De: Draco, Para: La Muerte

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---Draco---

Abrí los ojos, confuso.

Me encontraba en un suelo frio, como de cemento, bajo un cielo nocturno y nublado. Me levanté con dificultad. Estaba entre dos caminos, uno era angosto y parecía tener luz al final, el otro era muy largo y no tenía paredes a los lados.

-Hola, Draco, cuanto tiempo ha pasado.

Me volví, sobresaltado. Albus Dumbledore me miraba con una pequeña sonrisa.

-¿Dónde... dónde estamos?

-Entre la vida y la muerte.

-Entonces ¿estoy muerto?

-No. No completamente, no estás ni vivo ni tampoco estás muerto.

-Pero... ¿por qué?

-"¿Por qué?"  Porque le regalaste algo a la Muerte, Draco, y ella es agradecida.

Lo miré sin comprender.

-¿Regalo? Yo no le he dado nada.

-Si que lo has hecho, sin si quiera saberlo, pero lo has hecho. ¿Has oído hablar de las Reliquias de la Muerte?

-Si, son la Piedra de la Resurrección, la Capa invisible y la Varita de Sauco, pero ¿qué tiene que ver en esto?

Dumbledore rió.

-En realidad es curioso. La Varita de Sauco a pasado, por siglos, de mano en mano, quien matara al que la tenía la obtendría. Finalmente, yo la obtuve. -abrí mucho los ojos- Voldemort ha soñado con poseer la varita, Draco, pero no sabía hasta hace poco que yo la tenía. ¿Recuerdas lo que pasó la noche en que entraste para matarme? -me estremecí- Bueno, ese día me desarmaste, y la varita pasó a ser tuya.

-¿Mía?

-Ajá. Por eso, cuando moriste, la Varita pasó a las manos de la Muerte. A cambio, ella te ha puesto entre la vida y la muerte, para que tú decidas que camino vas a tomar.

Miré a ambos lados. Hermione me esperaba en uno, en el otro no había nada que yo quisiera.

-¿Cómo sabré cual es el camino?

-El más angosto es el de la muerte, el más largo es el de la vida, por ese tardarás mucho en llegar.

-¿Qué tanto?

-Como una semana o un mes.

-¿¡QUÉ!? ¡No soportaré tanto tiempo sin Hermione!

-Ni ella sin ti.

-¿Qué quiere decir?

-Que si no te apresuras ella podría llegar allá -señaló el camino de la muerte- antes que tu con ella.

Palidecí. Dumbledore comenzó a caminar hacia el camino angosto.

-Por aquí debo irme yo, ¿vendrás?

-No. Tengo que intentar llegar hasta ella.

Dumbledore sonrió.

-Ah, el amor -murmuró- lo que hace el amor. Bueno, Draco, algún día nos volveremos a ver.

Y desapareció.

Inspiré hondo, comencé a caminar por el otro camino, hacia Hermione, deseando poder llegar a tiempo.

La fuerza del destino (Draco y Hermione)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora