suspiro y noté que me miraban extrañados.
-Ya lo sé, está loca -comenté y hubo un pequeño silencio en el salón.
-Bueno... Volviendo a la noticia ¿Que te ha parecido? -preguntó mi padre con una sonrisa en el rostro.
-Ahm... -intenté responder pero fui interrumpida.
-¿Genial no? ¡Sabíamos que te encantaría la idea!
Para qué me preguntan si no me dejan responder, pensé.
-Vamos a ir a cenar en un rato, los dejamos conversar-dijo mi padre parándose junto al fósil -Ah, y alístate _____ que así no vas a ir...
Me aguanté las ganas de rodar los ojos y sacar un lanzallamas e incendiar todo.
-En unos treinta minutos salimos eh -dijo mi padre antes de irse y dejarme sola con Daniel.
Intercambiamos miradas, yo algo incomoda, él soltó una pequeña risita.
-¿Sabías algo? -rompí con el silencio.
-Tal vez -respondió con una detestable sonrisa en su rostro.
-¿Cómo que tal vez? ¿Qué están tramado eh? -pregunté frustrada.
-Nada -respondió cortante pero burlón aún.
-¡Te odio! -dije lanzándole un cojín y parándome con dirección a mi habitación. Con él no se podía hablar, era tan inmaduro, y poco a poco me iba dando cuenta que estaba sola en este absurdo plan de mi padre. Tres idiotas contra mí.