-Ahora puede besar a la novia –terminó diciendo la niña, esta vez haciendo de ella misma.
Guille y yo nos miramos, la niña había borrado la seriedad de nuestros rostros, él me miraba con una de sus medias sonrisas, aún con su mano sobre la mía. La niña nos miraba con los ojos iluminados, orgullosa de su trabajo, no aguanté más y fui la que dio el primer paso hacia sus labios.
-Ey, ey, ey ¿qué crees que estás haciendo? –me jaló alguien bruscamente hacia atrás cuando estaba a pocos malditos milímetros de sentir sus labios….
-¿¡Qué te pasa!? -dije alterada al ver que el que me había jalado era Daniel.
-¿Qué te pasa a ti? -dijo alejándonos unos pasos de donde estaban Guille y la pequeña -¿No piensas? -dijo en voz baja.
-¿Puedes dejar de tratarme como si fuera tonta?
-¡Daaan! -dijo la pequeña, metiéndose entre nosotros dos y abrazando la pierna izquierda de Daniel.
-Espérame un segundo sentada, princesa, tengo que hablar con ella en privado -dijo a la niña agachándose para estar más a su altura.
-¿Se conocen? -preguntó la niña.
-Claro, es mi novia -dijo Daniel.
-Mientes, _____ es novia de Guille -dijo la pequeña. Daniel me fulminó con la mirada, creo que había metido la pata.
-¡No! Ellos no son novios, linda, ella es mi novia, ¿sí?
-Pero...
-¿Sí? Espérame un segundo -dijo y tomando mi mano me alejó aún más -¿Ves lo que haces? No sé cómo pero convéncela de que eres mi novia porque apenas vea a mi papá sé que se lo dirá.
-¿Son primos o? -pregunté confundida.
-Es mi hermana
-Cómo es que en tanto tiempo de relación me ocultaste una hermana
-Bueno, es mi media hermana, mis padres se separaron y bueno, tú infiere el -respondió y se quedó en silencio por unos segundos -Oye, agradece que el que te jaló no fue tu papá -volvió al tema.
-Si me dejó traer a Guille fue por algo...
-¡Ja! -rio sarcástico -Para que lo aproveches
-¿Aprovecharlo?
-Yo no digo nada más -dijo con una sonrisa misteriosa -Oye, por cierto, por lo que vine, casi lo olvido -dijo golpeándose la cabeza -Mi madrastra quiere conocer a mi futura esposa -dijo poniéndose a lado mío y rodeándome con su brazo izquierdo.
-¿Eh? -dije frunciendo el ceño, él sólo soltó una carcajada.
-Debiste ver tu cara -siguió burlándose -Sólo bromeaba, pero sí te quiere conocer...
-Eres un idiota -rodé los ojos. Era simplemente detestable.
-Ey, ey, ey, tranquila -dijo sin borrar la sonrisa de su rostro -Igual, que no te sorprenda que nos quieran casar eh. Es de esperar de esos egoístas -bufó.
-¿Por qué tengo que estar contigo? ¿Por qué me casarían contigo? ¿Es legal? Estamos en el siglo veintiuno, ¿Por qué tenemos que hacer esto? -exploté en preguntas. Todo era tan injusto, y lo peor es que recién me daba cuenta. Diecinueve años y tenía que seguir las ordenes de mi padre, ¿Por qué permitía que arme mi vida? Si es mía.
-Tú deberías saber, tú padre fue el de la idea -comenzó a caminar hacia el interior de la casa, donde seguramente veríamos a su madre, bueno, madrastra -Lo único que puedo decir es que son cosas de negocios, dinero, esas cosas, tú sabes.