~Eleonor~.
Desperté asustada por los golpes tan insistentes en mi puerta, me levanté, me puse mis zapatos y caminé a la puerta mientras quitaba la baba de mis mejillas.
Abrí la puerta. Matías estaba ahí.
-Oh, joder, ¿estabas dormida?, ¿estás bien?, ¿estuviste llorando?- me llenó de preguntas, mientras tocaba mi frente y toda mi cara.
-Estoy bien, me quedé dormida cuando Jonathan se fue- sonreí como si nada hubiese pasado.
-Rayos, estaba muy preocupado por ti, dijiste que llamarías cuando Jonathan llegara o cuando nos fuéramos a la fiesta, te llamé muchas veces y no contestabas, por eso vine- sus ojos transmitían su preocupación.
Lo abracé y las ganas de llorar me invadían, ¿por qué Matías era tan bueno conmigo?.
-De verdad estoy bien, lo siento mucho, se me olvidó avisarte- decía en su oído.
-No pasa nada, ahora sé que estás bien y me quedo más tranquilo- me separé de él y pude mirar su sonrisa.
Su sonrisa me daba vida, en serio era bastante linda y brillante.
-Pasa, iré a lavarme la cara- caminé al baño, escuché como cerró la puerta de la entrada.
Aproveché y también lavé mis dientes.
-Oye Ele, ¿qué le sucedió al sofá?, tiene una gran mancha de pintura- abrí los ojos y quise morir al recordar eso.
-Oh cierto, Jonathan por accidente la empujó con su brazo- intenté no ponerme nerviosa.
-Está bien, ¿entonces iremos a la fiesta?- en su voz había duda, pero no por la fiesta si no por la mancha.
-Claro, ¿qué hora es?- ni siquiera sabía que hora era.
-Pues, son las 9- salí del baño.
-Mm, me ducharé rápido- dije mientras corría a mi habitación.
Busqué ropa y entré al baño.
~Matías~
Ahora estaba más calmado, pero realmente no sentía que ella me había dicho la verdad. Había estado llorando y lo sé, más le valía al idiota de Jonathan no haberle hecho algo.
Eleonor no merecía que nadie ni nada la lastimara, merecía un momento de paz. A veces soñaba con ser yo el que cuide siempre de ella, ser yo al que ame ante todo.
Tenía la idea de que a Jonathan quizá le podría gustar ella, no lo culpaba, iba a luchar por Eleonor siempre, pero si ella elige a alguien más yo sabría aceptarlo.
Quería conocerla más a fondo, sus miedos, sus pasiones, su música favorita. Quería que ella confiara en mí, pues nunca la iba a defraudar.-Estoy lista- interrumpió mis pensamientos.
Estaba ahí, delante de mí, mientras yo la miraba como un idiota enamorado.
Siempre se miraba tan resplandeciente, el sol debería de guardar sus pinceles, pues ella era más perfecta que sus paisajes.-¡Hey!, ¿tan mal me veo?- se rió.
-¡Te ves preciosaaaa!- pude notar como se sonrojó.
Llevaba un pantalón negro, alto, sus vans, una blusa de mangas largas color vino con escote de corazón.
¿Por qué algo tan sencillo ella lo hacía ver lo más hermoso del mundo?. Sí que me estaba enamorando.
-Ay, gracias, tú también te ves muy bien- me dió un beso en la mejilla.
¡Dios!, en serio me tenía loco.
-Gracias, princesa, es hora de irnos- tomé su mano y salimos.
Le abrí la puerta del coche y esperé que se subiera para cerrarla. Si soy sincero, nunca lo había hecho por alguien más, nunca me había sentido tan atraído por alguien.
Pero llegó ella, con sus hermosos ojos que brillan más que la luna, transmiten tanta calma y amor, ella es simplemente especial.
~Eleonor~.
De verdad el coche de Matías olía tan rico como él.
Pero dentro de mí, aún me sentía mal, quería quedarme en casa. No me sentía tan bonita como él decía.-Llegamos, peque- dijo 10 min después.
La casa de Natty era bastante grande, la música se escuchaba hasta afuera. Estaba segura que ésta sería una típica fiesta de adolescentes, en esas que terminan vomitando, en lugares que ni siquiera reconocen.
-Vamos dentro- abrió la puerta del coche para que saliera y me dió su mano. Entramos sin necesidad de tocar el timbre, pues la puerta se encontraba entre abierta.
Miré alrededor y efectivamente, habían muchos chicos bailando con chicas, chicos con chicos y chicas con chicas. Todos se miraban borracho, otros ni siquiera estaba concientes y apenas eran las 10 y cacho de la noche.
-¡Creí que no vendrías!- me provocó un susto Natty, se notaba que ella no había estado bebiendo tanto.
-Lo siento, un pequeño percance- le dí un beso en la mejilla.
-Chicas, voy por algo de tomar, ¿quieren algo?- habló Matías.
Ambas negamos. No era de las chicas que salían a fiestas y mucho menos bebía.
Estuvimos Natty y yo un rato hablando, después bailamos, pude ver a Jonathan subir a una habitación con una chica, ¿qué no se supone tenía novia?. Bueno, vergüenza me debería de dar a mi que casi lo besé.
Matías no había vuelto, me preocupé y le dije a Natty que lo buscaría. Ella se quedó con un chico riendo como loca.
Después de varios minutos buscándolo por fin lo había encontrado. Estaba con una chica, ambos estaban tomados.
Los ojos de la chica eran totalmente de lujuría, se veían bastante dilatados, la luz de la luna los acogía a ambos. Entonces pasó, lo tomó del cuello y lo besó.
Esperé a que pasara como las películas, de nuevo, que él se alejara.Sentía como las lágrimas corrían por mis mejillas, Dios, no de nuevo. Por favor, que él se aleje.
Estaba apunto de rezar para que se alejara, yo sentía como mi respiración comenzaba agitarse, de nuevo esa opresión en el pecho. Otra vez esas ganas de salir corriendo.Él sólo estaba ahí, dejando que ella lo besara, por alguna razón se encontraba inmóvil.
Y lo hizo.
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Casada con él príncipe.
Teen FictionRompiendo con los clichés. •Entre cuentos de realeza #1•