EN EL PRESENTE 1 Y 2

CAPÍTULO 8

#enelpresente2
Capítulo 8
Sesshomaru alzó vuelo llevándose a ambos niños, Irasue lo seguía de cerca… regresaron al lugar donde se encontraba Oriushi cuidando de kagome y Takashi.
-amo sesshomaru!- dijo Oriushi abriendo los ojos como plato al percibir que Daiki no respiraba.
-Oriushi, trae a Takashi a la mansión; madre, trae a kagome y a Rin; yo necesito llegar a casa inmediatamente con Daiki- dijo el ojidorado convirtiéndose en una esfera de luz y abandonando el lugar.
Debía ir a toda velocidad y regresar a la vida a su pequeño hijo… no podía traer con él a Rin ya que esa velocidad le afectaría…
Minutos más tarde llegó a la mansión, pasó directo a la habitación del niño.
-a.. a.. amo bonito- titubeó Jaken al entrar a la habitación y percatarse de que el niño estaba muerto.
Sesshomaru salió de la habitación y en un santiamén regresó con tenseiga en mano… su corazón palpitaba rápidamente… apretó el agarre en su espada y entrecerró los ojos… vió a los mensajeros del otro mundo y se deshizo de ellos al blandir su espada… unos segundos después... Lentamente el pequeño Daiki abrió los ojos.
-hijo- susurró apretando contra su pecho al pequeño ojidorado.
-padre- susurró en respuesta.
Sentía los latidos de su corazón, el calor de su cuerpo, su respiración… su hijo estaba vivo y él sentía morir de la felicidad pues su fiel espada tenseiga aún funcionaba algo que el ojidorado había empezado a dudar.
-tuve mucho miedo padre- susurró el niño aferrándose a la camisa de su papá.
-miedo?- preguntó el ojidorado esbozando una sonrisa pues su pequeño hijo siempre había demostrado ser muy valiente.
-miedo de no volver a verte- respondió. -de no volver a verlos- corrigió.
-tranquilo, ya estás aquí… tu madre y Rin no tardan en llegar- dijo el ojidorado levantándose de la cama del pequeño.
Media hora después llegaron los demás; kagome aún estaba inconsciente e Irasue la llevó a su habitación.
-Rin, te sucede algo?- preguntó la ojidorada al ver a la pequeña tan callada.
-no abuela, estoy bien- respondió mirando fijamente a su madre. -se va poner bien… Cierto?- preguntó llevando su triste mirada hacia su abuela.
-que le pasó a mi madre- preguntó el pequeño ojidorado entrando a la habitación.
-Daiki, estas bien!- exclamó la pequeña azabache cambiando su semblante.
-hmph… y que esperabas tonta! Yo soy un youkai muy…- decía el pequeño pero fue interrumpido por un cálido abrazo de su hermana.
-tenia tanto miedo Daiki... No lo comprendo, tu estabas muerto- sollozó la niña.
-muerto?- preguntó abriendo los ojos como plato.
-tu padre te ha devuelto la vida con tenseiga- resumió la ojidorada.
El pequeño apretó la mandíbula y los puños con fuerza; era humillante saber que había muerto en manos enemigas y que estaba vivo gracias a la espada de su padre pues eso le daba a entender que todavía era un niño que no podía cuidarse solo... Quizá si podría defenderse de humanos; pero ante un youkai era solo un niño indefenso.
-perdoname Daiki- la voz de su hermana lo hizo salir de sus pensamientos. -no vuelvas a irte así, nos tenías preocupados a todos- dijo deshaciendo el abrazo.
-Rin, si tú supieras usar a la perfección tus poderes espirituales… y un día peleamos… serías capaz de… purificarme... o… o sellarme?- preguntó Daiki.
-sellarte? De donde sacas esa palabra Daiki?- Preguntó sesshomaru entrando a la habitación.
-ese youkai polilla me hizo caer presa de una pesadilla en la cual vi a un hombre muy parecido al inu-youkai que estaba en esa fabrica; sólo que el hombre en mis sueños era un hanyou cabello plateado, ojos dorados… como nosotros… vi a una miko muy parecida a mi madre que le gritó “muere inuyasha” y lanzó una flecha cargada de energía sagrada y lo selló en un árbol… luego apareció Rin, vestida de una forma muy similar a la miko y lanzó una flecha a mi pecho y me…- decía Daiki hasta que fue interrumpido por su padre.
-sandeces!- espetó molesto el peliplateado apretando la mandíbula.
-sesshomaru, ven conmigo; debemos hablar- dijo Irasue posando su mano derecha en el hombro de su hijo.
La ojidorada salió de la habitación seguida de sesshomaru… caminaron en silencio hasta el despacho.
-sabes lo que se te viene encima, cierto?- dijo la ojidorada entrando al despacho. -ese imbécil le mostró a Daiki la forma en que fue sellado el hijo de izayoi- espetó con desprecio sentándose tras el escritorio.
-madre, debemos recuperar la piedra meidou- dijo el estoico ojidorado.
-ese maldito hanyou no puede volver a la vida, te traerá muchos problemas con tu mujer… especialmente si ella se entera de las verdaderas circunstancias de su muerte- la ojidorada se cruzó de piernas y alisó su cabello con sus dedos.
-eso no sucederá, me encargaré de masahiro y recuperaré la piedra; encargarte de traer la semilla de la planta milenaria para Takashi- dijo sesshomaru saliendo del despacho.
Irasue salió por la ventana convertida en una esfera de luz; pues era la única que tenía un campo de hierbas medicinales donde crecía la extraña planta milenaria.
-como sigue Takashi?- preguntó sesshomaru entrando a la habitación del nombrado; Oriushi estaba con él y trataba de limpiar la llaga en su pecho y desinfectar sus ojos.
-amo sesshomaru, Takashi está muy mal… puede perder la vista… necesita con urgencia la semilla de la planta milenaria- respondió Oriushi evidentemente preocupado.
-en unos momentos regresará mi madre con la planta; Oriushi, tendré que salir nuevamente… quiero que te hagas cargo de todo- dijo fijando su mirada en su fiel sirviente.
-claro que si amo, deje todo en mis manos- respondió el mayordomo mirando a los ojos a su interlocutor.
-amo bonito, lady kagome ha despertado!- gritó el viejo sapo entrando a la habitación.
Sesshomaru salió a gran velocidad en dirección a sus aposentos.
-mami, que bueno que estás bien!- exclamó emocionada la pequeña Rin.
-madre- susurró Daiki un tanto avergonzado.
Kagome permanecía en silencio con la mirada perdida en un punto indefinido.
-kagome- la voz del ojidorado llamó la atención de la azabache.
-sesshomaru, acércate por favor… no… no puedo ver nada- sollozó la joven azabache.
-queeee?- dijeron al unisono los niños.
-mierda!- espetó el ojidorado... Suspiró pesadamente y pidió a los niños que salieran de la habitación.
-papito, todo estará bien; cierto?-  preguntó preocupada la pequeña azabache.
-si hija… ahora, vayan a sus habitaciones- dijo tratando de tranquilizar a ambos niños.
-padre, tengo hambre… puedo pedir algo a domicilio; digo, Takashi es el chef y no está en condiciones- dijo el pequeño ojidorado.
-dile a Jaken que se encargue- respondió esbozando una sonrisa.
Ambos niños salieron de la habitación Y Sesshomaru se acercó a su mujer.
-aquí estoy kagome, no tengas miedo… todo estará bien- dijo sacando su celular.
-sessho..maru- susurró y se soltó en llanto.
-calmate, confía en mí- abrazó a su mujer y marcó el número de su madre. -contesta, contesta… madre! Kagome ha despertado, no puede ver; consigue algo que sea de ayuda en estos casos- dijo el ojidorado sumamente preocupado.
*No te preocupes hijo, enseguida mando a buscar algo* respondió la peliplateada al otro lado de la línea.
Sesshomaru cortó la llamada y puso su dedo índice bajo el mentón de su mujer, levantó su rostro y acercó muy lentamente sus labios a los de ella.
-todo estará bien mi amor, no te preocupes- aseguró en un susurro a unos milímetros de los rosados labios femeninos los cuales aprisionó entre los suyos… la azabache dejó de llorar y correspondió al dulce y tierno beso de su amado.
-papito…- dijo Rin entrando a la habitación. -perdon- agregó roja hasta las orejas al ver que había interrumpido… sesshomaru estaba tan entregado a aquel delicioso beso y tan embriagado con el dulce aroma de su hembra que no se percató que la nena se acercaba.
-que pasa Rin?- preguntó kagome al escuchar la voz de su pequeña.
-queria saber si quieren algo de comer… el señor Jaken va pedir un domicilio- respondió sonrojada.
-claro Rin, vamos sesshomaru- dijo sonriente kagome poniéndose de pie… sesshomaru la tomó de la mano y bajaron lentamente hacia el comedor.