~Narra Chace~.
Me encontraba recostado en el pasto del patio, a mi lado estaba Lía, mirábamos las estrellas.
-¿Chace?- habló Lía y la miré.
-¿Pasa algo, linda?- sus ojos se veían cansados, eran aproximadamente las 8:40 p.m.
-Sí, ¿por qué ya no he visto a Eleonor?, ¿no se supone se casarían?- me miró con tristeza.
Sabía que a mi hermana le agradaba la idea de tener a alguien con quien convivir y Eleonor le había caído bien.
-La miré hace poco, pero ella ya no me quiere más en su vida y lo entiendo, hice cosas malas, así que es momento de alejarme- miré de nuevo el cielo estrellado.
-Pero no te quiere a ti, ¿por qué no viene a verme?, puedes irte de casa cuando ella venga- preguntó inocente.
Pensé las cosas y sabía que mi pequeña hermana la extrañaba, le tomó cariño en muy poco tiempo.
-Hablaré con ella, ¿okey?- sacudí su cabello.
-Sí, ¿no podemos visitarla?- rayos, ella no sabía que Eleonor se había ido.
-Mira, Eleonor no está aquí, se mudó, pero ya veré la forma- la abracé.
Lía era una niña muy linda, siempre tan dulce e inocente, tenía que ver la forma en que ellas pudieran comunicarse, entonces una idea surgió.
¡Nicky!, ella era la única persona que tenía contacto con Eleonor. En realidad quería hablar también yo con ella, pensé mejor las cosas, entendí que la dañé de la peor forma. No quería hacerla sufrir o quedarme con ella, sólo quería su perdón.
Entendí que debía dejarla, entendí que debía soltarla pero necesitaba su perdón.~Narra Eleonor~.
Había salido ya de clases y me encontraba en mi casa. Estaba muy feliz, hoy Matías vendría a mi casa por la noche y cenaríamos juntos.
Nunca había estado tanto tiempo conviviendo con un chico, no me era muy agradable, pero él en verdad cambiaba mi forma de pensar. Era un chico lindo, inteligente, deportista, guapo, alto y lo más importante de todo: él me quería.
Mi celular vibró, avisando una videollamada de mi hermosa amiga Nicky.
-Hola, chicaaaa- se veía muy emocionada.
-Holaa, teníamos rato sin llamar, ¿por qué tanta emoción?- sus ojos brillaban.
-Bien, primero quiero que me cuentes qué tal te ha ido- me sonrió coqueta.
-Pues, he tenido dos citas con Matías y de verdad es un amor, aunque Chace llegó ayer y arruinó todo, no tengo ni idea de como rayos llegó aquí- ella seguía muy emocionada, así que entonces miré el por qué- espera...¡¿ES UN ANILLO DE COMPROMISO?!- jodeeer, estaba muy emocionada por ella.
-¡SIII!, Max me pidió matrimonio ayer, ya casi terminamos la carrera así que nos casaremos pronto- comenzó a llorar.
Nunca había mirado a Nicky tan emocionada, sus ojos tenían un brillo especial.
-De verdad me alegro, estoy muy feliz por ti, espero Max sepa cuidarte, en serio eres una grandiosa chica- de verdad me emocionaba que ellos por fin pudieran formar una familia.
Se veía como se amaban y yo esperaba que algún día eso me sucediese a mí.
-Bien dicen que lo que es para ti, volverá así pasen años- en cierto modo tenía razón, pues las cosas por algo pasaban.
Creía en que el tiempo cambia a las personas, quizá las hace mejores o peores y yo esperaba que me cambiara para bien.
Terminé la llamada con Nicky, dijo que ella ni siquiera había dirigido palabra alguna con Chace. Probablemente chantajeó a alguien para que le dijera.
Miré la hora, 5:50 y Matías llegaría a las 7:00, pero conociéndolo, seguro llegaba a las 6:30, así que debía darme una ducha rápida.
Después de 15 minutos ya estaba totalmente lista, vestida con pantalón mezclilla, una camisa de Harry Styles y unas vans azules. Tan combinada como siempre.
Sonó el timbre, abrí la puerta pensando que era Matías, pero me encontré con la persona menos esperada.-¿Colleen?, ¿qué haces aquí?- ni tenía idea de como rayos había dado con mi casa.
-Hola, ¿puedo pasar?, Chace me dijo tú dirección- sonrió.
-Claro, ¿Chace?, ¿qué Chace?- por favor que no sea quién estoy pensando.
-Chace O'brien, el príncipe, sabes que lo conoces bien- alzó los hombros.
-¿Y tú qué quieres aquí?- en serio no tenía ni idea de que rayos hacía aquí.
-Dijiste que me enseñarías a dibujar y que cuando quisiera te avisara- Dios, era cierto, el día que estábamos en clase el me lo pidió y yo acepté como si nada.
-Rayos, pero hoy no puedo, ¿puede ser otro día?- me miro desafiante.
-¿Por qué?- entonces el timbre de nuevo sonó.
Mierda, Matías, ¡esto era una maldición!, ellos se odiaban.
-Hola, cariño- le dije en cuanto abrí la puerta.
Mis nervios me traicionaron y por eso el apodo.-Hola, princesita, ¿puedo pasar?- me dio un beso, sí, en la boca.
Vaya confianzita.
-No- interrumpió Jonathan Colleen.
-¿Qué mierda haces aquí?-su semblante cambió.
Yo sólo los miraba.
-Pues vine a ver a mi amiga, me enseñará a dibujar- que facilidad de decir las cosas como si nada.
-Sí, sólo que le pedí que viniera otro día- miré a Jonathan y me quité de la puerta para que saliera.
-Bien, otro día será- me guiñó.
Joder, alguien quería pelear.
-Lo siento, Matías, no tenía idea de que vendría- estaba apenada.
-Tranquila, bonita, ¿ahora sí puedo pasar?- rió.
Era el primer chico que conocía que cuando se molestaba no mandaba a la mierda a todos.
Pasamos, y Matías puso la bolsa que traía en la mesa.
Sacó las cosas, eran tortillas de maíz, papás y carne, ya me había preguntado si tenía verdura en casa, así que por eso no la compró.Sacó también un refresco que no tenía ni idea de que era.
-¿Qué cocinarás para mí?- me recargue en el mesón.
-Tacos dorados, son lo más rico del mundo- dijo en tono arrogante.
Yo sólo reí mientras lo miraba preparar todo. Se veía tan lindo cocinando. Y por un momento me puse a pensar si llegaría a algo con él.
Matías era una persona muy linda, me trataba bien, tenía amigas pero respetaba el que estuviera saliendo conmigo. Me sentía amada por primera vez.
Después de 20 minutos en silencio, el terminó.
-Listo- puso los tacos en un recipiente, en otro verdura y crema.
Todo se veía muy rico, me sirvió cuatro a mi e igual a él.
Dí la primera mordida y ¡oh, de verdad cocinaba de maravilla!.-Joder, casate conmigo y cociname todos los días- le dije inconscientemente.
-Cuando quieras, preciosa- me guiñó.
Así pasamos la noche, comiendo y hablando de cualquier tontería, el refresco era de mi bebida favorita, de postre sacó la nieve de oreo del refrigerador, ni siquiera sabía que estaba ahí.
En ocasiones, el tomaba mi mano y la besaba o se acercaba a darme besos en la frente.Matías me estaba enamorando.
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Casada con él príncipe.
Teen FictionRompiendo con los clichés. •Entre cuentos de realeza #1•