EN EL PRESENTE 1 Y 2

CAPÍTULO 2

#enelpresente2

-buenos días hermanito, ya te sientes mejor?- dijo alegremente la pequeña Rin entrando a la habitación de su hermano.
-largate de aquí, que no te enseñaron a tocar la puerta antes de entrar?- espetó molesto el pequeño Daiki.
-uy pero que genio; discúlpame por lo de ayer hermanito yo te quiero mucho- dijo acercándose.
-no entiendes? Que te largues! Y deja de llamarme hermanito ... Odio los diminutivos- gritó el ojidorado asustando a su hermana.
-esta bien, ya me voy- dijo triste girando sobre sus talones y saliendo de la habitación.
-disculpame por lo de ayer hermanito yo te quiero mucho- repitió Daiki imitando la aguda voz de su hermana. -estupida!- espetó.
-Daiki- llamó el imponente youkai. -el desayuno está listo- agregó.
-no tengo hambre!- gritó con fastidio.
-que te sucede Daiki?- preguntó aún sabiendo cual sería la respuesta.
-no quiero estar con ella, la odio, me repugna su presencia- dijo el pequeño mientras peinaba su plateada cabellera.
-hablas de tu hermana?- preguntó nuevamente sesshomaru sintiendo a jaken acercarse a la habitación.
-de quien más papá!!!- espetó molesto. -siempre la toleré por que la veía como una humana común y corriente, la veía como un ser inofensivo pero no lo es papá… es una maldita miko… te das cuenta!- dijo exasperado.
-ya habíamos hablado de esto Daiki, por que te molesta que tu hermana tenga las habilidades de una miko si tú posees otras habilidades impresionantes- dijo el ojidorado mayor entrecerrando los ojos.
-mira papá; si tú cambiaste tu forma de pensar con respecto a los humanos ese es tu problema, a mi madre le debo respeto pero a ella no!- dijo visiblemente furioso… el viejo sapo observaba la discusión entre padre e hijo desde la puerta… la ventana de la habitación estaba abierta, el aire se colaba por ésta haciendo mecer ambas cabelleras plateadas; el pequeño ojidorado veía con el ceño fruncido a su estoico padre hasta que de pronto…
-abuela!- dijo el niño corriendo hacia la ventana.
-hola Daiki- dijo la ojidorada entrando a gran velocidad por la ventana y tomando en brazos a su nieto.
-abuela llévame contigo, no quiero estar en esta casa; mi padre se pone de parte de mi hermana y que crees? Ahora resulta que es una miko que tiene poderes espirituales y casi me mata- dijo abrazando a su abuela, irasue soltó la carcajada.
-Daiki-, tu eres un youkai, puedes cuidarte sólo… no necesitas que tu padre se ponga de parte tuya- respondió la ojidorada mirando al pequeño entre sus brazos.
- bájame- espetó molesto el pequeño y su abuela accedió.
-claro, era de suponerlo tu permitiste que mi padre tomara como pareja a una humana, era de esperar que también te pusieras de parte de mi hermana… maldita sea! Ella y toda la raza humana; esas malditas sabandijas que no sirven más que para contaminar el medio ambiente en el que ellos mismos viven, esa raza patética, débil e insignificante nunca debió existir… padre, si yo hubiese sido tú los habría eliminado a todos hace mucho- gritó el pequeño peliplateado… al terminar de desahogarse el niño sintió su corazón detenerse, pues su padre se acercó en un santiamén y lo levantó por el cuello.
-amo sesshomaru, no le haga daño es sólo un niño- gritó horrorizado jaken.
-tsk!- el niño agarró las manos de su padre con fuerza para que éste lo soltara pero sesshomaru ni se inmutó.
-quieras o no, tendrás que respetar a tu madre y hermana- espetó molesto al oír a su hijo hablar de tal manera. -te crees superior sólo por que eres un demonio pero te recuerdo que tu madre es una humana y yo no voy a permitir que le faltes el respeto- agregó.
-sesshomaru tu hijo es tan idéntico a ti y no me refiero únicamente a lo físico… por que lo juzgas? Tú odiabas a los humanos- irasue le hechaba leña al fuego.
-Daiki yo no te he enseñado eso!- dijo el ojidorado apretando más su agarre. -madre!- dijo volteando hacia irasue.
-a mi no me mires- respondió con una leve sonrisa.
-jaken!!!- gritó volteando hacia la puerta donde estaba el viejo sapo.
-no me mate amo bonito!- gritó Jaken girando sobre sus talones y salió corriendo del lugar.
-pero que demonios está pasando! Suéltalo sesshomaru- gritó kagome entrando a toda prisa a la habitación… al oír los gritos de su mujer el ojidorado soltó al pequeño quien cayó sentado poniendo sus pequeñas manos en su cuello y tosiendo. -te has vuelto loco! Pudiste matarlo!- gritó la azabache nuevamente.
-tendra que aprender a respetar a los humanos, especialmente a ti y a su hermana- respondió fríamente.
-pero esa no es la forma!- espetó la azabache frunciendo el ceño.
-te odio papá… mi abuela tiene razón; yo soy un youkai y puedo cuidarme sólo!- gritó el niño transformándose en una esfera de luz y saliendo a toda velocidad por la ventana.
-Daiki!- gritó kagome pero el niño no se detuvo. -ve por él sesshomaru!- dijo molesta al ver a su pareja de lo más tranquilo.
-creo que cometí un error- habló irasue al percatarse que el niño empleó la técnica que ella le enseñara.
-de que habla mi lady?- preguntó la azabache.
-le había enseñado a Daiki a ocultar su presencia- respondió seria.
-demonios!- espetó el ojidorado transformándose y saliendo tras su hijo.
-mi lady… por que hizo eso?- preguntó preocupada la joven madre.
-kagome, tu hijo ya me había dicho que su hermana no le agradaba por el simple hecho de ser humana y que únicamente jugaba con ella por que había veces que se moría del aburrimiento… pero extrañamente cada que jugaban a las escondidas Rin lo encontraba con facilidad así que según él investigó con Jaken y éste le dijo que habían humanas que podían detectar la presencia de un youkai y que normalmente esas mujeres eran mikos que al poseer tal habilidad se dedicaban a ese oficio por llamarlo de algún modo, para purificar a los demonios- explicó la ojidorada sentándose en la cama de su nieto. -Daiki me pidió que le enseñara como ocultar su presencia sólo para jugar de vez en cuando con su hermana- agregó.
-esto quiere decir que…- dijo sorprendida la azabache.
-si, Daiki sospechaba que su hermana poseía los poderes espirituales de una miko- soltó la hermosa youkai.
-como no me di cuenta antes!- dijo kagome negando con la cabeza.
Mientras tanto sesshomaru continuaba volando por los alrededores de la mansión pero ni señas del niño.
-maldita sea, ni su presencia ni su aroma, que demonios hiciste madre… ese niño insolente va conocer la furia del gran sesshomaru- dijo tratando de encontrar al pequeño. (Será mejor que regrese a la mansión pues si salgo de mis dominios volando alguien podría verme) pensó emprendiendo el retorno a su casa; ahí lo esperaban kagome e irasue en el jardín.
-no me digas que no lo encontraste sesshomaru!- gritó sumamente molesta la azabache.
-dejalo, cuando se le pase el enojo regresará- dijo la ojidorada tratando de tranquilizar a la pareja.
-madre, como fuiste capaz de enseñarle una técnica tan…- reclamaba el ojidorado pero su mujer lo interrumpió.
-tú como fuiste capaz de agredirlo! Eres un bruto!- gritó encolerizada la azabache y lo inimaginable ocurrió… sesshomaru frunció el ceño y le dio tremenda bofetada haciéndola caer al suelo.
-me tienes harto con tus gritos, cállate!- espetó dando media vuelta y dejando sorprendidas tanto a kagome como a irasue.
Estaba furioso, su hijo se había ido con rumbo desconocido; incluso él con su poderoso olfato no había podido encontrarlo todo gracias a esa técnica que irasue le había enseñado; ahora el pequeño estaba quien sabe donde corriendo peligro o siendo un peligro para alguien por que a como había salido de furioso podía ser capaz de matar a cualquier humano sin problema alguno a pesar de ser tan sólo un cachorro… llegó al estacionamiento de la mansión y ahí estaban sus tres sirvientes.
-ire al norte; oriushi tú ve al sur, Takashi ve al este, ishiro al oeste- ordenó subiendo a su motocicleta Kawasaki H2R y saliendo a toda velocidad.
-como se supone que encontraremos a Daiki si está ocultando su presencia- refunfuñó ishiro.
-debemos buscarlo de todas maneras; quizás se descuide y podamos encontrarlo- dijo Takashi.
-si como no, seguramente anda matando humanos- espetó nuevamente ishiro.
-demonios Jaken! Sube a tu maldito auto y deja de decir estupideces!- gritó fastidiado Oriushi.
Los tres sirvientes subieron a sus respectivos autos y salieron en la dirección indicada por su amo.