CAPÍTULO 35

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#enelpresente2
Capítulo 35
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Sesshomaru y compañía llegaron al hotel Tanaka y sin decir una sola palabra cada quien ocupó la habitación que quiso; los niños se quedaron en el tercer piso mientras que los sirvientes e Irasue se quedaron en la segunda planta; sesshomaru había decidido quedarse con su mujer en el quinto piso para poder tener un poco de privacidad.
Kagome quitó delicadamente la camisa rasgada del ojidorado y se asustó mucho al ver las profundas heridas que tenía desde su hombro hasta la cadera sin dudas era algo muy doloroso.
-por kami!!! Sesshomaru, esto necesita sutura!- dijo la joven muy nerviosa.
-no es necesario- respondió sonriente el ensangrentado lord.
-como dices?- preguntó confundida.
Sesshomaru se miró a si mismo las heridas y estas empezaron a cerrarse, su cuerpo se regeneró en cuestión de segundos.
-esto es... Asombroso- dijo aún incrédula la joven azabache.
-kagome- susurró su nombre mientras se acercaba a ella mordiendo su labio inferior.
-no..no.. Sessho..maru- susurró ella dando dos pasos hacia atrás.
La tomó por la cintura y la pegó a su cuerpo, aspiró su aroma y la levantó, ella enrolló sus piernas alrededor de la cintura del ojidorado y empezaron a besarse con desesperación. Kagome deshizo el beso y lo miró a los ojos.
-no- susurró sonriendo picaramente.
-no?- dijo serio levantando una ceja; la bajó y caminó hacia el cuarto de baño.
Kagome salió de la habitación y entró a otra, entró al baño y se duchó, debía quitarse toda la sangre que llevaba encima.
La ojidorada entró a la habitación de su hijo y éste estaba únicamente con una toalla alrededor de su cintura.
-trajiste lo que te pedí?- preguntó de espaldas a su madre.
-aquí está... Pensé que el desenlace sería otro y que saldrías de aquí usando estas ropas sólo por recordarte a ti mismo el youkai que fuiste- dijo la hermosa ojidorada poniendo una pequeña maleta sobre la cama.
-hmph- soltó en respuesta. -que es esto?- preguntó al abrir la maleta y ver un hermoso kimono de color rojo con flores de sakura en los bordes y una luna menguante bordada al lado izquierdo a la altura del corazón.
-un obsequio para ella, tu padre me lo dió el día en que naciste- respondió girando sobre sus talones y saliendo de la habitación.
Minutos después Sesshomaru entró a la habitación de al lado, kagome estaba sentada sobre la cama envuelta únicamente con una toalla y abrió los ojos como plato al ver entrar al ojidorado; llevaba puesta la indumentaria con la que lo conoció y llevaba en sus manos un extraño kimono.
-ponte esto- ordenó seriamente colocando el kimono sobre la cama.
-por que estás vestido así?- preguntó mirándolo fijamente a los ojos.
-hmph!- fue la respuesta del ojidorado.
-de quien era esto?- preguntó tomando el kimono.
-de mi madre- respondió girando sobre sus talones y saliendo de la habitación.
Kagome se vistió y regreso a la habitación de Sesshomaru pero él no estaba así que salió al jardín y lo vió de pie mirando hacia el cielo.
-sesshomaru- le nombró, el ojidorado giró en pos de ella y la miró detenidamente; estaba bellísima, siempre había deseado verla con uno de esos kimonos, había odiado el uniforme escolar que ella usaba cuando la conoció ya que dejaba poco a la imaginación y su maldito medio hermano se había dado gusto viendo sus largas piernas y un poco más.
-te ves... Preciosa- susurró deleitandose con la visión de su mujer en aquel kimono antiguo pero elegante, digno de la gran lady del oeste.
-gracias- dijo completamente sonrojada.
-por que no quieres...- preguntaba hasta que fué tomado por sorpresa por la joven azabache quien lo abrazó por el cuello y lo besó tiernamente en los labios.
Sesshomaru se elevó lentamente junto con ella y se dirigió hacia un lugar más sólo.
-hacia donde vamos?- preguntó la joven aferrándose a su esposo.
-hace mucho no vengo a Brasil, la última vez todo esto era selva- respondió sin verla.
-entonces?- preguntó nuevamente.
-hmph! Acaso importa el lugar donde vayamos? Estás conmigo, nada malo te pasará- dijo acelerando un poco la velocidad.
-tienes razón mi amor- susurró acurrucandose en el pecho de su esposo, estar así con él, viéndolo nuevamente con esas ropas le hizo recordar el día en que lo conoció y trató de matarla en la tumba del gran Inu No Taisho y ver que tanto había cambiado pues ahora él daría su vida con tal de protegerla a ella o a sus cachorros.
Llegaron al claro de un espeso bosque y el ojidorado descendió lentamente, el lugar era hermoso, cientos de luciérnagas volaban alrededor, el canto de los grillos, el sonido de las corrientes de un rio, el aire fresco que se respiraba, la luz de la luna... Repentinamente el peliplateado sacó un pequeño pañuelo de entre sus ropas y sin previo aviso lo colocó en los ojos de su esposa.
-sesshomaru, que pasa?- preguntó nerviosa, pues por su mente pasó la imagen del ojidorado con sus ojos rojos diciéndole “después me encargaré de ti maldita perra traidora” -sesshomaru por favor- dijo aterrada sintiendo como el ojidorado colocaba unas esposas en sus muñecas.
Sesshomaru sentía en su aroma el pánico de la joven azabache y frunció el entrecejo tratando de entender el porque.
-me temes?- preguntó serio.
-sesshomaru, mi amor por favor, yo no te fui infiel a como tú piensas, te lo juro por nuestros hijos!- exclamó temblando horrorizada.
Sesshomaru sonrió al escucharla pues ella pensaba que él le haría daño.
-shhh!!! Camina- ordenó conteniendo la risa mientras la hacia caminar empujándola suavemente.
-piensas matarme aquí? Sesshomaru eres un traidor, yo confié en ti y ni siquiera me dejas despedirme de los niños; que vas a decirles a ellos eh?- sollozaba muy nerviosa mientras caminaba y el ojidorado quien la llevaba tomada por el brazo la empujaba.
-dije que te calles!- la imponente voz hizo tensar a la joven quien temblaba de miedo.
Sesshomaru sonreía divertido pero sintió su corazón estrujarse al sentir el olor salino de sus lágrimas. Estaba llorando de miedo, esto acabaría pronto así que no prestó mucha atención.
-di tus últimas palabras humana- espetó en un tono frio mientras detenía sus pasos.
-aunque lo nuestro haya terminado de esta manera... Yo te amo Sesshomaru... Te amo y siempre fui solo tuya- confesó ahogada en llanto.
-hmph!- sesshomaru la empujó con un poco de fuerza y la joven lanzó un fuerte grito que hizo espantar a las aves que yacían en los enormes árboles de los alrededores.
Cayó de espaldas sobre algo sumamente suave acaso eso era un colchón? Si, por supuesto, tenía que serlo pero en medio de la selva?
-sesshomaru?- dijo con su respiración entrecortada.
-shhhh... Que pensaste? Que te iba matar? Hmph ni que estuviera loco- le susurró al oído al bajar del borde de un Pedregal de donde había lanzado a la joven azabache.
-sueltame Sesshomaru que está pasando!- reclamó aún muy nerviosa.
Sesshomaru se quitó el Obi y lo ató a la muñeca derecha de kagome, quitó las esposas y pasó la tela detrás de los barrotes de la cama,  haló con fuerza el extremo del Obi haciendo gritar desesperada a la joven, luego ató el otro extremo en la muñeca izquierda.
-eres mia- susurró en el oído de la azabache haciéndola suspirar entrecortado pues con esas dos palabras el miedo se disolvió logrando entender que era lo que el lord pretendía.
-solo tuya- respondió la joven un poco más tranquila.
El ojidorado soltó el nudo que ceñia la cintura en el hermoso kimono rojo y lo abrió; la vista era maravillosa ella no llevaba nada debajo de aquel kimono.
-mia- gruñó al verla expuesta, se deshizo de sus ropas y su estola dejándolas caer al suelo  y subió a la cama donde muy avergonzada y roja hasta las orejas la joven azabache había cerrado las piernas... Sesshomaru acarició lentamente las largas piernas de su hembra haciéndola erizar por completo, ella soltó un gemido sintiendo aquel corrientazo eléctrico recorrer su cuerpo.
La empezó a besar lentamente desde los pies, subiendo hasta sus rodillas, pasó su lengua desde ahí hasta la entrepierna de su esposa haciéndola gemir de placer.
-hazlo!- demandó la joven al sentirlo tan cerca de su sexo.
El peliplateado continuó besándola, subiendo por sus caderas ignorando la petición de su hembra; ella arqueaba su espalda víctima del placer sentía la húmeda lengua de su amado recorrer cada curva de su cuerpo haciéndola desear más y más... Llegó hasta sus senos estaban erectos esperando ser devorados, sintió la lengua del ojidorado en sus endurecidos pezones y no pudo evitar el grave gemido que escapó de su garganta.
Tomó uno de sus redondos senos entre sus manos y el otro en su boca, lamía y daba pequeños mordiscos dejando marcas rojas, acomodó su cabello hacia un lado para continuar su deleite, era maravilloso poder tenerla así nuevamente.
Apretó con sus labios el pezon, lo succionaba demandante mientras acariciaba el otro, cambió y empezó a besar el otro con pasión dando pequeños mordiscos dejándolo igual de rojo que el otro... besó su cuello nívea, recordó la mañana en qué la había marcado como suya y empezó hacer pequeños chupones desde el cuello bajando por su pecho, abdomen hasta llegar a su vientre; la estaba marcando nuevamente pero sin lastimarla.
-ummm hazlo- solicitó en un gemido al sentirlo nuevamente en la zona sur.
Sin pensarla dos veces el ojidorado separó las piernas de su mujer y pasó su lengua por la cálida vagina de su hembra quien a estas alturas estaba bastante húmeda, lamía encantado los fluidos vaginales y sintió su miembro doler en el interior de aquel bóxer negro que llevaba puesto, continuó lamiendo; subía y bajaba desde su clitoris hasta su entrada deleitandose con su aroma y sabor. Ella estaba igual de excitada que él.
-sueltame, quiero hacerlo- demandó ella pero esto le recordó al lord la pesadilla que había tenido y descartó la solicitud de su hembra.
-shhh, este es tu castigo por escapar de casa- respondió el ojidorado mientras se deshacía de la única prenda que le quedaba; se posicionó sobre la joven y entre sus piernas.
La tomó por los tobillos y la hizo subir las piernas a sus hombros.
-no pero- alegaba ella hasta que volvió a escuchar la voz del lord.
-shhh, aguanta- dijo mientras colocaba su erecto pene en la húmeda entrada de la joven, kagome gimió fuertemente al sentir aquel miembro tan grueso empezar a penetrar su vagina.
-Ahg Sessho..Maru!- exclamó excitada sintiendo como éste se abría pasó en su estrechez.
-aguanta- reiteró el ojidorado y ejerció más presión sintiendo como la estrecha vagina de su hembra hacia dolorosa la penetracion... la escuchó gemir mientras hacía un gesto de dolor y se preocupó. -duele?- preguntó.
-un poco pero sigue, no te detengas- estas palabras lo animaron a continuar pues estaba disfrutando muchísimo sentir la calidez y estrechez de su mujer, un poco más y  estaba completamente dentro de ella. -ahg si- gimió mordiendo su labio inferior.
Sesshomaru empezó a embestirla despacio, lentamente, disfrutando cada segundo; veía sus senos moverse al compás de sus embestidas; puso sus manos detrás se las rodillas de la joven e inclinó las piernas de ésta hacia adelante haciendolas quedar sobre su abdomen dejando así más expuesta a la azabache.
-sessho..maru- susurró su nombre sumamente excitada.
-me encanta oír como dices mi nombre cuando hacemos el amor- susurró inclinándose hacia adelante y deslizando todo su miembro en el interior de la joven quien soltó un sonoro gemido, comenzó a embestirla nuevamente pero esta vez más rápido, con fuerza, ambos sudaban a mares a pesar de estar al aire libre.
-sueltame, al menos quítame la venda- solicitó mientras gemía envuelta en el éxtasis del momento.
-quieres verlo? Lo tengo igual que siempre- aseguró mientras la dejaba bajar las piernas.
La desató y quitó la venda.
-me gusta, ver, sentir, tocar, lamer- dijo la joven azabache dispuesta a continuar.
Kagome empujó a sesshomaru sobre la enorme cama y comenzó a acariciar su erecto pene de arriba hacia abajo, mordía su labio mientras miraba como este empezaba a humedecerse; sin previo aviso lo llevó a su boca y empezó a lamer desde la base hasta la punta haciendo gemir al ojidorado quien se aferraba a la sabana disfrutando del placer que le brindaba la azabache, continuó lamiendo e introdujo parte de este a su boca mientras veía complacida los gestos en la cara de su amado.
-te gusta?- preguntó lo que ya era obvio; sesshomaru le recogió el cabello y lo enrolló en una de sus manos ayudándole a continuar con un ritmo que lo hacía suspirar entrecortado.
-oh si, sigue, me encanta- respondió jadeante con su voz ronca y su respiración entrecortada. Kagome continuó succionando y acariciando su jugosa virilidad haciendo gemir constantemente al ojidorado quien ya extrañaba esas noches de pasión. Kagome se incorporó y se deshizo del kimono mientras el ojidorado se deleitaba con la visión de su hembra completamente desnuda la haló de las manos haciéndola caer sobre él y comenzó a devorar sus senos nuevamente.
-mira como me tienes!- exclamó en esos momentos al darse cuenta de los chupones rojos que tenia.
-shhhh, no es nada- respondió dejando sus senos para besarla en los labios, ella no paraba de acariciarle el pene con una de sus manos mientras con la otra se tocaba a si misma estaba ansiosa por sentirlo dentro de ella otra vez.
Haciendo uso de su fuerza superior se levantó junto con ella y la inclinó sobre la cama dejandola sobre sus codos y rodillas y comenzó a lamer frenéticamente, introducía de vez en cuando su lengua en la húmeda entrada y succionaba demandante su clitoris mientras la azabache gemía de placer, empezó a darle nalgadas constantes recordando su sueño mientras continuaba lamiendo y apretaba las nalgas de la joven completamente excitado ella puso su pecho sobre la cama y con su mano derecha tomó la cabeza del ojidorado atrayendolo hacia su sexo para que continuara tan placentero oral.
Lo soltó después de breves segundos y este se colocó de rodillas detrás de ella.
-quedate asi- solicitó mirando las enrojecidas nalgas de su mujer; ella accedió y él agarró su endurecido pene y empezó a penetrarla nuevamente. -aguanta- dijo en un susurro y un fuerte gemido escapó de su garganta, estaba disfrutandola, la tomó por las caderas y empezó a moverse despacio, dando pequeñas estocadas mientras la joven gemia fuertemente delirante de placer. Poco a poco fue incrementando la velocidad e intensidad de las embestidas logrando escuchar el choque de sus cuerpos desnudos y bañados en sudor, el ojidorado gruñia mientras penetraba a su hembra, la había deseado tanto que no pretendía soltarla pronto.
-continua..agh, no te detengas estoy a punto de...- decía kagome y él ojidorado no necesitó más que eso para acelerar el ritmo haciéndola llegar al climax; vió como ella se erizaba completamente, su corazón latía sumamente acelerado su interior se contraia víctima de los espasmos apretando asi su erecto pene. -sessho..maru- suspiró su nombre, no, el no quería que ella sólo lo suspirara ni lo susurrara sino que lo gritara por todo lo alto.
Sacó su virilidad del cálido interior de la azabache y la dejó acomodarse en la cama aún con la respiración agitada; se recostó a su lado y la besó en los labios, pasó su lengua sobre los labios de su amada y ella abrió su boca esperando la invasión del ojidorado éste sonrió y metió su lengua haciendo el beso más pasional… La joven azabache llevó sus manos al cuello de su esposo y enredó sus dedos en la plateada cabellera a la vez que trataba de controlar su respiración, deshizo el beso por falta de aire y el ojidorado no pudo reaccionar hasta que vió como la azabache lo giraba haciéndolo quedar con la espalda contra el colchón y empezó a acariciar su enorme pene de arriba hacia abajo marcando un ritmo más rápido, disfrutaba verla así, agitada, sudada y ver en su rostro esas muecas de asombro y excitación.
-ahg si, más.. rápido- quiso ordenar pero le salió en tono de suplica.
La joven asintió completamente sonrojada y movió su mano sobre esa parte tan intima del ojidorado de manera salvaje, para ella demasiado fuerte, para él increíblemente perfecto. Cerraba sus ojos con fuerza disfrutando del placer que le estaba brindando su esposa hasta que sintió la cálida lengua de la joven sobre él.
Kagome empezó a lamer mientras su mano se movía lentamente de arriba hacia abajo robando suspiros de placer a su compañero; siguió lamiendo, abrió su boca escondiendo sus dientes para succionarlo lentamente con cuidado de no lastimarlo.
El ojidorado gruñó excitado mientras instintivamente mecía su cadera; la joven movió su lengua alrededor de su erecto y enrojecido pene sintiendolo más grande y caliente, sintió como se tensaba y lamió más rápido.
-si no te detienes ahora... me voy a… aaahg- gruñó apretando las sábanas.
-eso es lo que quiero- repuso ella sonrojada.
-no sigas, no, aaaagh- gimió fuertemente al sentir como su esposa aprisionaba su pene con sus labios haciéndolo llegar a un intenso y satisfactorio orgasmo; se había corrido en su boca.
-ummm te extrañé tanto mi amor- susurró mientras se recostaba junto al agitado ojidorado quien aún temblaba.
-eres muy traviesa, te amo mujer, yo también te extrañé- le dió un beso en la frente y la miró fijamente a los ojos, estaba roja hasta las orejas, sus ojos brillaban con la luz de la luna.
-te amo Sesshomaru- dijo ella con una bonita sonrisa en sus labios.
El ojidorado empezó a besar su cuello para luego bajar a sus pechos, adoraba escuchar sus gemidos a la hora de amar, que gimiera su nombre y no el del imbécil de su hermano como en su maldito sueño.
Kagome pasó sus manos a la espalda del ojidorado haciéndolo temblar bajo su tacto esa mujer lo volvía loco no importaba cuantos años llevará con ella, la penetró de nueva cuenta y comenzó a mover sus caderas sin duda esa sería una larga noche de placer; aceleró el ritmo de sus embestidas mientras besaba a la azabache quien gemía sintiendo  como aquel suculento miembro  entraba y salia de su interior causando un placer inimaginable sentía como su vagina se cerraba cuando el ojidorado salia por completo de ella y sentía como se abría cuando él volvía a penetrarla, su pene era bastante grueso y le causaba un roce delirante en su interior, ella se aferraba fuertemente a los brazos del peliplateado quien completamente sudado movía sus caderas en un vaivén alucinante mientras gemía sintiendo como la estrecha vagina de la azabache lo envolvía en su cálido interior.
-me encantan- gruñó mientras besaba frenéticamente sus pechos  y movía sus caderas.
-oh si, sigue así no pares Sesshomaru- gimió mientras movía sus caderas bajo el ojidorado quien la penetraba con fuerza; sus ojos castaños se abrieron con aire de deseo, sus pequeñas manos estaban en el pecho del lord y sus gemidos hacían perder la poca cordura que le quedaba a éste.
Su largo cabello plateado estaba mojado y pegado a su espalda y frente gracias al sudor; las pequeñas gotas caían de la frente del lord en el pecho de la joven quien pedía cada vez más y más.
Se acercó a ella y la escuchó gemir cerca de su oido mientras la besaba y lamía su cuello dejando más marcas rojas sobre su piel.
-sesshomaru… ya no puedo más- gimió, casi gritó haciendo que el ojidorado acelerara sus embestidas él también estaba a punto de correrse nuevamente. Sintio nuevamente como su ya estrecha vagina lo apretaba con fuerza y no pudo contenerse.
-te amo kagome- gruñó vaciando en su interior hasta la última gota de su caliente semen.
-aaahg!!!- gimieron al unisono sintiendo una serie de escalofríos y sensaciones agradables, estaban muy sudados y necesitaban descansar un poco y tomar algo.
Así pasaron toda la noche hasta el amanecer, empapados en sudor, gimiendo el nombre del otro con pasión y deseo como si trataran de recuperar el tiempo perdido.
Los rayos de sol y el canto de las aves locales inundaron aquel claro donde el ojidorado había mandado a ubicar aquella enorme cama del hotel; la azabache abrió los ojos y lo primero que miró fue la preciosa mirada dorada que la observaba embelesado mientras ella dormía.
-buenos días mi lord- susurró ella con una sonrisa.
-buenas tardes mi lady- repuso el ojidorado con una leve sonrisa.
-tarde? Que hora es?- preguntó sentándose de golpe en la cama.
-tranquila, los niños están con mi madre y los sirvientes, no tienes de que preocuparte y respondiendo a tu pregunta según este viejo Rolex es la 1pm- dijo mientras acariciaba con una de sus garras las mejillas rosadas de su hembra. -mia- susurró mirándola fijamente a los labios.
-soy sólo tuya Sesshomaru- repuso la joven, se puso de pie dando la espalda a su esposo y tomó del suelo el hermoso kimono rojo.
-lindo trasero- dijo el ojidorado con una sonrisa ladina, aún tenía las marcas rojas, se veían perfectamente los 5 dedos del ojidorado pintados sobre su piel.
Kagome sonrió roja hasta las orejas y se vistió rápidamente, estaba completamente dolorida como para que el fogoso peliplateado la tomara nuevamente.
-tranquila, yo también estoy exhausto- dijo sonriente mientras se ponía de pie y se colocaba sus ropas.
Habiéndose vestido los dos, el ojidorado prendió fuego a la cama.
-por que haces eso?- preguntó confundida la joven azabache.
-tiene nuestros aromas, a los hoteles no sólo llegan humanos, también llegan youkai y no voy a permitir que nadie disfrute de tu aroma tu eres sólo mía y eso está reservado únicamente para mí- fué la respuesta del ojidorado, tomó su estola y se la colocó en el hombro derecho. -vámonos mi amor- dijo brindándole su mano a la azabache quien la tomó gustosa y se fueron volando de regreso al hotel.









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