La fuerza del destino (Draco y Hermione)

La duda de Hermione y una decisión delicada

---Hermione---

Eran las tres de la madrugada. Yo estaba medio acostada, sentada en una silla al lado de la camilla de Draco y con la cabeza encima del pecho del rubio. Me sentía muy mal. Un remolino de emociones pasaban todo el tiempo por mi corazón: preocupación, confusión, decepción, tristeza, dolor, miedo, esperanza, desconcierto, enojo, y muchas más que ni siquiera tienen nombre. Y todas esas emociones las habían causado tres personas, que venían con nombre y apellido, uno de ellos era el amor de mi vida, el otro era lo que yo consideraba mi amigo, y finalmente el último era mi mejor amigo… o eso creía yo:

Harry Potter.

Ron Weasley.

Draco Malfoy.

Harry era una total confusión. Yo lo consideraba solo mi hermano, pero ahora tenía miedo de que ocurriera algo más, miedo de enamorarme de él, y lo que pasó la noche anterior no ayudaba demasiado. Los sentimientos que sentía por Harry no quitaban para nada los que sentía por Draco, lo cual no me ayudaba a resolver el enigma.

En cuanto a Ron, estaba destrozada. Lo quería mucho, como a un hermano, y lo que me dijo me dejó muy, muy herida. Y lo peor era… que estaba considerando la posibilidad… de que tuviera razón respecto a Draco.

Ya pasó una semana, me dijo una voz en mi cabeza, esto no tiene sentido, no volverá porque estés aquí, deberías olvidarte de él.

Eso es completamente absurdo, nunca podré olvidarlo, lo amo, lo amo demasiado.

El que lo ames no resolverá nada, ¡solo míralo!, ¿en realidad crees que volverá?

Volverá, lo sé.

No puedes saberlo.

Harry lo sabe.

Harry no lo sabe, lo dice para que no te sientas mal.

No es verdad.

Prueba que no es verdad. Prueba que Draco volverá, Ron tiene razón, es inútil.

Unas lágrimas resbalaron por mis mejillas. Era verdad, no podía saberlo, Ron tenía toda la razón.

Solo dos palabras y todo acabará.

Mi varita, mi varita estaba en mi bolsillo, tan solo tenía que alargar la mano y decir dos simples palabras, así se acabaría la tortura.

Lentamente, saqué la varita de mi bolsillo.