CAPÍTULO 20

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#enelpresente2
Capítulo 20
Sus orejitas dieron un tiron al escuchar aquella voz, se quedó frio, su cuerpo pesaba una tonelada, no podía moverse, sus manos sudaban, su corazón palpitaba acelerado, sus labios temblaban, su voz se ahogaba en su garganta, era ella, era kagome la chica con la que no paraba de soñar desde que volvió a la vida y estaba unos metros atrás de él.
La joven se había quedado atónita, escuchaba los latidos de su acelerado corazón como un tambor en sus oídos, estaba pálida, sus manos sudaban, sus piernas temblaban, estaba de pie atrás del peliplateado y había escuchado lo que éste había dicho; estaba más que segura de que aquel hombre no era Masahiro pues Masahiro no conocía el templo además que éste peliplateado tenía orejas de perro sobre su cabeza, era un hanyou y no cualquier hanyou; era Inuyasha.
-ka..gome- pronunció su nombre titubeante mientras giraba hacia ella.
-inu..yasha- susurró la azabache al verle a la cara para luego desmayarse.
El ojidorado corrió y la atrapó antes de que ésta se azotara contra el suelo. La miró detenidamente, si, era ella, era la chica que había conocido hacía 500 años y que estúpidamente dejó separaran de él, era ella, la joven que tantas veces gritó preocupada su nombre durante una batalla, la que después de éstas curaba con esmero sus heridas, la que aguantó más de una vez sus desaires cuando amablemente cocinaba algo y él de malagradecido sólo pedía sus sopas instantaneas, era ella, la chica por la cual logró obtener y manejar al colmillo de acero, la chica que innumerables veces puso su vida en peligro al enfrentarse juntos a grandes monstruos y todo por la confianza plena en que él la protegería, era ella, la mujer a la que había amado en secreto, a la que no pudo decirle nada de lo que sentía y todo por cumplir aquella promesa que le había hecho a Kikyo.
frunció el ceño y sintió su sangre hervir... el sutil aroma de la mujer que tanto amaba y el de su medio hermano se mezclaban... El aroma de sesshomaru estaba presente en ella.
Tenia a tessaiga en el bolsillo de su pantalón y aún así sus ojos dorados se tiñeron de un rojo carmesí, aparecieron un par de marcas en su rostro; estaba a punto de que su sangre de bestia lo dominará por completo, el dolor era insoportable... Cerró los ojos tratando de autodominarse, esa puñalada dolía en el alma, calaba los huesos… Empezó a sollozar y miró nuevamente el rostro de aquella mujer con la que tantas veces soñó y ya no pudo más.
-maldito bastardo!!!- gritó furioso a todo lo que sus pulmones daban.
No pudo contenerse; las lágrimas corrieron libremente por sus mejillas, su corazón se contrajo, un vacío se formó en su estómago... La apretó contra su pecho llorando amargamente, él esperaba haber llegado a tiempo para impedir que su hermano tomara a kagome como pareja, no, ése dolor era insoportable la azabache ahora era la mujer de sesshomaru.
Separó a la joven de su pecho y al mover un poco su blusa; pudo ver claramente la marca en el cuello nívea de la azabache, una perfecta luna menguante.
-te voy a matar, te voy a matar- dijo ahogado en llanto. -te voy a matar maldito bastardo- agregó volviendo a apretar a la joven contra su pecho.
Lloró como no lo había hecho desde que era un niño, lloró con el alma destrozada.
-maldito infeliz como pudiste!- gritó al viento, su corazón estaba deshecho. -por que me odias tanto, yo nunca te hice nada, yo solo me defendía de tus ataques- dijo entre llanto desgarrador.
Se levantó y tomó a la joven entre sus brazos, de un salto llegó hasta la  ventana de la habitación y la abrió... Entró y la colocó cuidadosamente sobre la cama. Ya ahí, buscó el botiquín de primeros auxilios y humedeció un algodón con alcohol para hacerla reaccionar.
Lentamente abrió sus ojos castaños y al enfocar su visión pudo ver al ojidorado quien la veía fijamente; su expresión era completamente diferente a la que ella recordaba... El reflejaba... Tristeza, sus ojos estaban enrojecidos de tanto llorar.
Al verla despertar se giró de espaldas; estaba indignado queria gritarle, quería saber por qué se había entregado a sesshomaru o... No, quizá pudo ser que el muy imbécil había abusado de ella, si, esa era la única explicación lógica que podía encontrar... Por que estaba seguro de que ella jamás se habría fijado en su medio hermano, un tipo frío, despiadado, sin sentimientos, un tipo violento, cruel y con un corazon de hielo, no, el no habría podido enamorarla no a ella, una simple e insignificante humana, no, él odiaba a los humanos, él no conocía de sentimientos, él no conocía el amor... Pero de ser así... Por que demonios la había marcado? Una marca para los youkai es como un acta de matrimonio para los humanos... No, nada tenía sentido.
-inu..yasha?- su desconcierto era natural, hacia 7 años que Jaken le había dicho que Inuyasha había muerto siendo un anciano.
-kagome- respondió fríamente sin voltear a verla, estaba confundido, su cabeza era un caos.
-estas... Vivo- dijo la joven sentándose.
-si- dijo el ojidorado poniéndose de pie, quería irse, ya no quería estar ahí, el dolor que había en su corazón era imposible de disimular y solo quería gritar, llorar para desahogarse y matar a su medio hermano.
-no te vayas- la voz de la joven lo hizo tensar... Que podría decir ella, que podría decirle él... -tenemos que hablar- dijo la azabache poniéndose de pie.
El joven ojidorado estaba tan destruido moralmente que no paraba de pensar en todo lo que se había enterado, odiaba más de lo que nunca había odiado a sesshomaru, está vez no tendría compasión de él... Estaba tan metido en sus pensamientos que no sintió que su medio hermano había llegado pues al terminar sus asuntos en Toyota motors corporation había pasado por Tanaka motors para después de la reunión con los inversionistas norteamericanos llevar a cenar a su mujer pero al llegar a la oficina de la azabache Ishiro le informó que la reunión se había cancelado y que kagome había decidido ir a visitar a su madre; el ojidorado condujo hasta el templo y vió el auto de su mujer pero además vió un Lamborghini Veneno Roadster de color rojo con el maldito olor del hanyou.
Bajó de su Lykan Hipersport y voló siguiendo el aroma de su hembra... La vió de pie en su habitación y el hanyou estaba con ella pero aparentemente él iba de salida.
-no te vayas... Tenemos que hablar- la escuchó decir, su corazón se contrajo; estaba a punto de caerse todo su teatro... Frunció el ceño, sólo esperaba que el imbécil de Inuyasha estuviera tan destrozado al saber que kagome era su mujer y dijera que no había nada de que hablar.
-esta bien- respondió el hanyou y por un segundo el gran lord del oeste sintió su corazón detenerse.
El híbrido estaba a punto de abrir la boca y eso le estaría muy caro al gran lord pues la cantidad de mentiras que había tenido que decir para estar con kagome era algo que ella no pasaría por alto.
-kagome... Antes que nada...- suspiró pesadamente y giró hacia ella. -quiero pedirte perdón- dijo el ojidorado mirando hacia el piso.
Eso era nuevo, Inuyasha pidiendo perdón? Q tanto había cambiado! Ya no era acaso aquel tipo altanero y orgulloso que ella había conocido?
-fui un imbécil, dejé que Kikyo te expulsara del Sengoku yo no hice nada creyendo que era lo mejor para ti, no quería que siguieras faltando a la escuela, no quería que siguieras arriesgando tu vida... Luego de unos días me di cuenta de mi error pues empecé a extrañarte... Podrás decir que soy un patán, que como puedo decir eso si estaba con Kikyo pero es la verdad, te extrañé tanto que todas las noches venía a verte y era tanta mi desesperación que una noche no me di cuenta de que Kikyo me siguió y me vió entrar al pozo... Cuando regresé ella estaba ahí, me sentí mal por ella... Ella me reclamó, me dio una cachetada y creando un campo de energía me lanzó a varios metros del pozo... La ví kagome... Vi como selló el pozo y luego ví como lo destruyó con una descarga de energía sagrada. Ya no podía ir a verte, yo me conformaba con ir a verte, saber que estabas bien y después de eso...- decía el hanyou hasta que la azabache lo interrumpió.
-lo sé... Derrotaron a Naraku y ustedes se casaron y formaron una familia- dijo seria.
-si, Kikyo volvió a ser una mujer de carne y huesos y la perla desapareció; ese fue el deseo... -Perdoname kagome- dijo aún con la mirada fija en el piso.
-olvidalo, no tienes por que pedir perdón- respondió ella con un suspiro profundo. -desde que yo estaba en el Sengoku... tú habías decidido que te quedarías con ella... Además, eso ya pasó hace muchísimo tiempo- dijo esbozando una sonrisa, el hanyou finalmente levantó la cabeza y la miró a los ojos, esos ojos castaños en los que se había perdido tantas veces, ella seguía siendo esa mujer comprensiva que él conoció; vió un poco más abajo... Sus labios rojos se veían tan apetecibles.
Este gesto no pasó desapercibido por el ojidorado que parado sobre el tejado escuchaba la conversación y veía de vez en cuando hacia adentro... Apretó los puños indignado, el degenerado de su hermano estaba deseando a su mujer; podía sentirlo en su aroma.
-tienes razón, eso pasó hace mucho tiempo pero... Quiero decirte algo que nunca te dije... Kagome...- nuevamente la azabache lo interrumpió.
-como es que estas vivo? A mi me dijeron que habías muerto siendo un anciano- ésta pregunta hizo tensar a sesshomaru.
-un anciano? Kagome, soy un híbrido... Tendrían que pasar siglos para que envejezca… Obviamente sesshomaru te mintió- dijo volviendo a clavar su triste mirada en el piso.
-e.. a..- titubeó nerviosa la azabache; se sonrojó al recordar que Inuyasha también tenía un excelente olfato y que probablemente ya sabía que sesshomaru era su pareja.
-ese bastardo te mintió yo no morí de viejo, yo morí...- decía el híbrido hasta que vió entrar por la ventana a su hermano. -sesshomaru!- exclamó con desprecio.
-sesshomaru!- dijo la joven azabache al verlo a unos centímetros de Inuyasha.
-kagome, nos vamos!- la imponente voz de su esposo la hizo tensar.
-no sesshomaru, tú me mentiste y yo quiero saber toda la verdad- dijo firmemente la azabache, el ojidorado mayor entrecerró los ojos; esto se le había salido de las manos.

EN EL PRESENTE 1 Y 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora