- Eeh,sí, sí fui yo- hablé nerviosa, joder, me iba a dar un infarto.
-Tranquila, perdón por lo que dijo mi amigo,suele comportarse como un idiota- dijo y se rascó la nuca.
No tenía ni idea de que hacer, estaba encerrada con un tipo que en un futuro sería mi esposo y él no tenía ni idea de quién era yo, sólo que había chocado con él en el colegio.
-Supongo que deberíamos revisar si hay una puerta de emergencia.
El vestíbulo era grande, había varios cubículos pequeños con un espejo grande, donde podías cambiarte sin que nadie te viera, al final se encontraba la puerta de emergencia.
-Mira, ahí está- le dije yo.
Caminamos hasta la puerta, al momento de querer abrirla no funcionó, no se podía, necesitábamos una maldita llave.
-¿Ahora que haremos?- preguntó, se veía angustiado y aún se oía gritos de chicas afuera.
Yo iba hablar pero me interrumpió y dijo:
- Tengo una idea, aquí hay ropa y no necesitamos salir y tomarla, ¿cierto?.
-Cierto, pero, ¿ qué hay con eso?.
El simplemente sonrío y yo moría lentamente.
-Bien, te voy a modelar la ropa que hay aquí pero con la condición de que tu lo harás también- dijo con tono de burla.
-Nono, no creo que sea posible, probablemente ni siquiera hay ropa de mi talla aquí dentro.
-Claro que sí, ven, vamos a buscarla-dijo y tomó de mi brazo para ir a buscar ropa en una mesa que estaba dentro de los vestíbulos.
Efectivamente,encontramos ropa de mi talla. Era una blusa corta de mangas cortas y una falda azul que parecía combinar a la perfección.
-Te lo dije, ve y siéntate, yo me cambiaré primero- hice lo que dijo.
En la entrada había una pequeña salita en donde se encontraba una mesita y dos sillones pequeños alrededor.
10 minutos más tarde él príncipe seguía metido en el cubículo cambiándose.-Por Dios, ojalá te apresures, eres peor que una mujer- le dije y en ese mismo instante él salió.
Al fin.
-¿Y?, ¿cómo me veo?- dijo poniendo su mano en su cintura.
-Te ves preciosa- dije sin poder dejar de reír.
Tenía puesto un vestido con un gran escote en la espalda y corto de color violeta y unos tacones plateados, no tenía ni idea de donde lo sacó.
-Ya, ya basta de burlas, sigues tu- dijo y caminó perfectamente hacía mi.
-¿Cómo puedes andar en esas cosas?-dije impresionada.
-Es algo que no te incumbe, preciosa- al momento en que terminó de decir eso me empujó al cubículo y me aventó con la ropa en la cara.
Mientras me cambiaba pensaba en todo lo malo que pasaría cuando el príncipe supiera, no sabía ni en que momento le dirían, sentía demasiada presión sobre mi,quería decírselo.
-Oye,toma estos tacones-dijo y los pasó por debajo de la puerta, ya qué por ahí cabían.
Eran lindos, color azul como falda. Terminé de cambiarme, no sabían andar del todo bien con los tacones pero aún así me los coloqué.
-Estoy lista- le dije y salí de ahí, no me sentía del todo cómoda vestida de esa forma.
-Te ves hermosa- dijo y caminó nuevamente hacía mi.
Sentía cada vez más presión por decirle que sería yo su futura esposa. Tenía nervios de que se acercará más a mi. decidí dar la vuelta para meterme de nuevo al cubículo antes de qué estuviera frente a mi.
Lamentablemente mi pie se dobló y él me atrapó antes de que llegara al suelo.
Quedamos cara a cara, la presión fue más fuerte y lo solté, se lo dije.-Soy tu futura esposa.
La había liado y bastante feo.
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Casada con él príncipe.
Teen FictionRompiendo con los clichés. •Entre cuentos de realeza #1•